Epílogo

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Sentado en el escritorio de mi cuarto cada noche, me dispuse a iniciar un diario en el que anotaba todos los pensamientos y hechos vividos durante esta interminable travesía.

Febrero, 1881

"Navegamos durante algunos meses más manteniendo un bajo perfil, alejándonos todo lo posible de las rutas comerciales y militares. Durante este tiempo la recompensa por mi cabeza se elevó a 30000 doblones de oro. Lo supe luego de que asaltáramos y destruyéramos una fragata pirata de origen francés que pretendió atacarnos luego de seguirnos a nuestro paso por los puertos de Yakarta. Ante las nulas noticias sobre el actual paradero de mi padre, pensé que era necesario que nuestro grupo se fraccionara y comenzáramos puntos de búsqueda e información en sitios estratégicos, siendo las primeras en ofrecerse madame Zinerva y su hija, lady Ekaterina, con quien a última instancia dejé suspendido el tema de nuestro "arreglo matrimonial", estando ella muy de acuerdo con esto. Siendo el reino de Bélgica un punto medio entre el imperio alemán y Francia, decidió unirse a los leales de la logia de mecánicos establecidos allí y continuar con la guerra contra los industrialistas. En su último informe nos enteramos de que Vincenzo D'Annunzio, conocido como el "archimaestre", fue encontrado sin vida junto con los sobrevivientes a nuestro asalto al castillo. Conocer esto apartó cualquier nube de incredulidad acerca de las facultades de la madame, a quien no creí en el momento en el que me dijo que vio toda la escena en una escalofriante pesadilla aquella noche. Esto me podría a pensar acerca de cómo fue que ella sabía tanto al momento de conocernos y que mi percepción sobre las pitonisas y prestidigitadores debía cambiar, al menos en su caso.

Con el archimaestre eliminado, el conocido como "ingeniero" tomó el mando absoluto de la facción, haciendo más descarados y violentos sus movimientos, tanto que cada vez es más difícil llegar a un puerto y no tener que mostrarse a la defensiva ante los intentos de piratas de poca monta y otras gentes por capturarme a mí y a la nave.

En cuanto a la madame, eligió establecerse en la ciudad amurallada de Panamá. Dotada de una fuerte suma de dinero que le quitamos a los piratas franceses que antes mencioné, montó una posada en uno de los sectores más distinguidos de la ciudad dejándose conocer como madame Karenina. Dada su facilidad de idiomas finge un exquisito acento francés, mezclándose sin problemas entre la alta sociedad de esta nacionalidad que abunda dada la recién iniciada construcción de un canal a través del istmo. Desde allí nos provee de información muy valiosa y una reconfortante parada de descanso luego de largos meses de viaje a través del globo".

—¿Bastian-San? ¿Qué hace levantado tan tarde?—preguntó lady Hikari reincorporándose hasta sentarse sobre la cama.

Levanté la mirada y hurgué mis ojos con los dedos de una mano y miré el reloj, percatándome de la hora que era.

─Venga a acostarse—insistió—. Mire que en unas horas debemos volver a puente. No hará bien su trabajo si no duerme suficiente—agregó acurrucándose entre las sábanas.

—Está bien...─murmuré—deme unos minutos y le acompaño.

─No se demore.

—Está bien.

Ella puso la cabeza en la almohada y en cuestión de minutos se sumergió en las profundidades del sueño. Sin más que poner en mi diario, apagué la lámpara de gas del escritorio y me acosté junto a ella, quien se acurrucó aún más al sentir mi presencia. Observé el techo de la habitación por unos minutos hasta que mis párpados se hicieron pesados, quedándome dormido sin siquiera darme cuenta.


El Duque PirataWhere stories live. Discover now