6. corre

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—Estamos muertas —susurró Bella, paseando intranquila por el salón mientras se agarraba el pelo con fuerza.

La noche comenzaba a caer en Forks y las nuevas noticias habían golpeado a Bella como una jarra de agua fría. Lo primero que había hecho tras cruzar el umbral de la puerta fue explicarle atropelladamente a su padre que había lobos gigantes en el bosque. Esto, que no había hecho otra cosa que causar una discusión con él ante nuestra temeraria salida a hurtadillas, había pasado a segundo plano cuando se marchó, con una partida de caza, a rastrear el bosque. Por un momento, el problema de Jacob se convirtió en el principal cuando le conté a Bella todo lo que había visto y me había dicho. Esta se negó a creerlo en un principio, pues su mente trabajaba a toda velocidad en el vampiro que acababa de atacarnos.

—No lo estamos —dije, rodando los ojos con impaciencia.

—Laurent ya habrá encontrado a Victoria y le habrá dicho que estamos desprotegidas.

—¡No lo estamos! —grité, moviendo mis manos con tanta fuerza que chocaron contra mis muslos. Esta dio un salto en el sitio y me miró con el ceño fruncido— Por dios, Bella, estás conviviendo con una bruja, ten un poco de fe en mi trabajo.

Esta no dijo nada más, pero siguió caminando de un lado a otro con nerviosismo, sin dejar de mirar por la ventana cuando creía escuchar un ruido. No la culpaba, estábamos solas y era de noche, pero tampoco podía venirme a bajo delante suya. No podía negar que Victoria siempre había estado entre mis preocupaciones, principalmente desde que estábamos solas.

—Voy a cerrar las puertas —farfulló, tropezándose con sus propios pies en un intento de llegar antes.

—Sabes que hay un hechizo protector sobre la casa, ¿verdad? —grité, mirando al techo mientras intentaba averiguar en qué parte estaría por la cercanía de sus pisadas.

Bella asomó su cabeza por las escaleras y me miró con una ceja enarcada. Apreté los labios en una sonrisa y asentí con obviedad, tocándome la frente para indicarle que pensara un poco antes de entrar en pánico.

Ambas subimos al piso de arriba y nos encerramos en la habitación. Bella, que no podía sacárselo de su cabeza, comenzó a ordenar el cuarto como hacía siempre que estaba nerviosa y yo miré al techo, fastidiada, sintiendo que me iba morir de la irritación que me estaba causando en ese momento.

De repente, un ruido nos llamó la atención y miramos hacia la ventana para ver que algo intentaba traspasar el escudo. Compartimos una mirada rápida y me levanté de un salto de la cama, mirando por el cristal para ver que se trataba de Jacob Black lanzando piedras.

—Es Jacob —anuncié con suavidad, sonriendo levemente al ver como se agarraba al pomo de la puerta en un intento de escapar de ahí.

Como si una puerta de madera fuera a impedir a un vampiro que entrara.

Fue cuando vi su mirada extrañada que entendí la situación. Abrí los ojos exageradamente y levanté las manos para congelar la escena, pero no ocurrió nada. Miré a Bella con terror en los ojos y me llevé una mano a la frente, sintiendo que iba a perder la cabeza.

—Por favor dime que no es Victoria disfrazada de Jacob —pidió Bella, comenzando a temblar de nuevo.

Apreté la mandíbula y la miré con odio, casi deseando haberla congelado a ella también.

—¡El escudo! —chillé en un susurro, como si pudiera escucharme— Ha estado tirando piedras contra una ventana abierta y han rebotado...

—¿Sabes? Me fascina lo diferente que nos resulta el concepto de pánico —bromeó, mirándome completamente seria mientras me señalaba con el dedo índice.

luna nueva || jacob blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora