Capítulo Uno

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Han pasado ya tres semanas desde que tuvimos la visita de ese tío extraño que se parecía tanto a mí. Fue como verme en un espejo, excepto por el corte de pelo repeinado que llevaba.

Sus palabras todavía me persiguen por mucho que intente ignorarlas; «soy  tu hermano». Menudo gilipollas. No era suficiente con todo el cabreo que tenía encima durante esas horas como para que encima viniese un tío que se parecía a mí a vacilarme. Y a mí no me vacila nadie.

Si no hubiese sido por Beth le habría partido la cara allí mismo, aunque mis fuerzas eran bastante escasas. Si no fuese por ella las cosas habrían sido de una forma muy diferente.

Apenas falta una semana para que empiecen las clases de nuevo y tuve que traerla al aeropuerto hace media hora, así que aquí sigo como un idiota mirando el avión que la alejará de mí como si pudiese verla a ella a través de los espejos.

Joder, todavía sigo teniendo su olor en mi ropa. Empecé a echarla de menos incluso antes de que se fuese.

Saco el móvil del bolsillo al sentir su vibración y sonrío como un tonto al leer el mensaje de Beth.

  —«Te quiero».

Tecleo rápidamente para responderla y guardo el móvil de nuevo en mi bolsillo trasero.

Cuando veo que el avión se ha marchado, respiro hondo un par de veces y avanzo entre la multitud de gente que pasa cada día por el aeropuerto. No puedo evitar pensar en toda la gente que se irá de aquí para no volver nunca más y en la que seguramente regrese esta misma noche. Por suerte yo seré de los primeros, aunque sea solo por una temporada.

Salgo del aeropuerto después de un largo rato avanzando hacia la salida y me pongo las gafas de sol. El día es bastante caluroso a las nueve de la mañana en pleno San Francisco.

Justo cuando llego al parking donde tengo la moto aparcada noto que empieza a vibrarme el móvil, así que lo saco y leo el nombre de mi tío en la pantalla. Dejo que suene unas cuantas veces más mientras saco las llaves de la moto y las meto en el contacto. Cuando termino descuelgo la llamada a la vez que me acomodo en el asiento.

  —¿Qué? —suelto sin más.

  —¿Dónde estás? Estoy llamando al timbre y no me abres, joder. No tengo todo el puto día, ¿sabes?

  —Nadie te ha dicho que vengas tan pronto —respondo con voz de pocos amigos.

  —Quería despedirme de tu novia antes de que se fuese. No me digas que ya os habéis largado.

  —No tienes que despedirte de ella. Ya voy de camino a casa, no tardaré mucho.

  —Cualquiera diría que no quieres meterla en la famil...

Cuelgo la llamada antes de seguir escuchándole y guardo el móvil de nuevo. Sin darle más vueltas me pongo el casco que llevaba sujeto en el brazo todo el tiempo. El de Beth lo llevo en el otro brazo, así que tengo que hacer casi malabares para colocármelo sin que se me caiga al suelo.

Cuando estoy listo arranco la moto y empiezo el camino a casa.

Cuando estoy listo arranco la moto y empiezo el camino a casa

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Pasión IncontrolableWhere stories live. Discover now