Capítulo 13

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Como no hubo actualizaciones, les traigo un pequeño maratón, para no dejarlos con la duda de quién es la persona que le habla a Mila.... 

Bye sexys lectores, y espero que hay tenido bonitas fiestas, disfrutado de la compañía, y sobre todo comida. 

voten y comenten si les gusto y a ver que opinan del nuevo personaje. 

Capítulo 13

ATENCIÓN

EN ESTE CAPÍTULO MILA PASA POR UNAS CIRCUNSTANCIAS CRÍTICAS, ESTO ES MERAMENTE FICCIÓN, Y LA DESCRIPCIÓN DEL ATAQUE DE PÁNICO, ESTÁ BASADO EN MI EXPERIENCIA, A DIFERENCIA QUE A MI ME HICIERON REACCIONAR CON UNA CACHETADA °-°

Mila salía de la tienda dos horas después, ya era casi la hora de cerrar, y se dirigía a su auto cuando una voz la detuvo llamándola por su nombre.

- Mila Hart, mira y yo que pensé que ya eras un fantasma. – Mila apretó su bolso para evitar el temblor en sus manos. – Pero si estás más que viva, una lástima.

Mila se negó a voltear a ver a esa persona que en sus sueños tenía rostro de un monstruo. No quería verla, no quería hacer real el encontrarla ahí, después del mejor día que había tenido en mucho tiempo.

- Pero si estás sorda. – Escucho unos tacones acercarse y su cuerpo comenzó a temblar. – y yo que pensé que nunca te volvería a ver por estos lugares.

Mila sabía a qué se refería, ella misma se había encargado de matar sus sueños, de golpear su orgullo, su dignidad, su pasión por lo que hacía y su autoestima. Mila pidió, rogó por que fuera una broma, un mal chiste, una alucinación, pero cuando los tacones la rodearon y frente ella se mostró el rostro de su judas, la sangre se le congeló, quería cerrar los ojos, apartarla de su vista pero no podía, no podía hacer que su cuerpo reaccionara. Estaba frente a ella el demonio de su pasado, René Dove. Conspiradora en su caída laboral y de su vida.

- Pero mira nada más, sigues igual que antes. Ugg, igual de flaca e insípida. – Mila sentía el temblor en su mandíbula, el frío en sus extremidades y el hormigueo en su cuello. Estaba conteniendo todo, estaba intentado no caer, pero era demasiado difícil teniendo a esa mujer frente a ella, diciendo cuan descargable le parecía. – Siempre tan mojigata y mustia. Y con un muy mal gusto. – Los tacones la siguieron bordeando.

Para, para, aléjate de mí. Suplicaba en silencio.

Si tan solo pudiera reunir fuerzas para ir al auto y refugiarse ahí. Apretó los puños en su bolso, ella podía caminar, podía recorrer la distancia, eran pocos metros, solo tenía que hacer que sus piernas reaccionaran. Se obligó a respirar, a tomar conciencia de su cuerpo, tardó, pero lo logró, cuando dio el primer paso, se sintió como bambi aprendiendo a caminar, pero le siguieron otros más firmes, más seguros y se alejó casi a trompicones del monstruo. Pudo escuchar que le gritaba algo, con coraje pero no pudo entender nada, estaba concentrada en salir de ahí.

En cuanto llego al auto, agradeció a la tecnología de no tener que buscar las llaves en su bolso y tiró de la puerta con más fuerza de lo necesario y en cuanto estuvo sentada en el interior puso los seguros, necesitaba respirara para poder mover el auto, pudo ver la sombra de la mujer entrar a la tienda y no quería seguir ahí cuando saliera.

Tuvo que hacer cuatro intentos para poner en movimiento el auto. Cuando lo logro, no supo cómo logró avanzar unas cuadras y estacionar en un restaurante.

Suerte IrlandesaWhere stories live. Discover now