✘ 15: Chocolates derretidos ✘

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  Joaquín se encontraba junto a Graciela caminando por el pasillo del sótano, cada quien rumbo al lugar donde le tocaba hacer sus labores, Joaquín llegó a su destino y se despidió de su amiga agitando la mano en el aire, la chica siguió su camino y el castaño entró a la oficina de ama de llaves, su mirada se topó con la de Mario, quien de encontraba del otro lado del escritorio, frente a ellos, Miriam, quien volteó a mirar a Joaquín en cuanto la puerta se abrió, enseguida de ella, Emilio, quien tecleó unas cosas en su celular y levantó la mirada para pasear sus ojos por el castaño, regalándole una sonrisa.

—Buenas tardes.–saludó el menor.

—Buenas tardes.–respondieron los tres al unísono.

—Que bueno que ya llegaste mi niño, vamos a piso para checar las habitaciones, hoy quiero desocuparme temprano.–Miriam se levantó de la silla.

—Llévense a Emilio, hoy estaré pasando unas cosas y no saldré de la oficina, mejor que se entretenga allá arriba.–pidió Mario, Miriam asintió y le hizo señas a Emilio para que los acompañara. El rizado se levantó de la silla y junto a Miriam y Joaquín salió de la oficina, se dirigieron al elevador y ahí arriba, Miriam dio las indicaciones.

—Joaquín, en las habitaciones 301, 305, 317 y 321, no hay toallas de mano, por favor ve al cuarto donde guardan las cosas y surte las habitaciones que te dije.–le entregó unas llaves y una tarjeta al mancebo.—Emilio y yo estaremos en el cuarto piso.—Joaquín solo asintió y cuando el elevador paró en el tercer piso, el chico bajo de este.

  Siguiendo las indicaciones antes dadas, fue al cuarto donde las amas de llaves tenían lo esencial por si llegaba a hacerles falta, abrió la puerta y con mucho esfuerzo sacó la cama despegable para abrirse paso al estante donde se encontraban las toallas, tomó las que necesitaba y se asomó al carrito de unas de las amas de llaves que se encontraba ahí, moviendo algunas cosas, encontró lo que buscaba, tomó dos chocolates y los echó a su bolsillo, después de esos con dificultad, volvió a meter la cama en el pequeño cuarto para después dirigirse a las habitaciones que le habían indicado. Después de hacer lo que le habían ordenado, se dirigió al elevador de empleados y aplastó el botón con el número 4, después de que las puertas se cerraron, estas no se tardaron en abrirse de nuevo, llegando al piso número cuatro, camino por el corredor, mirando cada puerta para ver cuál era la habitación en la que Miriam y Emilio se encontraban. Llegó hasta la habitación 410, la cual vio que se encontraba abierta, tocó y la voz de Miriam le indicó que estaban ahí.

—Aquí estamos.–dijo la mujer, quien se encontraba haciendo las últimas revisiones del baño, con Emilio parado en el marco de la puerta. El radio de Miriam sonó.–Aquí Miriam.–respondió la morena.

—Necesito que vengas con el capitán, tenemos un problema con unos manteles.–se escuchó del otro lado del aparato, la mujer rodó los ojos.—Bien, ya voy para allá.–cerró la comunicación y salió de la habitación.—Bueno chicos, esta era la habitación que me faltaba de este piso, Joaquín, vayan al quinto piso, ahí ayuden a Anais en lo que le haga falta, terminan y si Mario no está en la oficina, pasas todo a la computadora. El castaño asintió y de nuevo regresó al elevador de empleados, pero esta vez con Emilio acompañándolo.

Tocó el botón con el número cinco y las puertas se cerraron, Joaquín de encontraba nervioso y sintió que las puertas tardaban de abrir más de lo normal, desde lo que su amiga le había dicho, el pensar estar a solas con Emilio lo ponía nervioso. Las puertas de metal se abrieron y Joaquín salió rápidamente, comenzó a caminar rápido, mientras que Emilio caminada a un paso normal siguiéndolo detrás. Fue fácil encontrar a Anais, pues era el único carrito de ama de llaves que se encontraba por el pasillo.

—¿En que podemos ayudarte?–preguntó Joaquín en cuanto llegaron a donde la rubia se encontraba.

—¡Mi niño! Justo acabo de terminar esta habitación, ya me falta una, ¿Vamos? es la 510 y entre más manos me ayuden, más rápido la terminamos.–dijo esto último mirando a Emilio, el rizado le sonrió.

Joaquín asintió y en cuanto Anais cerró la puerta, el menor tomó el carrito y lo llevó hasta la habitación 510. Abrieron la gigantesca puerta y rápidamente comenzaron a ordenar la habitación y a limpiarla.

—Toc, toc.–se escuchó mientras la puerta era golpeada delicadamente, seguido a esto, alguien se asomó por esta.

—Ryan, justo a quien quería ver.–dijo la mujer.—mueve tus manitas y ayúdanos a limpiar.–Emilio escuchó el nombre de aquel chico y rápidamente elevó su mirada buscando a Joaquín, quien se encontraba limpiando algunas cosas en la pequeña habitación que se compartía con la habitación 510, dejó de hacer lo que se encontraba haciendo y se metió a esa habitación, con la excusa de ayudar a Joaquín a limpiar más rápido.

Ninguna palabra fue mencionada entre los dos chicos, simplemente escuchaba la conversación del botones junto a la rubia. Cuando por fin habían terminado toda la habitación, salieron de esta, dirigiéndose a la más grande, la cual al parecer con la experiencia de Anais, ya estaba más que terminada. Ryan apenas noto la presciencia de Joaquín y una sonrisa se le formó en el rostro.

—Ya hemos terminado, ¿Podemos irnos?–preguntó Emilio.

—Claro.–respondió la mujer.

—¿Segura? ¿No necesitas ayuda en algo más?–preguntó de nuevo el rizado, para asegurarse que podían marcharse.

—No, así esta bien joven Osorio.–Emilio le sonrió y camino hacia la puerta. Esta vez era el mancebo quien caminaba detrás del mayor.

—Joaquín.–habló Ryan tomando el brazo de Joaquín. Emilio lo noto.

—Vamos Joaquín, tenemos que pasar todo a la computadora.–habló el mayor. Joaquin solo le dedicó una sonrisa a Ryan y se soltó del agarre del chico de cabello negro, retomando su andar.

Ya en la oficina de amas de llave miraron que Mario no se encontraba en el escritorio, en este solo estaba una nota de Miriam con las habitaciones que anteriormente habían sido revisadas, Joaquín tomó asiento en la silla principal y encendió la pantalla para comenzar a pasar la información.

—¿Puedes dictarme la información?–preguntó el menor. Emilio asintió y comenzó a leer las notas para Joaquín.

Estuvieron ahí por unos minutos hasta que terminaron todo. Joaquin no quería estar en la habitación sin hacer nada a solas con Emilio porque seguro le volvería a preguntar de sus sonrojos, por lo que el menor se levantó y se dirigió a la lavandería. Observó todo a su alrededor, ya sólo quedaban sábanas para planchar, lo demás estaba en orden, por lo que prendió el mangle y esperó unos minutos a que éste se calentara, tomó la primera sabana y la acomodó para plancharla, odiaba planchar también, pero era la única opción que le quedaba, además de que Emilio no se acercaría porque odia planchar de igual forma.

—¿Qué haces?–se escuchó la voz del mayor, el cual salía de la oficina mientras guardaba el celular en su bolsillo. Emilio miró menor planchar e hizo una mueca.

—Deja te ayudo para que termines más rápido.–se ofreció el rizado, por lo que Joaquín se sorprendió.—Oye, tú pantalón tiene una mancha.–señaló, Joaquín miro y efectivamente la mancha se lograba ver aunque el pantalón fuera negro, pues no era bastante oscuro.

—¡Noo! Los chocolates.–se lamentó mientras tocaba por fuera, se sentía pegajoso.–Se derritieron con el calor del mangle. Era uno para ti y uno para mi.–mientras Joaquín seguía afligido, Emilio lo miraba con ternura.—¿Qué? ¿Por qué me miras así?–preguntó.

—Es que te ves muy tierno mientras te afliges por unos chocolates derretidos.–rió.

Joaquín comenzó a sonrojarse y una sonrisa decoró su rostro.

—Cuando sonríes, siento que por dentro me derrito como esos chocolates.–las palabras de Emilio salieron de él sin siquiera pensarlo.

Joaquín no podía sentirse más rojo, en su estómago volvió a sentirse algo raro y una risa nerviosa se apoderó de él. ¿Por qué Emilio decía eso? ¿Lo diría de broma? Es que sonaba bastante serio, las dudas inundaban la mente del menor y aunque no pareciera, la del mayor también.


Holaaa

Ya les traje nuevo capítulo, espero que lo disfruten, nos leemos pronto.

les tqm, bai.💗

O' Hotel (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora