2. Amarga luna

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NARRADOR

Flashback

—¿Quién era?—pronunció Ezran tras meditarlo durante unos segundos. Al recibir miradas de confusión, prosiguió—. El asesino lunar. ¿Quién era?

—Me temo de que no puedo deciroslo, príncipe Ezran—dijo el elfo del Cielo.

—¿Y porqué no? ¿Acaso se trata de alguien peligroso?—intentó jugar el heredero con cierta astucia que había adquirido con el tiempo.

Opeli iba a replicar para callar al moreno, pero aquella pregunta la alertó, y decidió poner toda su atención en las reacciones de los elfos. Viendo la faceta sorprendida de los invitados, la mujer dedujo que no querían responder a tal pregunta, y por lo tanto, debería insistir para obtener la información deseada.

—Estaria bien saber con la exactitud debida si hay algún peligro cuyos actos aún son invisibles para nuestro lado de la frontera. Estoy segura de que el magnífico sistema de protección de Xadia ya se ha ocupado del asunto, pero nos gustaría saber sobre que se trata, especialmente si es un individuo que se dedica a rondar por las fronteras—dijo la rubia con una calma profesional, juntando las yemas de sus dedos, formando una especie de triángulo con sus dos palmas.

El mensajero miró a su compañera, representante de los elfos del Sol, quién se había mantenido callada durante todo el tiempo. Ambos intercambiaron miradas durante unos segundos. La tensión era notable en el ambiente. Cuando por fin la elfa decidió hablar, lo hizo con una voz increíblemente dulce en comparación de su pinta guerrera.

—Se trata de una asesina del clan de los elfos de la Luna. Según sabemos, ha estado haciéndose pasar por identidades falsas, escabuyendose entre los distintos clanes y causando levantamientos de la población. Por algún motivo se dirigía hacia Katolis, pero antes de hacerlo asesinó a humanos que querían atravesar la frontera. Por suerte, el equipo de Lux Áurea la han capturado y la reina Janai ha ordenado arrestarla—explicó, con una expresión de jugadora de póker.

El pequeño príncipe sabía perfectamente de quién se trataba, pero no quería que fuese cierto. Rayla, su amiga, no podría haber hecho eso, ¿verdad? Debía ser algún malentendido.

—Quiero un nombre—rompió el silencio con el ceño fruncido hacia el suelo.

—Principe Ezran...—intentó reprochar Opeli por el comportamiento del menor, pero poco caso le fue concedido.

—He dicho que quiero un nombre—dijo el ojiazul, de una manera bastante impropia de él.

—No sabemos su nombre—intentó evadir la elfa.

—No nos engañemos, tú eres mensajera de la fortaleza de Lux Áurea, y por la armadura que llevas también eres una guardia real. Sé perfectamente que sabes el nombre de la prisionera, solo que no lo quieres mencionar—la objetividad y la seriedad emanaba de las palabras del infante.

—Lamento decirle, príncipe, pero sabe, su reino no puede entrometerse en nuestros asuntos privados—se protegió a xadiana, algo indignada por la falta de respeto por parte del crío humano.

—Si no nos dicen la verdad desde un principio, ¿como sabemos que podemos fiarnos de las fuerzas xadianas? ¿Como vamos a fiarnos de que no financiarán una revolución élfica? Una relación, por mucho que sea comercial, se basa en la verdad y la confianza. Y según mi opinión personal, si no quieren confiar en nuestro reino, tampoco necesitan nuestros productos.

"Tan pequeño y tan adulto", pensó Opeli, sin poder evitar una sonrisa llena de orgullo por su aprendiz.

El ambiente de la sala estaba casi que ardiendo, causando incomodidad incluso a la nativa en una fortaleza de fuego. Los invitados se limitaban a mirarse en silencio, comunicándose con la mirada.

[TDP] Rενσʟυcıσ́пDonde viven las historias. Descúbrelo ahora