El Científico

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Te podría preguntar cualquier cosa: sé que lo sabes todo. Sé que podría hacerte preguntas de ciencia y progreso, de eso que pocos entienden. Podría buscar la verdad en tu mente, pero ninguna de esas preguntas vale la pena. Ninguna respuesta pesa más que la que carga mi corazón. Podría tratar de adivinarla, como tú adivinas en números y figuras. Pero, como siempre, el que tiene la ciencia para saber la verdad eres tú.

Mi primera memoria de tí es cuando te conocí. Eras toda una persona de ciencia. Me maravillaste con los secretos del universo que nunca pude conocer. Yo perseguí respuestas sobre el bien y el mal, cuando tú podías dibujar al universo con tus manos. Siempre he admitido que, cuando te conocí, cargué con tanta envidia. Yo no podía creer que alguien pudiera entender tantas cosas... que pudiera ver el mundo tan claramente. Parecía que tú llevabas siglos en la tierra, y yo sentía que apenas abría los ojos. Sin embargo, cuando la envidia se volvió admiración, comencé a entender que tu inteligencia era evidencia de aquello que te hace especial: tu ves el mundo con otros ojos y sabes verdades que nadie más conoce. 

Tu siempre ayudaste a otros a ver el mundo como tú. Me sentaste por las noches a ver las estrellas, y por los días, me explicabas cómo las matemáticas conocían lo invisible. Me enseñaste de galaxias y agujeros negros, y también de valentía y generosidad. Me enseñaste el valor de la amistad. Comencé a ver el mundo con tus ojos, como un mundo que necesitaba su luz un poco más brillante. Tu mente sabe de ciencia, pero también de verdades más grandes. Tú me enseñaste a recuperar mi propia luz para brillar sobre otros. Me ayudaste a no perder mi luz para siempre cuando estaba a punto de morir. 

Un científico ve al mundo con ojos especiales. Un científico usa sus descubrimientos para ayudar a otros. Tú eras ese científico que llegó a mi vida a enseñarme a ver las cosas diferentes. Tú me diste las verdades que buscaba. Y hoy... hoy no es así. Te podría hacer preguntas de ciencia para responder preguntas vacías. Ya no veo que tú investigues este mundo que te necesita... tal vez ya no lo quieres ayudar. Ya no veo que te llene mirar a las estrellas. Ya no veo que te guste soñar. 

Te tengo una pregunta científico, una verdad que necesitaba escuchar. No me importan tus cálculos ya. No me importa qué hay más allá del cielo. Tal vez, ni siquiera tú puedas responderla. Y esto es porque ahora tú sabes de ciencia, pero ya no sabes de verdad.  

Te comparto esta memoria. Cuando te conocí, supe que eras especial. Sabía que ves al mundo con otros ojos. Tú lo veías en colores, cuando yo lo veía en blanco y negro. Ahora... me dices que lo vuelves a ver monocromático. Ves al mundo en el fondo de una botella, en el fondo de tu billetera. Yo mismo te veo en blanco y negro. Perdiste tu manera de ver al mundo. Por eso, quiero darte esta memoria, para que vuelvas al tiempo en el que tú eras este científico. 

Recupera la verdad perdida en el tiempo.


-P.

Una Mejor Suerte - Volumen VIIIWhere stories live. Discover now