Página diecisiete

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El profesor aparcó su coche ante una hermosa casa blanca con sus ventanas azules y miles de flores alrededor, entonces se bajó pero rápidamente se giró pues notó que el ojimiel no se bajaba.

-Hey ya hemos llegado, esta es mi casa...creí que querías que hablasemos.

Liam suspiró y se movió en el asiento buscando mirar a su profesor a la cara.

-Es que no se si quiero ver lo que hay dentro, de repente ya no me parece tan buena idea-habló con miedo.

Zayn sonrió.

-Anda baja, no tengas miedo, no voy a comerte...de momento.

El ojimiel no sabía si había escuchado bien pero finalmente se bajó y siguió al morocho con cautela.

El interior de la casa de Zayn era espacioso y además estaba muy ordenada, el ojimiel echó un vistazo rápido buscando fotos intentando ponerle cara a esa tercera persona.

-Anda ponte cómodo, iré a buscar algo para beber.

El chico obedeció y se sentó en un lado del sofá.

-Tranquilo Liam-se dijo-si te quisiese dar la patada no sería tan amable inventándote a algo.

-¿Cerveza?-preguntó el morocho desde la puerta.

Liam asintió conforme.

-He traído algo de picar, ¿te gustan las patatas fritas y las galletitas saladas?.

-Si, gracias.

Zayn le dio una de las cervezas y acto seguido se sentó en el otro lado del sofá.

-Tienes una linda casa.

-Era de mi madre...ella se fue el octubre pasado después de una larga enfermedad... yo procuro cuidarlo todo como ella solía tenerlo... mi madre amaba el orden y las flores-Habló tristemente dando un sorbo a su botella.

-Lo siento mucho...mi padre también se murió.... sufrió un accidente laboral en el edificio donde trabajaba.

-Siento lo de tu padre.

Se hizo un silencio y ambos bebieron otro sorbo de sus cervezas.

-Bien, hablemos-dijo entonces el profesor cogiendo un puñado de galletitas-Quiero saber que tienes que decirme.

-Primero dime quien es Shawne, por favor...¿Él es tu pareja?-habló Liam temeroso.

El profesor bebió otro sorbo de su botella y miro seriamente al ojimiel.

-Y si te digo que sí, ¿Qué harás?

Liam sintió como si su corazón se estrujase y su alma se le caía a los pies, entonces posó la cerveza en una mesa que había en el centro de los sofás y acto seguido se levantó.

-Siento haberte molestado, ya me voy.

33. Hasta que nos volvamos a encontrar. TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora