05. ABERFORTH

493 51 6
                                    









▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
little brother ❞
▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬






año dos mil veintidós.

                  ALISANNE PHENICE Kendra Dumbledore fue el ejemplo perfecto de lo que debería de ser una joven de la Familia Dumbledore. A la mera edad de seis años, era equilibrada y elegante, extraordinariamente perspicaz para alguien tan joven. Alisanne era recatada e inteligente, se convirtió rápidamente en una fuente de orgullo para su familia. Especialmente para su padre.

Aberforth no la recordaba como su madre lo hizo, su madre la recordó con genuino amor; la ferocidad de una madre que jamás podría superar la lejanía de una hija, nada podría hacerle comparación a tal sentimiento, pero para Aberforth, Alisanne vivía en sus recuerdos y en las historias que había escuchado, aquellas historias que no pudo recordar completamente por sí mismo debido a su corta edad cuando ella se fue. Él siempre supo que jamás podría olvidarla.

Su desaparición fue el principio del fin para su familia.

Después de que su hermana no regresó de Hogwarts, las cosas se volcaron y su padre comenzó a desvanecerse frente a sus propios ojos. El hombre que fue... olvidado junto a la hija que había perdido. No hubo nada que Aberforth pudiese decir o hacer, tampoco Albus, ni siquiera Ariana, quien era muy parecida a su hermana mayor, con sus encantadores ojos azules y su cabello rubio, su padre fue sobreprotector con Ariana probablemente por esa misma razón, llegando incluso a infringir dolor a unos niños muggles por haberle hecho daño a su hija, sin pensar en las repercusiones que eso acarrearía luego.

Su madre no fue mucho mejor que su padre, Alisanne había sido un consuelo para la bruja, quien había perdido a sus padres el mismo día en que decidió que viviría en el mundo mágico definitivamente, lejos de su vida cómoda en el mundo muggle. Ellos eran seres sin magia, no comprendieron la magnitud de la decisión: lo que era conocer la magia, y cómo su hija no pudo dejarla atrás después de saber lo que era vivir en el Mundo Mágico, desaprobaron cada decisión tomada por ella, especialmente su elección de marido. Kendra había colocado toda su fe y amor en la primera hija nacida de su matrimonio. La bella e inteligente Alisanne.

Todos la habían amado, porque ella era tan fácil de amar. Ariana la idolatraba, y Albus veía a su hermana mayor con gran admiración.

Albus.

Aberforth guardaba poco amor por su hermano mayor, a pesar de que había muerto hace años. Pero sí le guardaba recelo y enojo. Él dejó que todos la olvidaran. Incluso trató que la pequeña Ariana dejara de mencionarla, pero Ariana escuchaba historias, ella amaba las canciones y la poesía que su hermana dejó escrita en sus diarios, ella la mantenía viva en un recuerdo dulce, siempre cerca de sus pensamientos. Sin saberlo, todavía en ausencia, Alisanne ayudó a mantener un poco atada su cordura. Y cuando Ariana murió, Albus también permitió que ella fuese sepultada debajo de montones de mentiras y secretos. Él jamás podría perdonar a su hermano por eso, incluso si Albus ya no estaba en el mundo de los vivos.

Aberforth apenas podía creer que lo que veían sus ojos era real. Pero ahí estaba ella, en carne y hueso. Con ojos más azules que en los retratos que su madre mantuvo en la bóveda familiar y en su hogar mientras crecían. Más azules que los ojos de Ariana. Más azules de lo que él pudiese encontrar en sus viejos y bien guardados recuerdos sobre su hermana mayor. Había algo nuevo en ellos, también un pequeño envejecimiento de un par de años, pero ella seguía siendo Alisanne. Él lo sabía.

—¿Padre? —ella lo había llamado, luciendo confundida por un instante. Pero antes de que él dijera una sola palabra, ella misma lo había comprendido. Aberforth no podría haber dicho algo, de todos modos, su lengua estaba atascada, enredada en la impresión que su expresión podría estar o no estar reflejando; pero que él sentía.

PHOENIX WITCH|  HPWhere stories live. Discover now