Si muriera antes de despertar | vhope

Capítulo 21

Después de que tuviéramos un momento a solas cuando bajamos Hoseok obligó a Namjoon a pedirme disculpas, yo también le dije que lamentaba mis errados dichos y nos olvidáramos del tema. 

Hoseok nos pidió expresamente a todos que pasáramos el resto de las vacaciones en paz disfrutando de nuestro tiempo juntos sin pensar cómo hubieran sido las cosas si hubieran terminado de otro modo o lo que podría o no haber pasado.

Él estaba aquí junto a nosotros más sano que nunca y eso era todo lo que importaba, -no puedo creerlo... en verdad se casaron.- le decía Hoseok a Jungkook y Yoongi, no podía despegar su vista de las alianzas que adornaban sus dedos.

-sip, y ya van a ser dos años.- le contestó su hermano luciendo completamente orgulloso acariciando la mano de su flamante esposo, -tampoco puedo creer que papá los dejará ir solos a las vegas.- -no los deje, comentó Jin como si todavía sufriera al respecto.

... se fugaron y recién nos llamaron cuando ya se habían casado.- dijo mirando con recelo a su hijo menor, Jungkook se rio encogiéndose de hombros, -bueno tu con papá hicieron lo mismo así que no puedes culparme.-

Hoseok también reía y se aseguraba de ponerse al corriente de todo lo que se había perdido estos últimos años, yo simplemente podía mirarlo a él, se veía tan alegre y vivas... tan completo y lleno de luz.

Si bien estaba sentado a mi lado y mi mano acariciaba su cuello intentaba no darle tantas muestras de cariño frente a su familia, sabía que era una causa de rispidez para sus padres que nuestra relación sea haya tornado romántica.

Tal vez sea por la diferencia de edad o simplemente porque no les agradaba para su hijo pero no se sentían cómodos viéndonos interactuar de ese modo, por su parte Hoseok estaba más feliz que nunca pero cuanto más intentaba distanciarme y mantenerme al margen más apegado y cariñoso se comportaba conmigo.

Y a medida que fueron pasando los días nuestra actitud dejo de ser tan sutil, llegó un momento donde tenían que carraspear para que dejáramos de besarnos frente a ellos, no me molesta admitir que éramos del tipo empalagoso con el otro.

Nos era difícil mantener las manos lejos y esperar hasta la noche para concretar nuestros encuentros sexuales, por lo que nos escapamos de su vista de vez en cuando para jugar un poco.

Un mes después su familia todavía seguía sin poder creer que Hoseok estuviera aquí completamente sano, su cuerpo ya había recuperado la masa muscular necesaria para verse saludable y su piel había tomado un hermoso tono cálido al pasar tantas horas afuera que lucía mejor que nunca.

Por supuesto que después de padecer la enfermedad de Hoseok por tantos años algunos días el miedo de que no volviera a despertar se hacía presente pero nosotros seguíamos manteniendo nuestro ritual de recitar esa vieja oración antes de dormir esperando lo mejor.

Algo que sorprendió gratamente a sus padres cuando se enteraron pero el momento de su partida había llegado y mis nervios por saber que decidiría Hoseok llegaban a su punto máximo, mientras ellos preparaban sus maletas nosotros estábamos en nuestro dormitorio.

-si vas a irte solo dímelo porque... iré contigo a donde quiera que vayas.- le dije sin poder controlar más la presión de la incertidumbre, Hoseok que estaba peinado su cabello húmedo frente al espejo del baño me miro sorprendido a través de su reflejo sin decir nada.

Tranquilamente dejó su cepillo sobre la mesada y se giró cruzándose de brazos apoyándose contra el lavamanos, -eso es muy dulce amor pero debes aprender a contarme sobre las cosas que te preocupan, dijo finalmente sonriendo, sus ojos eran gentiles y cálidos,... estuve toda la semana esperando que me dijeras algo.-