—Preciosa...Candy escuchó esa voz grave, intentando despertar, se talló sus ojos y cuando por fin logró abrirlos, lo vió a él, sentado en la cama, con el cabello revuelto, dándole una mirada llena de amor.
—Oh Terry, ¡Gracias mi vida! —contestó aún adormilada.
- ¿Preciosa tú? Mhhh... no tanto, me refería a que es muy preciosa la colcha nueva que acabas de comprar- le dijo él divertido.
—Ash, ¡Eres un odioso! — le dio un puñetazo en el brazo y se volvió hacia el otro lado.
— Pero soy tu odioso, soy todo tuyo preciosa—le dijo él con su sonrisa de medio lado mientras se deslizaba al lado de su esposa y la abrazaba por atrás, pegando su cuerpo al de ella de manera sugerente.
— Hazte para allá Grandchester, y enrédate en tu preciosísima colcha nueva- le dijo Candy fingiendo molestia y tratando de zafarse de su abrazo.
— Pequitas, fue una broma, anda, discúlpame — él ya comenzaba a besar su desnudo hombro izquierdo.
— Mhhh no sé, no suenas convincente — Candy trataba inútilmente de reprimir unos pequeños gemidos.
Terry, como un tigre, se lanzó encima de ella y viéndola a los ojos con un gesto de malicia le pregunto con voz muy baja, mientras su la mano derecha ya iba viajando al sur.
— Señora Grandchester, ¿De verdad quiere que la convenza?
—Dios...Terry...eres...imposible- con la voz ya alterada por las sensaciones.
—Imposible es mi tercer nombre — él ya besaba su cuello — La colcha es muy hermosa, pero creo que en estos momentos se verá mucho mejor en el suelo, me estorba bastante para la labor de convencimiento que voy a emprender- pateó la famosa colcha quitándola de la cama, mientras sus bocas se unían en un sensual beso, y minutos después en actividades propias de esposos recién casados.
Horas más tarde, cuando por fin lograron salir de su recámara, resplandecientes, recién bañados e infinitamente hambrientos, almorzaban en la cocina, Terry había cocinado como siempre, argumentando que no quería morir joven, Candy preparó el té y arregló la mesa.
Al casarse decidieron vivir en el departamento que Terry compró cuando aún era soltero y estaba unido por deber a Susana Marlowe, lo consiguió un poco después de que Susana enfermara y él tuviera la certeza de que ella no volvería a abandonar el hospital. Anteriormente, con mucho esfuerzo había comprado la casa donde compartía la vivienda con su eterna ex-prometida y la madre de ella. Al saber que Susana no regresaría a su hogar, tampoco tenía sentido que él siguiera viviendo ahí, y al morir ella, la madre de Susana se quedó viviendo en esa casa, y él no supo, ni quiso saber más de ella.
Fueron épocas inmensamente obscuras y tristes que no merecían ser recordadas.
Su actual departamento no era muy grande y era muy fácil mantenerlo limpio, por eso no requerían de servicio doméstico y sólo iba una señora a asearlo dos veces por semana, esa era bastante ayuda, ya que Candy trabajaba tiempo completo como doctora en un hospital cercano y Terry ya había iniciado los ensayos para una próxima puesta en escena.
Pero, aunque decidieron conservar ese bello departamento, también decidieron ahorrar entre los dos para comprar en un futuro lejano una casa, para poder criar bellos monitos pecosos.
Candy daba el último bocado de sus deliciosos hot cakes con moras, cuando descubrió a su esposo viéndola fijamente.
— Preciosa...
— ¿Preciosa qué? ¿La tetera? ¿o la vajilla que acabamos de comprar? — Candy dijo sin voltear a verlo, con cara de "No volveré a caer en tu jueguito"
— Preciosa tú, y además eres toda mía, te amo — le sonrió dulcemente y besó con pasión sus labios con sabor a miel.
-— Te amo odioso — Ella sólo cerró sus ojos y se dejó llevar, por lo visto esa tarde tampoco saldrían a pasear.
Fin❤️

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Casada con Terry Grandchester
FanfictionEs una serie de one-shots creados para Villa Grandchester, el motivo nada más ni nada menos que el cumpleaños de Terry bombón. El título se lo debo a mi amiga Eleanna Sakka, no soy escritora pero me gusta imaginar que Terry y Candy son un bello mat...