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La primera pareja del día se formó en medio de la clase de música: Los violinistas debían de estar practicando la canción para presentar el día del festival de primavera, pero en vez de ello; comenzaron a tocar una canción desconocida para el castaño donde salió un chico de la nada a declararle su amor a una de las vocalistas.


La chica sorprendida no daba más del llanto y luego de aceptar ser la novia del muchacho, todo el mundo aplaudió felizmente por la pareja, incluyendo a Jeongin. Y obviamente el momento más esperados por todos se dio a la luz cuando, luego de comerse la boca frente a los necesitados, la muchacha se giró y le agradeció a Jeongin por ayudarla con el chico que le gustaba.


—¡Inie, si no fuera porque te conte que lo amaba, esto nunca habría sucedido!


—¡Tres hurras por Yang, nuestro cupido!


La verdad que comenzaba a hartarse de la atención. La feliz pareja estaban frente a ellos y solo les importaba el pequeño castaño de baja estatura que apenas lograba dejar de sonreír.


Las palabras de Chan volvieron a su mente una vez más, recordándole por qué seguía estando soltero si al final de cuentas él también estaba flechado por un chico. Mas así era la línea de la vida, a cupido nadie lo quiere, solo sirve para que otros se quieran. Y con esa idea terminó de ensayar y corrió a ver los pocos minutos que quedaban al club de teatro. Le gustaba demasiado ver a Hwang ser él mismo sobre el escenario, tal vez solo le gustaba ver a Hwang y ya.


¿Para qué quiero tener el don del amor si no puedo hacer que el chico que me gusta se de vuelta para mirarme?


Jeongin lo miraba todo el tiempo, esperando que el pelinegro compañero suyo también tuviera intenciones de mirarlo. Mas siempre caía la casualidad de estar concentrado en otra cosa y nunca en él. Jeongin soñaba que alguna vez en su vida, este pudiera empezar una conversación y no que él fuera quien se acercara a preguntarle cómo le iba en el día.


Cuando llegó al salón de eventos, vio lo que se podía considerar el ser más bello para su vida sobre el escenario interpretando de forma cómica a un rey. Su corona dorada como único elemento del vestuario se caía constantemente por ser demasiado grande para él. A Jeongin le causaba ternura que tapara sus ojitos y él con una sonrisa tímida volviera a levantarla.


Finalmente el ensayo terminó. Y como todas las veces que iba a verlo, intentó acercarse. Claro que intentó, porque a los pocos segundos estaba siendo acorralado por ese chico extraño amigo de Hyunjin.


—¿Hola? —saludó dudoso.


—Tengo que hablar contigo —afirmó el alto.


—¿Sobre...?


—Me gusta alguien.


Y allí vamos otras vez...


—Mira, sé que en parte es lindo creer que soy un ángel bebé en pañales con un arco tirando flechas al azar disfrazado de humano, pero te aseguro que por más que me digas quien te gusta, esa persona no va a llegar y proponerte ser felices para siempre si no gusta de ti también. Todo lo que sabes de mí es pura casualidad ¿Bien? —intentaba apresurar las cosas, porque podía ver desde su lugar a Hyunjin guardando algunos libros en su mochilas sin esperar a su amigo. No quería perderlo sin al menos lograr algún intercambio de palabras.


—Me gusta Lee Minho —confesó en un susurró el mayor —, me gusta desde hace tiempo pero él parece vivir en su nube de pedo y no me registra más que como el chico que actúa como su sirviente en la obra.


—Wow, la verdad te felicito y espero que se te cumpla tu deseo ¿Ahora me dejas ir?


—Pero ¿Así funciona? —Seungmin no estaba del todo seguro si las cosas debían de ser así de sencillas —¿No hay que decir algunas palabras mágicas o ritual satánico para que también me ame? ¡Tú eres el que sabe aquí, di algo!


Hyunjin buscó a sus alrededores a su amigo, y cuando los ojos de este y los de Jeongin se conectaron, Hyunjin por poco no muere de un infarto. Odiaba tanto cruzar miradas con el bonito que alegraba su mundo. Seungmin probablemente le estaría confesando sus sentimientos hacia Lee Minho, no quería interrumpir el ritual amoroso de su amigo, pero ansiaba que el castaño se acercara para preguntarle cómo le fue en el día, la habitual pregunta que siempre terminaba por hacerle.


—Seungmin, te-te veo afuera cuando termines... —murmuró apenado. Jeongin quería gritar que no, que no se fuera porque quería pasar tiempo a su lado. Pero dos cosas se lo impedían, el amigo de su enamorado, y su timidez ¿Cómo iba a decirle que quería hablar con él porque no podía pasar el día tranquilo sin escuchar su bonita voz?


—Adiós, Hyunjin... —susurró el castaño triste cuando el pelinegro abandonó la sala.


Seungmin observó la enorme puerta por donde se había escapado el azabache y luego al chico bajito castaño que no quitaba su mirada de la puerta y la primera lamparita sobre su cabecita se encendió ¿Qué tan malo llegaría a ser si él actuaba como el cupido de su mejor amigo?


—Jeongin, tengo otra declaración que no me pertenece...


—Solo dila... Total ya no tengo nada que hacer aquí —contestó intentando que su sonrisa no demostrara su infelicidad.


—A mi amigo le gusta un chico.


—¿Quién es tu amigo? Igual no me digas, se supone que es un secreto que te confió tu amigo, no deberías de-


—A Hyunjin le gusta un chico pero es demasiado tímido como para decírselo... ¿Puedes ayudarlo?


¿Le estaba pidiendo que ayudara al amor de su vida a conquistar a otra persona? Quizá no era aquello lo peor, mas bien el hecho de que Jeongin planeaba ayudar a toda costa a su lindo azabache de gran altura. Si terminaba herido no importaba, porque a cupido nadie lo quería, entonces mejor arriesgar a que el chico fuera feliz queriendo a alguien.


—¿Puedo ayudarlo?


—¡Claro! Porque ese chico eres tú.


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A cupido nadie lo quiere  [Hyunin]Where stories live. Discover now