Seven

390 89 12
                                    

Hoseok había vuelto de la clínica muy entrada la noche. Sus ojos hinchados me decían que había estado llorando así que rápidamente me acomodé sobre la cama estirándome hasta alcanzar su brazo y comenzar a lamerlo. Solo quería confortarlo, hacerle sentir que todo estaba bien.

Después de unos minutos, se puso en pie y alcanzó el celular que había dejado sobre la mesa frente a la cama.

Una conocida tonada comenzó a escucharse. Era imposible no reconocer cada parte de la canción que comenzó a reproducirse. Era la misma letra y tonada que tantos desvelos me había costado. En su momento e incluso ahora no me importaban esos desvelos. Al contrario, atesoraba en lo más profundo de mí el hecho de haber escrito tal canción para él. La canción en cuestión era mi regalo de aniversario, una canción que trataba de expresar mis sentimientos hacia él.

Si me muero, de amor que muera y que cuando muera, que sea de amor por ti.

El lindo tarareo de Hoseok llenó mis oídos gatunos.

Hace un buen tiempo que había pasado la etapa en la que me lamentaba por no poder abrazarlo y hacer que enterrara su rostro en mi pecho para que pudiera escuchar los latidos de mi corazón.

Hace mucho que había dejado de lamentarme por ser un simple gato que lo amaba más que a su propia vida. Hace mucho que había dejado de lamentarme por solo poder brindarle un poco de calma y tomar sus energías negativas.

Hoseok terminó su relación con Taehyung hace dos semanas. Por lo que escuché el chico no tomó muy bien la noticia. En cierta forma me sentía culpable, era mi culpa el que Hoseok no pudiera avanzar y enamorarse de alguien más.

Hoseok decía que era un proceso que ni él mismo, ni mucho menos Taehyung, respetaron. Él por permitir que el chico mantuviera las esperanzas solo porque le agradaba un poco y Taehyung por insistir tanto en que saliera con él cuando sabía que podía salir herido.

——

Miré el reloj en mi muñeca y avancé hasta la puerta del aula después de haber recogido todas mis cosas.

La vibración que notificaba la llegada de un mensaje me hizo parar por un momento.

Hobi

Hoy sí vienes temprano?

Voy saliendo, Hoseok.

Compraste las brochetas?

No lo sé, quizá.

Quizá?

A qué estás jugando?

Compré las brochetas...

Quieres comer primero?

O prefieres el postre primero?

Compraste un pastel?

Con Jimin?

Eres tonto o te haces?

Quizá me estoy haciendo
tonto de verdad.

Ash, olvídalo no habrá nada
para ti.

No lo mereces, tonto.

Jajaja

Te amo

Reí para mi mismo. No era un idiota y sabía bien a lo que Hoseok se refería, aunque si era sincero, yo tenía un mejor plan que eso. Sentí la pequeña caja en el saco de mi abrigo. Antes de avanzar, me las arreglé para acomodar el montón de trabajos recién entregados en mis brazos. Al salir por la puerta del edificio el frío aire rozó mis mejillas, el sonido de los árboles siendo alterados por el mismo viento era parte del escenario.

Llegando al estacionamiento saludé al guardia de seguridad antes de perderme entre las filas de autos estacionados.

Tenía un buen humor. Mi vida cambiaría esa noche. Quizá sería el hombre más feliz del mundo entero al obtener una respuesta positiva. Había llamado a Namjoon, él y Seokjin estaban en camino a nuestro departamento, así como Jimin y Jungkook.

Estábamos bien.

—Profesor —escuché una gruesa y áspera voz a mis espaldas. Estaba a punto de girarme cuando la fría boca de lo que presumiblemente era una pistola se presionó contra mi espalda. Me congelé. Todo mi cuerpo temblando ante lo que estaba ocurriendo. Aquello tenía que ser un sueño. Hice el amago de girarme, pero la boca se presionó aún más, impidiéndomelo—. Ni siquiera traté de girarse, desde mi punto de vista no se lo recomiendo.

La voz estaba cargada de odio, incluso sin verla podía adivinar que su expresión no era tan diferente a ella. Mi mente se volvió una maraña, mientras pensaba qué había hecho para enojar tanto a esa persona.

— ¿Qué es lo que quieres?

— ¿Qué es lo que quiero? —se burló. Traté de recordar a quien pertenecía esa voz que de momentos parecía bastante gruesa y en otros parecía bastante chillona—. Oh, el prodigioso Min Yoongi, gran productor, prestigiado profesor, lo tiene todo ¿no? ¿cree que tiene el derecho de quitarme todo? ¡¿Lo crees?! —el chico gritó y el frío objeto se presionó aún más contra mi espalda baja—. ¿No vas a decirme nada?

— ¿Qué diga algo cambiara el rumbo de tus acciones?

El extraño comenzó a reír histéricamente. Miré hacia el frente buscando a alguna persona, quizá tenía la esperanza de sobrevivir. Tenía la esperanza de ser salvado.

—La verdad no, solo quería escucharte rogar por tu mugrosa vida. Una pena que no me hayas dejado disfrutar de ello. Correcto hasta el final ¿no? ¡Qué encantador! No es de esperarse que Hobi hyung esté tan enamorado de usted.

Por un momento parecía que había descubierto de quién se trataba, pero la voz cambió una vez más. Aunque ¿siquiera importaba saber de quién se trataba?

—Si me muero que sea de amor ¿no? —preguntó mientras yo seguía reticente—. Tú mismo dijiste que si morías, querías morir de amor por él. Felicidades, vas a morir por el amor que le tienes a Jung Hoseok. Deberías de agradecerme que haya concedido tu deseo ¿no?

Antes de siquiera tener tiempo. El estridente sonido de algo siendo disparado rugió en la oscuridad de la noche. Una sensación líquida se hizo presente junto a una sensación de óxido siendo derramado en mi boca. En algún momento fue inevitable caer sobre el frío asfalto. Los documentos a los que con tanta fuerza me había aferrado fueron esparcidos. Podía sentir mi vida comenzar a extinguirse al tiempo en que se proyectaba en mi mente.

No era broma cuando decían que al morir ves pasar la vida frente a tus ojos. Recuerdos de mi primera bicicleta, mi festival escolar, mi primer campeonato de baloncesto, en el cual gané la medalla por la cual estaba estúpidamente orgulloso, mi primer día en la universidad, la primera vez que salí con Hoseok, nuestro primer beso. Una lágrima rodó por mi mejilla mientras recordaba el anillo en mi bolsillo. Nunca podría dárselo, nunca podría volverlo a ver. Su hermosa sonrisa. Quería que su hermosa sonrisa fuera mi último recuerdo. Cerré mis ojos y todo se tornó en una penumbra asfixiante.

La penumbra que solo algo como la muerte podría dar.

Little Cat Donde viven las historias. Descúbrelo ahora