Capítulo 1: Mi Realidad

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-Gatita...- escuche la voz del amo casi inaudible.

Me encontraba en mi habitación, era de mañana, peinaba mi cabello y me alistaba para salir a desayunar. 6:00 en punto debía estar en el comedor, sin falta, o si no sería reprendida severamente por mi impuntualidad, eso es lo que el amo me había enseñado. Baje las escaleras y ahí se encontraba el amo,  en el comedor, perfecto como siempre, con su perfume con un olor agrio pero que atraía al instante, con esa mirada  aterrorizante pero que cualquiera podría jurar que no trama nada, esa misma mirada era con la que me miraba todo el tiempo, pero después de un tiempo se volvió habitual verlo de esa forma, con miedo, con terror.

-Gatita, pense que tendria que ir a por ti, pero como siempre, llegas puntual. - hizo una pausa para correr mi asiento para que pudiera sentarme. -Adelante, toma asiento.

Hice lo que mi pidió y mire la comida, toda la comida siempre era deliciosa, la preparaba la señora Eli, la empleada doméstica, tenía unos 60 años, estaba arrugada y tenía quemaduras por todo el cuerpo por el amo, Eli estuvo aquí antes de que yo llegara, nunca he sabido su historia porque el amo le prohibía hablar, nunca había tenido comunicación con aquella señora, era una lástima ya que era la única persona, además del amo, a la que veía en esta casa.

-Hoy ire a hacer algunas compras, como sabes tendré que dejarte en la habitación hasta que regrese.- Cuando el amo tenía que hacer algo fuera de casa me dejaba encerrada en la habitación,una habitación que no tenía ni baño, ni ventanas, ni muebles y le prohibió a Eli darme cualquier clase de alimento, así que me tocaba esperar a que el regresara para ir al baño o comer, a veces se demoraba hasta 10 horas fuera de casa y no tenía alimento alguno. Solo era esa habitación oscura y yo. Recuerdo que cuando entre por primera vez a la habitación estaba muy pequeña, y le tenía miedo a la oscuridad, así que me quedaba llorando por horas, con hambre, pero al amo no le importaba, decía  que tenía que aprender a ser fuerte, vencer mis miedos y dejar de quejarme tanto, así que lo único que podía hacer era esperar a que el amo regresara.

-Recuerda comer todo e ir al baño antes de que me vaya. - El amo me había enseñado a comer todo lo que me dieran, no importaba si no era de mi agrado, tenía que comerlo todo. Obedecí y deje al plato limpio. 

-Buena chica.-dijo el amo, con esa sonrisa falsa que siempre me daba. - Ahora ven aqui gatita. -obedecí y me paré de mi asiento acercándome a él. -Arrodillate. -pose mis rodillas en el suelo y agache la cabeza, el amo acercó su boca a mi oído y me susurro. - recuerda que esta noche tenemos nuestra sesion.- volvió a incorporarse en la silla. - Quítate. -me pare y me aparte de ahí con la mirada aun hacia abajo, no tenía derecho a mirarlo a los ojos si él no me lo pedía.-en 10 minutos quiero verte abajo, si no lo estas.. bueno creo que ya tienes la experiencia suficiente para saber que pasara.-se alejó a paso lento hacia las escaleras, lo último que vi fue como se encerró en su habitación. subí las escaleras, despacio, ya que no se me tenía permitido correr, entre en mi habitación y fui al baño a cepillarme y a hacer mis necesidades. baje 5 minutos antes, ya que al amo a veces no le gustaba que llegara a tiempo, dependía de su humor,asi que decidi mejor bajar rapido, y como supuse ahí estaba él, esperando con un cinturón en su mano, esperando a que llegara impuntual o justo en los 10 minutos, a veces creía que algún día se iba a enojar porque llegase muy rápido. El me miro con una sonrisa de lado y rió fuertemente.

-Vaya, vaya, mi querida gatita, al parecer te has vuelto muy puntual, me sorprende que lo hayas aprendido tan rápido. -dijo en un tono burlesco. -supongo que ya no necesitaré esto, ponme el cinturón cielo, obedecí rápidamente y sentía como había un bulto debajo de su pantalón, lo toque sin querer y no podía ver la cara del amo, pero sentía como había una sonrisa muy amplia en su cara. - muy bien gatita, ahora vamos a tu habitación, lo seguí y cuando llegamos abrió la puerta y me hizo señas para que entrara. - después de ti.- dijo riendo. Obedecí y entre, el cerro la puerta y oí como la cerraba con llave. 

Y ahí estaba de nuevo, sola, sin ninguna luz, pensando y rezando para que el tiempo se hiciera más lento y no llegara la noche, porque por más tiempo que hubiera estado ahi, todavia me daban miedo esas sesiones que el amo me daba... esas sesiones tan dolorosas e intendibles para mi...

OBSESIÓN SALVAJEWhere stories live. Discover now