Capítulo XI

200 22 4
                                    

Horacio entrando furibundo a su despacho: - ¿Qué haremos ahora Stephen? Fue tu idea que dejáramos a Pine a cargo de ella. -

Stephen, siguiéndolo entra a al despacho y se sirve una copa: - ¿Crees que no lo sé? ¡Y ahora que el Senador Lowes nos dio 24 horas para encontrarlos...! - vuelve a tomar un sorbo del trago. - ¡Necesitamos saber a dónde diablos están! -

Laura entra también al despacho: - Me acabo de comunicar con Mark, averiguó en el pueblo y ya tiene los datos del auto en el que huyeron. - se levantan los dos hombres para mirar el papel que sostenía entre sus manos. Stephen lo toma y comienza a marcar su teléfono: - ¡Esta vez lo haremos a mi modo! -

Relata Elisa

Después de nuestro candente encuentro con Jonathan nos duchamos, terminamos de arreglar nuestros bolsos y seguimos con rumbo desconocido; en realidad él si tenía un plan de a donde llegaríamos, pero yo no.

-Elisa, ¿tienes alguien con quien comunicarte? ¿Alguien que sea de tu entera confianza? - me pregunta Jonathan al mismo tiempo que colocaba su mano sobre mi pierna.

- ¿Alguien como quien, familia, amigos y para qué? - mientras lo miro.

- Necesitamos dinero y buscar ayuda para desenmascarar a Horacio. -

Miro hacia la venta mientras pienso un momento. - ¡Podríamos ubicar a mi hermano! No tiene contacto alguno con la gente que se relaciona con la política, mi padre lo borró de la familia y el mapa en cuanto supo que era gay. -

- ¿Tienes como ubicarlo? - Pregunta sin quitar su vista del camino.

- ¡Si no ha cambiado su número, sí! -

- ¡Entonces en la próxima estación buscaremos un teléfono para que lo llames, necesitamos con urgencia cambiar este auto! - sube su mano buscando la mía.

Continuamos en el camino por lo menos un par de horas hasta que al fin encontramos una estación de servicio. Bajamos rápido y buscamos un teléfono, efectivamente mi hermano no ha cambiado su número, quedamos de juntarnos en su restorán cerca de la playa a la hora de la cena.

Veo que un par de señoras mayores me miran desde la esquina, Jonathan también se da cuenta. Se acerca a mi muy afectuosamente: - ¡Amor, te estaba buscando! - Me da muchos besos hasta llegar a mi oído: - ¡Esas señoras te están observando demasiado tenemos que movernos rápido! - Mientras decía eso bloquea la vista de las señoras.

- ¡Ok amor, pero aquí estoy! - ahora soy yo quien lo beso. Jonathan toma mi mano y nos dirigimos hacia el encargado para cancelar.

Subimos rápidamente al auto y nos marchamos a toda máquina. -Trataremos de no detenernos hasta llegar al restorán de tu hermano. -

Mientras en la cabaña del lago Stephen espera a que uno de sus hombres abra la puerta de un punta pie, al hacerlo entran todos rápidamente y se colocan a buscar algún indicio de Elisa y Jonathan. Stephen entra a la habitación y se encuentra ropa interior tirada por todos lados. Toma su teléfono y marca a Horacio.

- ¿Encontraste algo Stephen? -

Stephen levantando una de las bragas de Elisa, que estaba ahí tirada y con tono muy sarcástico: - Te puedo decir que por lo menos aquí en el cuarto ¡Jonathan cumplió muy bien su trabajo! - tira la prenda y ve el teléfono de Elisa tirado en el suelo y luego se dirige hacia el otro lado y encuentra también el de móvil de Jonathan: - ¡Dejaron sus celulares, obviamente ahora sabemos porque Jonathan es el mejor en lo que hace! -

Horacio llevándose una mano hacia la cabeza: - ¡Ve al pueblo y habla con la gente, averigua de quién era el vehículo en el que están ahora! -

Stephen: - ya tengo hombres haciendo averiguaciones en el pueblo, dentro de unos momentos tendremos los detalles y sabremos hacia dónde dirigirnos! -

- Estoy tratando de hablar con el hermano de Elisa para saber si se ha comunicado con ella, ¡pero no me contesta! - Afirma Horacio.

- ¿Y tú sabes a donde vive ese "hermano"? ¿Para ir nosotros a hablar con él? - Stephen mientras se sienta, toma lápiz y papel.

- Se que tiene un restorán cerca de una playa, ¡pero nada más! -

Stephen tira todo lejos: - ¡Trata de hablar con él y conseguir su dirección, puede ser la clave para encontrar a tu mujer! -

Relata Oscar

Se acerca la hora de la cena y estoy verdaderamente nervioso, hace muchos años que no veo a mi hermanita, la última vez que lo hice ella recién se había comprometido con Horacio; cosa con la que jamás estuve de acuerdo, pero mi opinión en nuestra familia pesaba nada; sobre todo desde que nuestro padre se enteró de mi homosexualidad.

De todas formas, debo dar gracias a Dios porque fue su rechazo el que me hizo libre de esa familia y pude seguir con mis sueños, claro me costó un poco.... tuve que cambiar mi apellido y abrirme un espacio dentro de este mundo. Pero aquí estoy ahora, con mi pareja de hace muchos años, Francis, nuestro pequeño bebé este restorán y muy pronto un par de sucursales.

Por razones obvias hoy, a pesar de todos los reclamos de nuestros comensales no abriremos, estaremos solo nosotros cuatro.

De repente entra Francis algo agitado a la cocina: - ¡Óscar, llegaron! -

No puedo evitar de sonreír, pero aún no puedo decírselo a Francis. Se que están en peligro y necesitan mi ayuda, no puedo poner en peligro la vida del hombre al que amo. Salgo rápido de la cocina y en la parte trasera del salón hay un tipo alto, rubio, cabello corto rizado que tiene tomada la mano de mi hermanita. Ella al verme le suelta y se dirige corriendo a mis brazos. - ¡Pequeña, cuantos años sin verte! - la bajo tomo sus manos y la observo: - Que bueno que dejaste el look de Jackie O. ¡Te veía y no eras tú! - vuelvo a abrazarla.

- Me encanta volver a verte, ¡tú te ves muy bien! - me dice ella, mientras la bajo; toma mi mano y me lleva hacia a donde está su acompañante: - Óscar, te presente a Mr. Jonathan Pine. Él era mi guardaespaldas y ahora es quien me está ayudando a escapar de Horacio. - nos saludamos amablemente.

- ¡Cualquiera que ayude a mi hermanita a salir de ahí, es bienvenido en mi casa! - les hago un gesto para que me sigan. Nuestro salón no es muy grande pero solo está cubierto por grandes ventanales por lo que decido que lo mejor es que estemos en la cocina.

Sin mirar atrás entramos y aparece Francis para recibirnos: - Francis, te presento a mi hermana y a Mr. Pine su guardaespaldas. ¡Elisa, Jonathan; les presento a mi novio Francis! - Todos se saludan muy cordialmente.

Francis los invita a pasar a una pequeña mesa que tenemos: - Supongo que tienen hambre, les preparamos algo especial, pasen y pónganse cómodos! -

Servimos la mesa y nos disponemos a cenar.

- ¿Quién te llama tanto? - me pregunta Francis.

- ¡No lo sé! ¡Me han marcado todo el día, pero desconozco el número así que no contesto! -

Jonathan limpia su boca para poder hablarme: - ¿Podría ver tu teléfono por favor? - escuchar esa voz tan ronca y varonil me dejo perplejo por un segundo, enseguida accedí y le entregué el aparato.

Jonathan mira y toma la mano de Elisa: - ¡Es Horacio! -

Elisa se coloca pálida.

- ¿Has contestado alguna vez? - me preguntó.

- ¡No, no sabía que era ese bastardo! -

- No lo hagas, por favor. Sino podrán triangular la llamada y saber dónde estás y por ende la ubicación de tu hermana. -

- ¿Y cuál es la idea, que van a hacer, a donde pretender ir? No podrás vivir ocultándote por siempre - le pregunto a Elisa tomando su mano.

- En realidad es Jonathan es quien tiene un plan, él fue quien supo que Horacio quería matarme para ocupar eso como catapulta a la Casa Blanca. - Baja la cabeza.

- ¿Y si hablas con tu padre? ¡a lo mejor esta vez pone sus sentimientos primero! Después de todo siempre fuiste la favorita del Senador Lowes. - veo que al escuchar ese nombre Jonathan abre los ojos pero no dice nada.

- ¡No, no es bue a idea! Tengo algunos contactos que nos ayudarán y podremos desenmascarar a Horacio, Stephen y... - baja la cabeza, porque ni el daba crédito de lo que iba a decir: - ...el Senador Lowes. ¡Fue él quien dio la orden de asesinar Elisa! -

Mr. Pine (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora