↬ᴅᴀʀᴀ ᴅᴇɪs♡ [ᴋᴏᴏᴋᴊɪɴ]

ᴛʜʀᴇᴇ

Me marcho a buscar todo lo que he perdido.
Me alejo de ti a encontrar al que fui.
La suerte me sigue pero yo acelero.
Y no logro cuidar ni de mí.

— ¡Me niego! –Dijo un azabache furioso.

Estaban en la sala de su “hogar”, dos días después de que SeokJin empezara con los trámites de divorcio, el castaño se lo había pedido pero no esperó con su esposo reaccionara de forma negativa.

— ¿Por qué haces esto?, ¿acaso no te das cuenta que haz terminado con nuestro matrimonio? –Le acusó.

—No soy yo el que está pidiendo el divorcio. –Atacó.

—Pero si eres tú el que tiene una aventura. –Respondió molesto.

—No es ninguna aventura, además eso ya fue, yo…

— ¿Sabes qué? No me importa, por mí; puedes irte ahora mismo con tu amante y ser feliz con él o ella. –Contestó ya muy irritado por la negativa del mayor.

— ¿O será que quien sí tiene un amante eres tú y por eso tienes prisa por divorciarte? –Cuestionó en tono sombrío.

—No me metas en el mismo saco que tú. –Se acercó y lo apuntó con su dedo. —Yo jamás haría algo tan bajo como eso, porque yo si te amé, a diferencia tuya que sólo viste en mí a alguien para jugar un rato.

El mayor observó el hermoso rostro de su esposo, hacía tanto tiempo que no lo tenía así de cerca, su corazón comenzó a latir desenfrenado y unas ganas de besarlo hasta el cansancio se apoderaron de él.

—No sabes lo que dices… –Susurró ronco viendo la confusión en el rostro contrario.

Lo tomó por las mejillas suavemente y le besó con parsimonia, degustando la suavidad de aquellos abundantes belfos que lo ponían loco.

En un principio el castaño se resistió, hacía ya bastante tiempo que no se besaban y no podía evitar sentir como las mariposas revoloteaban en su estómago, era una sensación que extrañaba así que sin soportarlo más, correspondió, olvidándose de todo y todos, lo rodeó por el cuello y el mayor lo atrajo dejando sus manos en las caderas, se besaban con deseo y pasión, sus lenguas jugaban y sus corazones latían al mismo tiempo, poco a poco la ropa fue desapareciendo y sus cuerpos se hicieron uno, con caricias suaves, besos hambrientos, gemidos, jadeos, toda aquella necesidad de complacerse mutuamente se hacía más fuerte, y sin pensarlo, hicieron el amor durante toda la noche, pues esa sería la última vez que disfrutarían del cuerpo ajeno sin temor.

A la mañana siguiente, el castaño despertó solo en la habitación matrimonial, se sentía vacío, la noche anterior fue candente y muy sensual, como pocas veces, se habían entregado con todo lo que tenían pero eso no fue suficiente, SeokJin lo tomó como la despedida, su esposo se había ido sin siquiera dejarle una nota o un mensaje a su celular, no podía esperar algo más si las cosas terminaban así.

Los días transcurrieron, JungKook veía a su esposo más radiante, pero lo extraño era que todas las noches salía sin despedirse de él, o si quiera decirle a dónde iba, claro que él tampoco movía algún dedo para saber, sólo dejaba que se marchara quedándose con un mal sabor de boca, estaba arrepentido y las ansias de estar con su esposo se hacían mayores desde aquella noche en la que estuvieron juntos, ya ni siquiera sentía satisfacción con su amante, el chico pálido le reprochaba la falta de excitación cuando estaban juntos, pues sólo podía recordar la delicada y suave piel de su castaño, aquellos labios deliciosos y lo receptivo que su cuerpo era a sus caricias, todo aquel deseo acumulado desembocaba en la imagen de su esposo debajo de él. Maldición, lo necesitaba y por sobre todo, lo amaba.

—Por favor Jin, no hagas esto, aún podemos reconstruir lo que alguna vez tuvimos. –Rogaba el mayor a su esposo que yacía en su despacho con el acta del divorcio firmada por él.

—No JungKook, ya fue suficiente, no sé qué hice mal para que buscaras amor en otros brazos, te lo di todo, sinceramente ya estoy cansado, además, ese tal YoonGi parece estar muy clavado contigo y no quiero estar aquí para cuando lo traigas, así que firma esto por favor y dejemos todo por la paz. –Dejó el papel sobre el escritorio y dio la vuelta, dispuesto a irse.

— ¡No! –Lo detuvo de la mano. —Jin, amor, por favor.

— ¡No Jeon, ya basta! Deja de hacerte el mártir y firma ese dichoso papel. –Exigió molesto, no quería caer ante los encantos de su aún marido.

— ¡Te dije que no lo haré! –Furioso tomó aquel papel y lo rompió. —Te amo Jin, por favor dame una última oportunidad.

—Te veo en los juzgados.

Fue su última respuesta y salió de aquella oficina con las lágrimas acumuladas en sus bonitos ojos marrones.

Todo debía terminar antes de resultar más lastimado.