Capítulo 2.

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JEFF.

Corrí a toda velocidad por medio de la carretera. No me importaban los coches que pasaban a mi lado, no tenía tiempo que perder. El peso de mi cuchillo en el bolsillo había comenzado a hacerse más pesado, a pesar de estar ya acostumbrado. Podía ver como dejaba un rastro de sangre por donde fuera, claramente no era mía.

Miré hacía detrás, solo para confirmar que todavía no me habían perdido de vista. No tenía miedo, Jeff the Killer nunca lo tenía. Pero había un problema. ¿Cuál? Que ya no me perseguían cinco policías corriendo como antes, ahora eran tres coches patrullas.

—Mierda —maldecí con la voz agitada, sin dejar de correr.

Casi podía sentir como el coche me iba pisando los talones, debía acelerar más. Aunque no quisiera admitirlo, me estaba cansado. Pero eso era lo que querían esos cabrones: cansarme.

—¡No tienes escapatoria! —habló un policía a mis espaldas, por lo que parecía ser un micrófono—. ¡Entrégate y tendremos compasión contigo, Jeffrey! —continuó.

Esos idiotas sabían cuánto me molestaba que me llamasen de esa manera, por eso lo hacían continuamente. Lo habían descubierto hace unos meses cuando apuñalé a uno de los suyos por llamarme por mi nombre original.

—¡Ni loco me entregaría! —les grité acelerando la velocidad—. ¡Ah, espera! ¡Que ya lo estoy! —dije y reí exageradamente alto.

—¡Tú lo has querido, Jeffrey!

El coche aceleró aún más. Maldita sea, como corría esa chatarra. Comencé a hiperventilar para intentar regular mi respiración ya que con las carreras se me había hecho casi imposible.

Pero fue en ese momento cuando una luz alumbró mi camino... El bosque a mi lado, mi bosque... Pensé en la manera de hacerlo lo más rápido posible y sin pensarlo, lo hice.

Crucé hacía un lado y me tiré al suelo bruscamente, deslizándome por la tierra de este. Y consiguiendo que, milagrosamente, consiguiera despistarlos. Me levanté con rapidez y torpeza y corrí a toda velocidad casi cayéndome por el camino, adentrándome en las profundidades del bosque que conocía mejor que nadie en este mundo.

¡Vamos! ¡Vamos! ¡¿Dónde demonios estáis cuando os necesito?! Sin dejar de correr, busqué por todos lados. Por entremedio de los árboles, por los arbustos. ¡No estaba! ¡Maldito Slenderman! ¡¿Qué demonios estarás haciendo ahora?!

Al no estar mirando al frente, choqué contra algo con fuerza consiguiendo que ambos cayéramos al suelo. Caí de frente, golpeándome el pecho contra una piedra y sintiendo como mi cuchillo se incrustaba levemente en mi piel.

Reaccioné al instante y miré a la persona con la que había chocado. Mis reflejos eran magníficos y todo gracias a mis años de experiencias vividas en el bosque y en la ciudad.

Era una chica... ¿Qué diablos hacía esa chica aquí? ¿Era idiota? Parecía haberse golpeado con una piedra al igual que yo. Idiota, iba a morir por salir a investigar. Una sonrisa comenzó a surcar mi rostro, mis cicatrices se estiraron ante ello. ¿Dolían? Mucho.

Estaba aterrada, comenzaba a gatear de espaldas alejándose de mí. Me acerqué a ella con rapidez antes de que gritara y tapé su boca con mi mano, me encantaría escucharla gritar pero desgraciadamente podrían encontrarme por ello ahora.

Apreté su cuello con mi otra mano, la idiota era más lista y ágil de lo que pensaba. Se removía como un gusano y me pegó, me arañó. Intenté detenerla, pero con una mano sola era un poco difícil y lo que menos quería era que gritara. Cuando me despisté por un momento hizo algo qué... para mí queda... ¡Me escupió! Me escupió la estúpida, ahora sí que iba a matarla.

Cuando se quedó más quieta, supongo que ha causa del shock y el miedo, quité mi mano de su boca deslizando mis dedos por sus labios y agarré mi cuchillo. Mmm..., esto lo disfrutaré mucho.

Empuñé mi cuchillo preparado para clavarlo en su hermoso y palpitante corazón, su expresión se transformó en una de puro terror y emitió un fuerte grito que hasta a mí me dejó aturdido.

—¡Sal de donde quiera que estés! —dijo nuevamente aquel asqueroso policía a mis espaldas—. ¡Estás acorralado. Hazte ver, Jeffrey Woods!

Definitivamente acabaría degollando a este tipo y a todo su puto grupo. Me levanté del suelo con rapidez separándome de la chica y miré a mis espaldas. Podía ver las linternas de todos ellos alumbrar distintas partes del bosque, eran demasiados.

Me giré hacía la chica y la agarré de la tela levantándola con brusquedad, pude escuchar el crack de la camiseta al ser tirada por mí y como se veía parte de la tira de su sujetador. Moví mi cabeza desviando la mirada de aquella zona, no podía despistarme.

La miré a los ojos, el terror era palpable en su mirada marrón pero había algo más... Reí, era una chica fuerte y de seguro me traería mucha diversión. Me encantan las personas fuertes, me gusta enseñarles como aun de esa manera yo puedo superarlas.

Las voces y los pasos cada vez se hacían más cercanos, chaqueé la lengua con molestia.

—Volveré a por ti —le aseguré, de un empujón la tiré hacía un lado y comencé a correr por la tierra y el césped.

Sus ojos marrones se habían clavado en mi mente, pero pronto sería yo quien le clavara algo a ella. Una carcajada desquiciada salió de mis labios y aceleré la velocidad.

Solo me quedaba buscar a los demás, después tendré mucho trabajo por delante. 

***

Instagram: la_mano_oculta

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⏰ Last updated: Jan 06, 2020 ⏰

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Las cosas pueden salir mal (Jeff the killer)Where stories live. Discover now