Gracias a Bad Gyal.

5.3K 320 15
                                    



Eran las cuatro de la mañana y en aquella discoteca solo quedaba gente pasadísima de copas, como era el ejemplo de Damion y África, que habían congeniado extraordinariamente bien, a esas alturas Marina e Ici estaban desaparecidas, seguramente comiéndose la boca como quinceañeras en alguna esquina escondida o en el callejón contiguo a la discoteca.

La mari le daba la tabarra a su mujer, que demasiado sobria se limitaba escuchar sus teorías sobre la elaboración de la cerveza y trataba de que no se bebiera hasta el agua de los floreros.

Natalia, al igual que Sabela mantenía un puntillo atrevido gracias a las dos únicas cervezas que había tomado durante la ncohe. Alba que había dejado de beber hacía un rato había logrado equilibrar su estado con el de la morena para poder mantener una muy entretenida conversación con ella en una zona de la discoteca donde la música sonaba con menor volumen.

-ESTA NOCHE SE SALE YOO ME ARREGLO-comenzó a berrear Damion en cuanto sonaron las primeras notas de aquella canción de Bad Gyal.

-Damion, no me jodas que te gusta Bad Gyal- dijo África muy seria, demasiado para el pedo que llevaba en to lo alto.

-Pero... ¿Cómo me preguntas eso? No me pierdo un concierto suyo nena- nena... uy lo que te hacía morenito.

-Madre mía cariño, eres perfecto

-Tu también guapísima- dijo el chico arrastrando las palabras.

-pues ven que te coma esa boca que tienes-dijo la chica antes de tirar de su nuca y plantarle un morreo de película.

-¡SABELIÑA! Que los Dafrica se están dando bien de filete.- dijo la mari chillando y señalando efusivamente en dirección a los otros dos que seguían a lo suyo tambaleándose en el proceso.

-si, pues mira a las otras dos- le señaló su mujer en dirección a Alba y Natalia, que sentadas en los taburetes altos de la barra se hablaban muy cerca, con sus piernas medio liadas -como ellas, vale aún no- y acariciándose el brazo, la manita... cualquier cosa que tuvieran cerca con la excusa de estar bien pegaditas.

-Nat- jadeó Alba cuando la morena dejo un suave soplido detrás de su oreja justo después de decirle algo de lo que la rubia ni siquiera se había enterado.

-Alba yo...- se separó para mirar el rostro de la chica, con las mejillas sonrojadas por el calor del lugar o también por la excitación que le provocaba la Navarra.

-Lo se- suspiró- yo también, pero no se si es lo adecuado.

-quiero que sepas que yo no voy a hacer absolutamente nada si tu me dices que no quieres que pase, pero Alba, no deberías contener las ganas.- le dijo mientras realizaba formas aleatorias en su rodilla derecha.

Alba la miró largamente a los ojos antes de formar un pequeño puchero, de verdad que quería y se moría de ganas, pero el miedo a que no saliera bien era una causa de peso para frenarla.

Natalia deseó poder besar ese pucherito adorable pero se limitó a besar la pequeña nariz de la rubia y dejar una suave caricia en su mejilla.

-dejémoslo fluir, sin necesidad de provocar situaciones incómodas y cuando de verdad te sientas cómoda entonces lo intentaremos, Alba yo tampoco quiero cagarla.

-Gracias de verdad por entenderlo- le dijo con la sonrisa más sincera que la morena hubiera podido observar nunca.

-no hay nada que agradecer, si no pensara de igual manera hace ya tiempo que te habría comido la boca.

-¡NATALIA!- le dijo golpeándole el hombro aunque sin poder evitar una carcajada.

Poco rato más tarde abandonaron la discoteca, Damion y África por un lado, Sabela y la Mari por otro, Natalia finalmente acabó acompañando a la rubia hasta la puerta de su casa, no se fiaba de dejarla sola a esas horas de la madrugada, no sin antes prometerle a Alba que volvería a su domicilio en taxi para no correr ningún riesgo.

ABC  |  AlbaliaWhere stories live. Discover now