🥀Issac🥀

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El pasado no define a una persona

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El pasado no define a una persona.

Eso era lo único en lo que pensaba Issac Laferrerè mientras acompañaba a su mejor amiga, Vanessa, a visitar a su padre, el que estaba en Cuidados Intensivos por exceso de ingesta de alcohol.

La vida de Issac nunca fue fácil.

Pero, nunca miraba a atrás, excepto por este instante de debilidad, dónde era mejor enfrascarse en pensamientos propios que arruinar las cosas haciendo preguntas estúpidas.

Cuando él preguntó si Elián era lo bastante importante se sentía extrañamente celoso, porque Issac había acompañado a Vanessa por cosas muy duras, aunque Vanessa no había pasado por nada similar a lo de él en el pasado o eso creía él.

La verdad, Issac sufrió mucho cuando a la edad de 5 años tuvo que trasladarse de Francia, aunque él nació en Colombia, a Costa Rica. Sus padres eran franceses, pero ambos por su trabajo como biólogos marinos se la pasaban en lugares con biodiversidad. Y Colombia tenía una colección selecta de especies marinas.
Al igual que Costa Rica.

Aprendió a duras penas español, todo por culpa de una profesora que le veía como un intruso en su clase, una especie de colonizador francés nada bueno para su sociedad.

Ella lo maltrataba, pegaba e insultaba. El maltrato de la madre de Vanessa hacia su hija y esposo no era nada comparado con lo que esta profesora le hacía al pequeño Issac.

Fue obligado a muchas cosas para su aceptación. Era humillado por esa señora y sus alumnos, a los que él nunca consideró compañeros.

Por suerte, él siempre siguió con la cabeza alta, a pesar de las pocas expectativas de supervivencia.

Sus padres notaron a tiempo los signos de violencia en su hijo y le prometieron que se irían de Costa Rica a Colombia y eso hicieron.

Fue demasiado tarde, cuando fueron al psicólogo él les dijo a los preocupados padres que el niño tenía graves problemas afectivos y que era depresivo y ansioso.

Empezó a tomar cientos de pastillas que lo mantenían poco activo y sus padres comenzaron a trabajar más y a descuidarlo, hasta que el chico rubio, ya casi adolescente casi muere de una sobredosis de pastillas inducidas por él mismo.

Ingresó a un centro de rehabilitación para drogadictos y alcohólicos, allí conoció a Vanessa, ella acompañaba a su padre a la rehabilitación. Se hicieron amigos, el resto es historia para otro día.

Aunque en el pasado el muchacho había tenido problemas, esos problemas no lo definían.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando un hombre de bata blanca, el profesional encargado de Cuidados Intensivos ingresó a la sala con una cara de graves circunstancias.

A pesar de su cara traía buenas noticias, que Enrique estaba respondiendo correctamente a los tratamientos. Eso alegró un poco al grupo de amigos, porque, aunque no se notara mucho Aleksander estaba con ellos y él siempre tenía esa especie de apoyo incondicional digno de su familia.

Cuando salieron del hospital de rehabilitación ninguno estaba demasiado alentado como para comer algo, los hospitales tenían ese efecto en las personas, lugares dónde provenía la vida, se salvaba la vida o se perdía la vida.

Y pensar en estas tres cosas no produce precisamente apetito.

Los tres amigos caminaban con la cabeza gacha, sin saber cómo dejar de pensar en los problemas que cada uno tenía o había padecido.

La vida no era fácil para ningún ser humano, pero, uno cree que tres adolescentes tienen la vida resuelta, es decir, eran jóvenes, sanos y con una vida por delante.

O eso pensaba la gente ignorante.

Adultos que piensan que la juventud está jodida, cuando siempre lo estuvo para la generación anterior de la anterior de la anterior. Que no pueden ver una pareja besarse porque se escandalizan o critican al chico tatuado que atiende en el supermercado. Ese tipo de gente que destruyó poco a poco la relación de Elián y Enrique años atrás.

Aleksander no solía iniciar la conversación, de hecho, la conversación entre estos tres amigos siempre fue difícil, no eran los más sociables ni extrovertidos, sin embargo, la inició cantando:

Espera, aguanta, no te asustes, nunca cambiarás lo que ha sido y será.

Issac y Vanessa se miraron extrañados cuando Aleksander paró para cantar aquella canción que era desconocida para ambos.

Porque todas las estrellas están destinadas a desaparecer, no intentes preocuparte, las verás algún día, toma lo que necesites y sigue tu camino, y para de hacer tu corazón llorar.

Los amigos pararon para escuchar lo que cantaba el castaño.

Aquella canción iba dedicada a todas las personas que no podían más.

Esas personas que vivían a gritos siempre estaban gritando, todo lo resolvían de esa manera y eso los mataba. A veces esos gritos eran sordos, nada se escuchaba de ellos, como cuando gritas y ya no puedes hacerlo más porque la garganta se queda afónica.

Aleksander era un chico alto y de piel pálida, de cabello castaño ondulado y pecas en todas partes del cuerpo. Había heredado todas esas características de su abuela, una pianista famosa llamada Lucía Mosquera y el nombre de nacimiento de su abuelo, que de joven había sobrevivido a la Segunda Guerra Mundial y que no había alcanzado a conocer.

Él soñaba con ser cantante, tal como alguna vez lo soñó Elián. La vida le cumpliría este sueño por la vida que sus antepasados no pudieron tener. El karma era extraño en ocasiones, había veces que te devolvía tus malas acciones o hasta las malas acciones de personas que eran cercanas a ti, a Elián no cumplió sus sueños por esto último, ya que en esta historia se quiere relatar que la vida no es fácil y que todo tiene un riesgo, una causa y una consecuencia.

La vida actúa en cadena. Es igual al karma. Lo que haces te es devuelto por dos fuerzas: el karma y la vida.

Esa canción no evitó que Issac se sintiera conmovido.

O que Vanessa no se sintiera enojada consigo misma por no estar para su padre cuando él la necesitaba.

Ni que Aleksander pensara en aquel abuelo muerto que tanto admiraba, pero al que nunca diría nada.

El pasado no define a una persona, Issac estaba en lo correcto, pero lo que en realidad define a una persona es su forma de tratar, sus acciones con las personas y lo que hizo durante toda su vida.

— Hagamos ese viaje.

Aquellas palabras de Aleksander hicieron que sus dos amigos lo miraran con miedo.

Nadie estaba listo para aquella aventura de proporciones épicas, que cambiaría para siempre a aquellos tres amigos.

— Primero tengo algo que hacer... — aportó Vanessa. — Y lo tengo que hacer sola.

 — Y lo tengo que hacer sola

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El dolor de amarte | ✔️ EFECTOS DE AMARTE 1#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora