Capítulo 10.

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—Bueno, eh, creo que ya deberías irte. No quisiera que Freddy nos atrapara en esta situación tan... particular —dijo Golden, luego de que su respiración se regularizó.

—¿Vas a decirme qué hacer con ese butt plug dentro de ti y esas orejas de gato? —bromeó Fox, recibiendo un resoplido molesto en respuesta—. Ya, ya, sólo te estaba molestando. Devuélveme mis cosas y me iré de aquí. Pero antes... —sacó su teléfono de su bolsillo— ¡Una foto! Para que me quede como recuerdo.

—¡F-Fox! —exclamó, volviéndose a sonrojar.

—Estaba bromeando ¿qué pasó con tu sentido del humor?

—Tch, como sea.

El rubio se sacó la cola y las orejas, se las dio a su compañero, el cual las guardó en su mochila, y rápidamente se puso su ropa interior y un pijama. Después, en silencio, se dirigieron hacia la puerta principal.

—Si quieres juntarte conmigo de nuevo, sólo debes llamarme o mandarme un mensaje, tenlo en cuenta —puso sus dedos pulgar e índice de la mano derecha en posición simulando una pistola, y dio un "disparo" directo al pecho de su ahora satisfecho cliente.

—Está b-bien, lo consideraré. Adiós.

—Adiós, espero duermas bien después de la mamada que te hice —le guiñó un ojo y se empezó a alejar de la casa.

El de ojos plateados fue hacia su habitación y abrió el cajón de su mesita de noche. Ahí se suponía que tenía sus pastillas para dormir, no obstante... no le quedaban más.

Bien, era hora de comunicarse con Freddy y pedirle que por favor le traiga una cajita de emergencia en cuanto saliera de trabajar, aprovechando que él trabajaba en una farmacia.

Le mandó un mensaje y se sentó a esperar en el sillón, mientras hacía zapping frente al televisor. Sin sus pastillas era casi imposible que lograra conciliar el sueño.

Pasaron las horas, hasta que el ansiado sonido de la puerta abrirse se escuchó. El castaño había regresado a casa.

—Si necesitabas pastillas me hubieras llamado tonto, sabes que no hay mucha actividad en el horario en el cual trabajo. Agradece que revisé mi teléfono antes de irme, si no, no me hubiera enterado que te faltaban —sacó una caja pequeña de su bolsillo y se la entregó. Rápidamente buscó un vaso con agua—. Ahora, toma tu pastilla y vete a dormir, que tienes que despertarte a las ocho de la mañana.

—Ya voy, ya voy. Gracias por salvarme, lindo.

—De nada, precioso. Me haré algo de comer, tengo hambre —dicho esto, el de ojos azules se dirigió hacia la cocina. El otro chico se tomó su medicamento y se fue a la cama.

Había pasado una muy buena noche, eso era innegable, más no pensaba volver a contratar a Fox, quizás hablarle y verlo cada tanto como amigos, pero nada más. Como si nunca hubieran tenido relaciones. Simplemente serían dos jóvenes que se volvieron a encontrar, sin especificar como.

Pero, claro, uno nunca puede predecir el futuro ¿verdad?

Lust ˹Golxy˼Where stories live. Discover now