IRIDISCENTE © #1 y 2 [Libro Uno y Dos] ✔️

CAPÍTULO 6 || DUDAS Y SECRETOS ENVUELTOS EN UN COLOR AZUL LAVANDA

📖 Narrador omnisciente

—Wyatt, despierta, despierta que hoy es viernes —le animó Haniel, nada más despertarse—. Wow, tu cabello hoy es de color azul lavanda.

«Ya estamos de nuevo con este peinado ¿eh?», pensó Wyatt, a la par que se levantaba de su cama.

Nada más hacerlo, el joven se paró delante de su espejo sin darse cuenta, y se quedó mirándolo un buen rato.

—Wyatt, ¿estás bien?

—Haniel, ¿Y esta magistral obra de arte quién la ha pintado? —preguntó Wyatt sin conseguir abrir del todo sus ojos.

—Wyatt, estás delante de tu espejo.

—Ya me parecía a mí, es que tanta belleza no puede ser capturada por cualquier pintor. En fin, voy a ducharme —le respondió mientras se iba directo al cuarto de baño para ducharse.

«Ya decía yo que, con un look tan increíble, algo extraño debía tener su personalidad. Parece que hoy vamos a tener un día de lo más interesante en clase», pensó Haniel, mientras lo veía encerrarse en el cuarto de baño.

Tras ducharse, Wyatt se puso unos vaqueros, una camiseta gris y encima de esta se puso una camisa blanca abierta y después se puso unos playeros blancos.

—Wyatt, me tengo que ir a trabajar, desayuna y no llegues tarde a clase —su madre se asomó a la habitación.

—Está bien, no te preocupes.

—Anda, hoy te ha tocado tener el pelo y los ojos de color azul lavanda. Siempre he pensado que ese era uno de los looks que mejor te quedaban —a la señora Park le encantaba ese color de cabello.

—Bueno yo pienso que la belleza solo nos sirve en los diez primeros minutos, luego debemos ser capaces de ofrecer algo.

«Vaya, no sé si es cosa mía o no, pero cuando su pelo y sus ojos se vuelven de ese color, hasta parece ser más inteligente de lo habitual y se vuelve poético», pensó su madre mientras se iba.

Tras terminar de desayunar, Wyatt y Haniel salieron escopetados de casa para buscar a Raven. En su lugar se encontraron a la casera del edificio limpiando la entrada de este.

—Hola, Wyatt, ¿es qué esperas a alguien? —le interrogó la casera.

—Así es. Estoy esperando a Raven.

—¿Raven? —pensó en voz alta—. Ah, te refieres a la muchacha de América. Pues no hace mucho que se ha ido.

—¿Cómo?, ¿qué ya se ha ido?

—Así como te lo digo. Vino esta chica que es amiga tuya —concretó la casera—. Esa que es tan guapa y que siempre lleva el pelo recogido en un moño.

—¡Daphne! 

—Se han ido hace tan solo tres minutos, si te das prisa puedes llegar a alcanzarlas.