veintiuno

727 46 13
                                    

Mamá estaba furiosa, sus gritos sólo me hicieron encojerme en mi cama. Había pasado seguro a mi puerta y a pesar de morirme por algo para comer, sabía que no sería bueno encontrarme con ella en ese estado. Traté de hacer el menor ruido posible, apagué las luces de mi habitación y bajé al mínimo el volumen de mi teléfono.

Al parecer ella no había notado mi presencia en la casa y quise que se mantuviera así. Escuché el chillido que hacía la puerta de entrada al ser abierta seguido de un voz masculina la cual no pude distinguir. El sonido del cristal chocando entre sí me dio a entender que las botellas de alcohol se habían unido al momento. Hice una mueca al notar los sonidos obscenos.

Mamá se acostaría con ese hombre.

Necesitaba salir, no quería estar ahí pero no podía salir por la puerta delantera ya que, por lo que podía escuchar, estaban en la sala. Tomé mis audífonos y solo me quedé mirando hacia la ventana, lo más lejos de la puerta posible.

2:30 am

La música con aquellas letras vulgares sonaba sin parar por los parlantes. En este lugar, nadie se metía en los problemas de nadie por lo que sabía que nadie vendría a reclamar por el volumen.

Mi estómago rugia dolorosamente, no había pasado bocado desde el tiempo de desayuno pues el refrigerador estaba vacío y no tenía dinero para comprar algo. Pegué mi oreja a la puerta queriendo escuchar algún indicio de movimiento afuera. Me agache y miré por debajo de la puerta; no podía ver a nadie.

Suspiré profundo y me armé de valor. Abrí la puerta mirando a mis lados de que no hubiera nadie. Caminé en puntillas hasta llegar a la cocina, abrí el refrigerador pero no había nada. Busqué en la despensa y encontré unos paquetes de galletas y unos cheetos, no era lo mas saludable pero era eso o morir de hambre.

Mis labios se abrieron debido a la impresión cuando vi a aquel hombre, Bang Hwang Youn. Este le pasaba, por lo que pude notar, dinero a mi madre y esta lo contaba felizmente.

— ¿Tenemos un trato?

— Tenemos un trato — confirmó mi madre — Es todo tuya...— susurró.

Los cheetos se resbalaron de mis manos hasta el piso cuando Hwang Youn me devolvió la mirada. Sus labios subieron lentamente hasta convertirse en una sonrisa que me daba escalofríos. A pasos cortos comenzó a acercarse a mi y yo no sabía que hacer. Mi cuerpo estaba paralizado. La forma en la cual me veía me daba repulsión y me arrepentí por no haberme puesto unos pantalones largos. Sin darme cuenta una de sus manos agarró con fuerza mi antebrazo haciéndome sisear del dolor.

— Mamá! Madre!.. — comencé a llorar al ver como me llevaba a la fuerza al segundo piso. Me giré, en un intento desesperado por obtener ayuda de quien se supone debía amarme y cuidarme...

— Estaré afuera, avisa cuando termines. No la lastimes mucho.

...pero está solo se dio media vuelta y me dejó a mi suerte.

Todo se sentía como algo irreal, mis gritos se sentían lejanos al igual que la risa sarcástica y divertida del hombre que ahora besaba mi cuello mientras habría la puerta de mi habitación. Mi ansiedad creció exponencialmente cuando mi espalda chocó contra el colchón. El peso de sus piernas en mis caderas evitaron que pudiera salir corriendo. Mis ojos estaban fuertemente cerrados, mi cara estaba mojada por las lágrimas y mi garganta dolía debido a mis gritos.

Sabía que, por lo menos alguien me iba a oír pero también sabía que nadie haría nada.

Un fuerte sollozo salió al escuchar mi ropa ser rasgada. Él solo rió.

— No te preocupes, la pasaremos bien...

❛❛

El dolor que sentía era incomparable, mi cuerpo temblaba y, a pesar de que mi rostro estaba mojado por las lágrimas que seguían cayendo, mi mente estaba en blanco. Mis ojos estaban fijos en la pared mientras mis brazos abrazaban con fuerza mis piernas. Había perdido la noción del tiempo que llevaba en esa posición. Mis músculos estaban entumecidos pero no me importaba.

Sentía todo pero, al mismo tiempo, nada.

Había gritado, rogado por ayuda, por piedad. Grité por mi madre pero entendí que ella nunca vendría, que no me ayudaría, pues al fin y al cabo ella fue quien me intercambió por unos cuentos billetes para luego salir a fumar al patio.

Mientras todo pasaba, pude escucharla reír mientras hablaba con alguien. Ella reía, ignorando lo que ocurría.

Mis uñas se clavaban en mi antebrazo pero no importaba.

❛❛

Me había girado, su brazo estaba alrededor de mi cuello mientras se empujaba en mi. Sus gemidos me daban repulsión al punto de querer vomitar. Enterre mi cara en la almohada y solo me quedé ahí, quería asfixiarme, morir y terminar con todo, pero mis reflejos me obligaron a levantar la cabeza y llenar mis pulmones de aire así que solo me quedé ahí, mirando a la pared con mi mente en blanco, sin pelear, sin gritar.

— Eres bellísima...exquisita...

Sin poder evitarlo, un poco de vómito escapó de mi boca quedando a mi lado en la almohada pero no me importó.

❛❛

No estaba segura si habían pasado horas o solo minutos, pero su cuerpo se estremecía debido al frío pero no me atrevía a moverme.

❛❛

—...obtuviste lo que querías...¿podrías hacer algo por mi?

Aunque no podía ver su rostro, sabía que tenía su atención.

— ¿y eso sería..?

— Matame

— ¿Qué?

— Matame, por favor. Quiero que me mates...a ella no le importaría, a nadie le importaría, nadie se daría cuenta de mi falta...por favor...

Escuché sus pasos por la habitación hasta detenerse delante de mi agachandose. Sus dedos acariciaron mi mojado cabello hasta llegar a mi mentón, obligándome a mirarlo.

— Hay un pequeño problema con eso y es que, matarte sería un verdadero desperdicio además, tengo unos planes para ti. Estoy seguro que te llevaras muy bien con mis amigos.

Dejó un casto beso en mis labios y se levantó, saliendo de la habitación.

❛❛

n/a

1 - traté de ser lo más leve
posible con esto pues entiendo
que este es un tema que puede
ser complicado para muchos.

2 - no falta mucho :)

3 - me disculpo de ante mano
por el final :))

Frágil | CHOI YEONJUN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora