CAPÍTULO 01: THEA

4 0 0
                                    

Triángulo de Pangea, CONECT, 12 de Febrero 2111 d.C.

Biblioteca central, Sección 6

Me gusta estar sentada aquí, con mis piernas colgando en el vacío. Me siento viva. El enorme túnel de viento de la biblioteca se extiende hacia arriba y abajo, mientras me descuelgo lentamente por la pared llena de módulos invisibles sujeta sólo por una cuerda y un arnés. Sasha está arriba gritándome consejos latosos. Lo ignoro con gusto. Tengo perfectamente claro adónde tengo que ir y llevo quince desatornilladores, cables de microfibra, kit soldador y visualizador 6-D – más de lo que necesito. No es culpa mía que el imbécil del técnico no haya aparecido por segundo día consecutivo y que yo esté apurada en sacar el material para mi investigación. Y que además sepa cómo reparar el desperfecto, a diferencia de la mitad de los ciborgs que andan por ahí dándose vueltas, incapaces de encender una vela si se les corta la luz.

Está bien, me tomo muy a pecho mi trabajo como periodista: averiguarlo todo. Pero de todas formas, ¿qué pasa si hay una emergencia? Siempre he pensado que es una cuestión de sentido común saber al menos lo básico para sobrevivir frente a un cataclismo. Y no es tan difícil una vez que empiezas a aprender el ABC de los circuitos, al menos no lo fue para mí. Viéndolo desde el lado positivo, un desastre natural de este tipo acabaría con toda esa gente que no es un aporte a la sociedad. Simple selección natural.

Puede que haya tenido que consultar el manual antes de bajar... Pero nadie lo sabe. Menos aún Sasha, que es experto en preocuparse por mí... aunque una que otra vez me haya salvado de alguna buena. Una que otra vez... o varias. No puedo negarlo. Me río para mis adentros mientras paso la mano con cuidado por la pared llena de fusibles prácticamente indetectables. Encuentro rápidamente el desperfecto tal como me lo esperaba; los alimentadores eléctricos de seguridad 15 y K32 están quemados, seguramente debido a una sobrecarga. No es la primera vez que pasa según la información que absorbo sobre el circuito, debe ser una falla de diseño. Inútiles. No entiendo qué hacen los ingenieros todo ese tiempo malgastado en la universidad y en sus especializaciones con más letras que el código de barra de un hiperreactor de fusión.

Tiendo un puente con ayuda de un micro transmisor, soldando los cablecitos con cuidado tal como me lo enseñó... bueno, quién me enseñó da lo mismo. Menos mal que los circuitos siguen siendo los mismos después de cientos de años, ya que aprendí de un libro. De papel. Un cable de puente sigue siendo un cable de puente, por mucho que ahora sean microfilamentos que sólo puedo ver a través del visor de realidad aumentada que puse ante mis ojos.

El módulo se enciende suavemente bajo mis manos y ahora viene la parte realmente difícil. Acá estaría perdida sin ayuda. Menos mal que Ángel, ese angelito de la guarda de informática, es de verdad una criatura de dios y me ayudó con el pedazo de programación que me facilitará el acceso. Obviamente podría volver a subir y conectarme al latoso terminal Neuralink para niños que tienen en el hall de entrada. Pero es mucho más entretenido hacerlo desde acá, desesperando a Sasha y disfrutando del vacío que me rodea. Estoy en uno de los pilares centrales de la matriz de la información más importante de la Tierra: La biblioteca de CONECT, Corporación de Negociación y Estudios transplanetarios. Este debe ser uno de los más altos, y tiene la forma de un tubo de órgano gigantesco. Muy por arriba de mí veo un pequeño círculo azul de cielo. Y a cientos de metros de profundidad bajo mis pies se abre el espacio, dejando a la vista las delgadas arterias transparentes de las calles por las que la gente circula de sección a sección dentro del complejo de edificios de la corporación. Todas esas personas que andan por ahí con sus implantes Neuralink y su fácil y cómodo acceso la información no tienen ni idea de que se almacena acá, sobre sus cabezas. Y que si se apaga estarían fritos.

- ¡¡¡Thea, contesta!!!

Los gritos de Sasha se están poniendo de verdad irritantes. Rápidamente, conecto la interfaz de mi procesador y le doy el "vamos" a la configuración del sistema. En cuestión de segundos termina el procesamiento y la suave voz de MARTHA susurra en mi oído:

Thea / Primer libro: TierraOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz