50

1K 62 57
                                    

Cuando queremos aterrizar en Madrid son la seis de la tarde, Javi se ofreció a recogernos a Sara y a mí en el aeropuerto, quería pasar un ratito conmigo. Salimos de la terminal y nos encontramos con un Javi impaciente mirando a todos lados.

–Ya estaaamos aaquí– canturrea Sara haciendo que él se percate de nuestra presencia.

En cuanto nos ve se abalanza contra mí y me abraza muy fuerte, escondo la cabeza en su pecho aspirando su aroma, definitivamente lo he echado de menos.

–Enana no sabes la falta que me has hecho– se separa un poco de mí para mirarme.

–Y tu a mi Javier y tú a mi...– agarro su cara entre mis manos y me acerco sonriendo.

Es entonces cuando ambos nos fundimos en un tierno beso lleno de necesidad y ganas, solo él y yo, nuestro alrededor se difumina mientras ambos estamos así pegados.

–Siento arruinar el momento tan romántico, pero tengo ganas de llegar a mi casa– habla Sara detrás mía haciendo que ambos nos separaremos.

–Luego seguimos– le digo a Javi divertida.

Nos ayuda a cargar las maletas en el coche y nos dirigimos a dejar a Sara en su casa, un rato después estamos llegando a la mía. Abro la puerta despacio dejando entrar a Javi con mi maleta.

–¡Mamá ya he llegado!– grito  y en cuanto me escucha sale corriendo de la cocina.

–Mi niña– dice para después abrazarme –He visto tus conciertos, Nerea me los puso–

Sonrío al verla tan contenta y dejo un beso en su mejilla diciéndole lo mucho que la quiero. Nos tiramos un ratito poniéndonos al día, le cuento como he conocido a los chicos argentinos, le enseño las fotos y le comento lo contenta que estoy por haber hecho mi segunda colaboración.

Son sobre las ocho de la tarde cuando subo con Javi a mí habitación, estoy cansada y llevo todo el viaje sin comer, la verdad no me entra nada. Estamos un rato hablando y luego llega el momento ñoño.

–No puedo estar más enamorado de ti– me dice besándome, sonrío sobre sus labios.

En ese instante me empiezo a encontrar mal, me entran unas tremendas ganas de vomitar y me disculpo apartándome de él. Voy al baño y me arrodillo en el suelo al lado del retre, comienzo a echar la poca comida que tenía en el estómago. Javi entra preocupado y me agarra el pelo intentando tranquilizarme. El mal cuerpo hace que al levantarme las piernas me fallen un poco y me desestabilice.

–Vamos al médico anda, capaz has contraído algún virus tonto– dice Javi a mi lado sosteniéndome.

No me gusta la idea de tener que ir al médico pero realmente me encuentro mal y creo lo necesito. Avisamos a mi madre y ella nos acompaña, llegando al hospital me siento algo mareada pero por suerte sigo pudiendo mantenerme en pie.

Doy mis datos en la recepción de urgencias y me toca esperar un ratito en la sala de espera. No pasan ni 10 minutos cuando el médico me llama y entro con mi madre, Javi prefiere quedarse fuera ya que le traen malos recuerdos los hospitales.

–Muy bien señorita, cuénteme ¿qué le sucede?– me pregunta el doctor en cuanto me siento frente a él.

Le explico mis síntomas y como de mal me encuentro, él solo hace asentir dándome a entender que sabe que pasa.

–¿Su menstruación es regular?– pregunta de repente haciéndome dudar.

–Sí doctor, pero este último mes no me ha bajado aún– le explico a lo que él escribe algo en su ordenador.

𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐝𝐞𝐣𝐞𝐬|𝓑𝓷𝓮𝓽 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora