Capítulo veinticinco

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Era un día perfecto, Dylan estaba en calma y todo a su alrededor eran tan tranquilo, pero claramente no duró más de dos segundos, debido a que Terri había aparecido justo detras de él

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Era un día perfecto, Dylan estaba en calma y todo a su alrededor eran tan tranquilo, pero claramente no duró más de dos segundos, debido a que Terri había aparecido justo detras de él.

—Buenos días— saludó mientras lo examinaba con la mirada—¡¿No estas preparado?!— le gritó y esa pequeña acción logró crear una conexión en el cerebro de Dylan.

—¡Hoy es el proyecto final!— gritó y empezó a correr por todo su departamento.

—Dylan—habló—Dylan—volvió a llamar—¡Dylan!— le gritó, logrando llamar la atención de amigo—vamos a terminar el trabajo— aviso antes de chasquear los dedos.

—¿Pero por qué me vistes tan horrible?— se quejó mientras se acomodaba la ropa "más a su estilo".

—Tenemos que irnos, trae todo el proyecto— ordenó mientras se acercaba a buscar las carpetas.

—Eso es lo que quería decirte. No termine de ordenar porque paso algo— dijo bajito, pero aun así su mejor amigo lo escuchó.

—Te mataría, pero me agradas demasiado— comentó.

—Además, yo soy más fuerte— informó Dylan—¡Ya tengo las hojas, vamos!—le gritó.

—Vamos—

Ambos amigos aparecieron en la universidad cansados y jadeando, los dos estaban tan preocupados por su trabajo que se olvidaron de usar sus habilidades, una vez en la universidad, ambos chicos estaban corriendo, escribiendo y ordenando todas las hojas. En total fueron trescientas hojas, un trabajo que reflejaba la conexión de cada una de las cátedras a los largo de toda su carrera universitaria, era algo exagerado, según todos los estudiantes, pero para ellos era algo medianamente fácil, a pesar de estar estresados y con un sentimientos de cansancio casi inhumano, lograron no solo entregar su trabajo en tiempo, además lo defendieron frente a un tribunal con cada jefe de cátedra de la carrera. Ambos amigos lograron enorgullecer a todos sus profesores y también a la universidad como institución.

Cuando salieron, ambos estaban verdaderamente cansados y caminaron a la par, hasta un banco para poder sentarse y descansar un poco, y Dylan no dudo en recostarse contra Terri suspirando.

—Odio existir— suspiró.

—Lo se, yo igual— comentó Terri mientras cerraba los ojos.

—¿Cómo se atreve a preguntar todas esas cosas? Y lo peor fue ¿De dónde sacaron esa información?— comentó enojado—¡Pues de su clase señora, de dónde más, si no es de su clase!—contestó con sarcasmo, y antes de que pudiera seguir quejándose, sintió los dedos de su amigo acariciar su cabello.

—Calmate, mejor solo piensa en el hecho de que en una semana nos graduamos, y cómo será nuestra última noche, debemos hacer algo especial— comentó con una sonrisa— ¿Qué se te ocurre?— preguntó quitando su mano.

El Plan inefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora