Cinq

25.3K 1.9K 136
                                    

—A los cinco años nos preguntaron qué queríamos ser al crecer — decía una de las graduadas, sobre el podium, diciendo su discurso —. Respondíamos cosas como astronauta, presidente, o en mi caso una princesa...

Aurora estaba sentada entre Carlisle y Esme, sentados entre los familiares de los graduados. Sus hermanos estaban dispersos entre los chicos de togas doradas; escuchando el discurso.

Después de haberle notificado a Carlisle sobre el alarmante hecho de que Aurora había lagrimeado, la pelirroja se quedó en su habitación con sus hermanas acompañándola.
Ahora se encontraban expectantes a la ceremonia de graduación.

Aurora no se había dado cuenta de que estaba perdida en sus pensamientos hasta que escucho a las personas reír y aplaudir.

—... Este no es el momento de tomar decisiones duras, sino el de cometer errores — decía la chica en el podium, captando la atención de Aurora —. Tomar el tren equivocado y perderte en algún lado. Enamorarnos... mucho. Estudiar filosofía, con lo que no se puede tener una carrera. Cambiar de idea y cambiar otra vez; por qué nada es permanente. Cometamos todos los errores posibles. Así cuando nos pregunten qué queremos ser, no tendremos que adivinar. Lo sabremos.

Una horda de aplausos se escuchó cuando la chica terminó su discurso. Aurora aplaudió sin mucho interés; sólo cuando pasaba alguno de sus hermanos aplaudía con fuerza.

~*~

La fiesta había empezado ya.
La música resonaba en todo el interior y exterior de la enorme residencia Cullen.
Aurora había decidido olvidarse de sus problemas, y posible muerte — como ella pensaba, ya que creía que estaba perdiendo su inmortalidad —, y divertirse. No conocía a nadie, pero eso no era impedimento para encontrar con quien bailar.
Bailaba al ritmo de la música, moviendo sus caderas con movimientos seductores, robándose más de una mirada; aquello alimentaba su ego.

Cuando Aurora iba por su séptimo vaso de alcohol, sintió una extraña opresión en el pecho, de pronto se sintió inquieta, atrapada.
Alice, que había visto la reacción de Aurora en una de sus visiones, se acercó con prisa a la pelirroja.

—¿Te sientes bien? — preguntó la vampiresa de cabello corto.

—Si, solo... necesito aire — dijo Aurora, mirando con recelo a las personas que bailaban aún.

—Vamos arriba — se apuró a decir la castaña.

Juntas rodearon el montón de gente que bailaba con ánimo.

—¿Mejor? — preguntó Alice cuando estuvieron en la terraza de arriba.

—Si, si, gracias — sonrió sin despegar los labios.

—¿No crees que es mejor quedarte aquí?

—No, yo... bajaré en un momento, gracias. Ve, disfruta la fiesta — ánimo, con una pequeña sonrisa.

—De acuerdo — aceptó Alice indecisa —. Si necesitas algo llámanos.

—Gracias.

Alice apretó su hombro con cariño, antes de bajar las escaleras.
Aurora trató de recomponer su respiración, hasta que su nariz captó un aroma en especial. Era el mismo que había olido cuando estaba con Bella en el centro. Una extraña, pero deliciosa, combinación de aromas; pino, tierra mojada, sal de mar y... extrañamente, perro.

Aspiró ese aroma con fuerza. Sentía su corazón latir con fuerza, así como una extraña necesidad de buscar el origen de ese aroma.
Sin ser concierne de lo que hacía, solo siguió su instinto.
Comenzó a bajar las escaleras, topándose a mitad de ellas con Alice y Bella; ambas mantenían una expresión preocupada, haciéndola olvidar de momento lo que hacía.

—¿Alice? — se acercó a la vampira y la tomó por los hombros con delicadeza. Entro a su mente, repitiendo la visión que Alice había tenido, en su mente.

—Vienen para acá — afirmó Aurora. Alice asintió.

De pronto, el embriagante aroma que había percibido hace solo momentos regresó, y con más intensidad. Cerró los ojos mientras inhalaba con fuerza y los abrió hasta que escuchó un par de gruñidos.
Al pie de las escaleras, se encontraban tres chicos, vestidos con vaqueros de mezclilla y playeras negras. Dos de los chicos, los que se mantenían atrás, reconocieron a la pelirroja como la intrusa de hace unos días; gruñeron instintivamente. El tercero, era más alto que los otros dos, llevaba el cabello corto, de color negro, y peinado sin mucho cuidado — algo que lo hacía ver sexy —, de piel rojiza y hermosos ojos cafés.

Aurora no pudo evitar perderse en esos aquellos ojos tan hipnotizante para ella; así como Jacob no se molestó en apartar la mirada de aquel par de ojos dorados. Ambos vieron las mismas imágenes sin ser conscientes; ellos dos eran los protagonistas de todos y cada uno de los momentos que se repetían en sus mentes como una película.

Aurora sintió sus piernas temblar, intentó retroceder escaleras arriba, pero su mirada no podía alejarse de la de él; al intentar subir el escalón tropezó y cayó de culo en la escalera, rompiendo el contacto visual que ambos mantenían. El primer instinto de Jake fue ir a ayudarla, pero apenas avanzó dos pasos ella alzó su mano hacia él.

—No.. — dijo ella en un hilo de voz, desconocía el porqué de aquellas imágenes en su mente, como también el sentimiento de calidez que sintió; ahora lo único que sentía era confusión y terror; terror a lo que él pudiera significar. Recompuso su voz y habló —. No te me acerques...

Por más que intentó que su voz sonara dura, en el fondo albergaba un tono suplicante. Jacob fue el único en notarlo, haciéndolo sentir mal, herido; sintió una punzada en el corazón.

~*~















Uuuh, pobre Jake.

¿Les está gustando?

Nos leemos.

—Yatlahi

COMPLICADO | Crepúsculo | Jacob BlackWhere stories live. Discover now