11

124 11 0
                                    

Todo parecía ir en términos buenos, la noche había pasado sin novedades pero ninguno de los tres iba a mentir sobre lo que sentían, estaban nerviosos y eso era un hecho, no pudieron dormir por más que lo intentaron, pero no tenían ya opción, a decir verdad si la tenían no obstante ni Kanon ni Radamanthys tenían intenciones de tomarla en cuenta; por su parte, Milo estaba más que intrigado sobre ese pequeño asunto que involucraba a los dos muchachos que estaban ahí y por supuesto a él.

Las tazas de café frente a ellos eran en esos momentos el manjar divino mas exquisito que pudieron desear, los pequeños tragos que le daban a la bebida se quedarían impregnados en su memoria, una voz saco de sus pensamientos a los dos mayores.

— ¿Ya me contaran?

Solo atinaron a mirarse entre ellos, lo que pudiese o no pasara después de la anécdota era simplemente cuestión de perspectiva, pero les aterraba que esa perspectiva fuera negativa sin embargo ya nada con respecto a su pasado les afectaba; Milo sabía que posiblemente conocería al asesino de sus padres y que luego de ello tendría de nuevo ese hueco en el corazón.

•~•~•~•

Estaba frente a ese hombre que evidentemente estaba más que enojado, no era su culpa, eso estaba muy lejos de ser culpa suya, toda la culpa de que ahora estuviera rezando a todos los dioses porque una bala no atravesara su cabeza era culpa de su hermano, temblaba de pies a cabeza; si las miradas mataran, de seguro él ya estaría atravesando el Aqueronte en esos instantes.

La mujer a lado de él tampoco se quedaba atrás, estaba con la cabeza inclinada en señal de respeto, después de todo estaban frente a frente con su jefe, no dejaba de soltar maldiciones por lo bajo cada vez que mencionaban al hombre a lado suyo y a su hermano, sentía en su interior que ella hubiese hecho mejor trabajo, después de todo ella fue la que saco la información necesaria para ese asunto.

— ¿qué harás ahora Geminorum?

La pregunta resonó en su cabeza como un clavo, no podía matar a su hermano, eso sí que no, pero podría exigirle y hasta amenazarlo y sabía muy bien con que y con quien; su imagen se puso en su mente como una fotografía y por inercia sonrió, ese pequeño acto provoco la furia de su jefe.

—¡de que te ríes imbécil!. —Esas palabras vinieron acompañadas de una fuerte bofetada.

—Ya tengo la solución perfecta

Ninguno de las otras dos personas hablaron,solamente la mueca macabra volvió al rostro de ese hombre y una expresión de fastidio por parte de la mujer, Saga se retiró de ahí sobando su mejilla y deseando en ese momento mandar muy lejos a su hermano, a ese chiquillo y de paso también a Radamanthys.

Tan metido en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta que esa mujer le iba siguiendo demasiado cerca, por un momento se detuvo y ella hizo lo mismo, su expresión no cambiaba en absoluto seguía sintiendo repugnancia hacia Saga, sobre todo porque se había convertido en el favorito.

—Saga — Lo llamo, el nombrado solo giro su vista hasta toparse con su rostro, uno muy fino y hasta cierto punto atractivo, sus ojos verdes y cabello del mismo color eran, sin duda alguna una trapa de la cual muy pocos salían.

— ¿Qué quieres Shaina?

—Saber cuál es tu plan, puedo cambiar la opinión de él y lo sabes, solo quiero estar enterada.

—Ni que tuvieras tanta suerte, ese es asunto mío y para las metiches como tú solo queda observar.

Ahí estaba de nuevo, con esa mirada fría y ese rostro sin expresión alguna tratando de apartar el interés de la chica que estaba más que interesada, podría ser una mujer bonita pero ello solo se comparaba con lo sádica y letal que podría llega a ser, evadió todas las preguntas que vinieron después, derrotada y rodando los ojos regresó sobre sus pasos hasta encontrarse con su auto, encenderlo e irse de ahí; lo mismo hizo Saga.

•~•~•~•

Un suspiro largo salió de sus labios, ya era hora de decirle al muchacho todo lo que quería saber, aunque muy dentro de él sabía que no era una buena idea, más bien porque tendría que omitir ciertas partes, no porque tuviese miedo sino porque quizá así podría salvarse y salvar a los dos chicos que lo acompañaban.

— ¿Estás listo?—Cuestiono Kanon

—Comienza. — Respondió Milo

Antes de comenzar con todo lo que iba a contar se levantó de su asiento, se sirvió un vaso de vodka, le ofreció uno a Radamanthys y uno más para Milo quien negó la invitación, todo parecía en calma, pero esa era la calma antes del desastre, el silencio antes del relámpago.

Comenzó desde lo que para Kanon era lo más fácil de decir, él no tan grato primer encuentro con el hombre que había convencido de lleno a Saga y el mismo que había ideado la muerte de los padres de Milo, simplemente dijo su nombre y lo poco que sabía de él; no muy convencido se dispuso a seguir con algo un poco más complicado: la muerte de los padres del muchacho y la razón del porque Radamanthys era, en pocas palabras, el culpable.

Se detuvo un poco a observar la reacción del menor, pero no fue como todos esperaban, no se abalanzo en contra del rubio mayor, ni siquiera dijo palabra alguna, solamente dejo que una de sus lágrimas bajara libremente por su mejilla, la mirada de Radamanthys estaba atenta en el menor, admitió su culpa pero nunca la tuvo y eso bien lo sabia Milo.

Dio continuidad a su relato con el plan para sacarlo a él de los planes de ese hombre y del como se había enterado de su existencia y de su información personal; se le heló la sangre al conocer otra parte de la verdad que hace apenas unos minutos ignoraba por completo, valla sorpresa tenía aquel que llamaba "mejor amigo"; trago saliva y de un momento a otro sus manos se hicieron puño; le había mentido y encima también lo quería muerto, eso no se lo iba a perdonar jamás, Shaka ahora era considerado por Milo Sargas como un traidor, uno que había traicionado no solo su confianza si no también su amistad.

La sesión de hablar del pasado y la verdad oculta había llegado a su fin pero había una pequeña cosa que se le estaba olvidando, una demasiado importante, mas allá del problema en que estaba metido, entonces lo recordó, la escuela y sus amigos no tenían idea de ello, se daría de baja a la mañana siguiente e inventaría un excusa creíble para que sus amigos no lo cuestionaran de más.

Radamanthys salió del departamento de Kanon con la promesa de volver si sabia o no algo más; por su parte Kanon debía volver a su casa para decirle a su hermano que se mudaría a su departamento mientras Milo volvía a casa solo por sus cosas.

Dan R.

Entre tu amor y tu vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora