Capítulo 5.

293 27 0
                                    

Stephen

Me levanté muy temprano, me di una ducha y como siempre me puse ropas negras. Me puse uno de mis relojes, me perfumé con uno de mis perfumes favoritos y como toque final, pero no menos importante, peiné mi lacio cabello. Tenía que estar hermoso para ir por mi princesa.

Salí de la casa y me subí al coche, pasé a la florería por unas hermosas flores rojas y llegué a casa de Adriana en diez minutos.

Toqué la puerta y mamá suegra me dejó pasar.

—Todo un casanova, hermoso traje, hijo. — me dijo mamá suegra mientras me llevaba al sofá. —También hermosas flores.

—Gracias, mamá suegra.— dije sonriendo.

—Iré a la cocina, espera a Adriana, bajará en unos minutos. —asentí.

Mi celular comenzó a sonar y miré la pantalla: "Desconocido" no iba a contestar, pero pensé que podría ser algo importante.

—¿Si?

—¿Podemos vernos?

—¿Quién eres?—pregunté.

—¿Tan rápido te has olvidado de mí? Es Raquel.

Me quedé sorprendido. Raquel y yo tuvimos un romance durante un tiempo, algo pasajero y placentero, pero nada más.

¿Que se te ofrece?— volví a interrogar.

Sin rodeos...Quiero verte, extraño lo que hacíamos en el pasado, la pasábamos muy bien, quisiera repetirlo. —decía intentado seducirme.

No negaré que me sentí tentado, hacía mucho tiempo que no tenía relaciones y Raquel siempre cumplía mis fantasías, sin embargo, tenía que controlar mis ansiedades, ahora tenía una hermosa novia que amaba y debía respetar.

Lo siento, Raquel, pero no. —Mi bestia interna me decía que era un estúpido, que aceptara.

—¿Por qué ya no?— interrogó un poco irritada.

Tengo novia y la amo. —comenzó a reír a carcajadas.

¿Tú con novia?

—Sí.

—No me lo creo, no te gustaban las relaciones serias. — Raquel y yo habíamos compartido muchas cosas y sabía un poco sobre mí.

—Tú lo has dicho, no me gustaban. Ahora me gustan porque estoy enamorado de mi novia, y por favor, no vuelvas a llamarme. — colgué.

—¿Con quién hablabas mi amor?— me sobresalté, Adriana estaba detrás de mí, pero creo que no alcanzó a escuchar nada.

—Con Diego. —sonreí —¿Estás lista?— asintió

—¿Y esas flores?— me preguntó.

—Son para tí, hermosa princesa. —se acercó y me dió un beso.

—Gracias.

Tenía una super idea cuando llegara a la universidad, quería presentar públicamente a Adriana como mi novia. No era el típico chico popular que jugaba básquet, pero era muy conocido por ciertas cositas del pasado...

Cuando llegamos me apresuré a abrirle la puerta y la tomé de la mano para que bajara del coche. Ya había hablado con Diego para que reuniera a todas las personas que me conocían cerca del jardín.

—Mi amor, estás muy contento, ¿a qué se debe?— me preguntó ella muy curiosa.

Negué.

—Ahora lo sabrás.

Caminamos un poquito más deprisa y al llegar nos pusimos en el centro del jardín, quedando así alrededor de todas las personas. La miré y estaba desorientada, quería saber que iba a hacer. Tomé aire y respiré un par de veces.

—El motivo de ésta pequeña reunión es para algo simple, pero muy importante. Ella es Adriana y quiero presentarla ante ustedes, mis conocidos, como mi novia. —muchas personas ya lo sabían, pero otras se quedaron muy sorprendidas, tanto como Adriana.

Ella me tomó y me besó en frente de todos.

—¡Ay mi amor! Que hermoso detalle.— no paraba de sonreír.

Verla feliz era mi soplo de vida, podía afirmar que vivía solo para ella...La mujer que tanto amaba.

—Y ya que están todos y todas aquí, y él me ha presentado como su novia públicamente, debo aprovechar la oportunidad para decir especialmente a las chicas, éste hombre es mío. — todos comenzaron a reír y yo la abracé.

—Me haces muy feliz, Adriana, no me cansaré de decir lo mucho que te amo.

La Dictadura De Jooker. ©✔️LIBRO 1 [CA2020] [TERMINADA] (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora