𝐬𝐞𝐢𝐬

2.1K 205 6
                                    

Observé a Bella Swan entrar en clase aun cuando ya había comenzado hace tiempo. El señor Mason la saludó de forma despectiva y ella se sonrojó antes de caminar hacia el pupitre de mi izquierda, observé la cara de desilusión de Mike Newton al ver esto.

—Creo que a tu novio no le ha sentado bien que lo abandones —comenté tras apartar la vista del chico.

—No —, me miró y suspiró— no es mi novio.

— ¿Y él lo sabe? —pregunté con una sonrisa en la cara. La castaña negó con la cabeza y abrió la boca, antes de que cualquier palabra saliera de ella la corté.

—No sé qué pasó ni me interesa—. Mi ilusión porque Bella se quedara tranquila con lo que había pasado con la furgoneta había sido solo eso, una ilusión. Sabía perfectamente que era para eso por lo que hablaba conmigo y más aún después de haber notado sus interacciones con el hermano del dueño de mis pesadillas.

Jasper Hale era una incógnita a tiempo completo para mí, desde la luna llena pasada parecía evitarme a toda costa. Y no lo culpaba, después de ver como casi devoro a su hermana yo también lo haría, pero su indiferencia parecía calarme demasiado hondo, algo que jamás había sucedido con ninguna otra persona.

—Por favor Enya, habla conmigo—. Supe que en mi monologo interno había estado ignorando a la chica de al lado. Por cosas como esta no tenía amigos— Te juro que me estoy volviendo loca.

Suspiré ruidosamente y el profesor me miró, bastante mal he de decir.

—Escucha Bella, lo único que sé es que Edward estaba junto a mí, nada más.

—No es solo eso—. La oí murmurar a la vez que negaba con la cabeza.

A pesar de no saciar sus dudas Bella insistió en que me sentara junto a ella en el almuerzo, pero opte por negarme. No es que me cayera mal la chica, no en demasía al menos, el problema era el complemento que no sabía mantener la boca cerrada que tenía esa invitación.

Por ello a la hora del almuerzo caminé segura hacia mi mesa habitual y saque mi cuaderno de dibujo mientras buscaba un lápiz en mi bandolera.

—Tienes mucho talento—. Fue un solo un susurró y consiguió que me sobresaltara y mi piel se pusiera de gallina.

—Gracias, supongo—. Jasper lo sostenía por las anillas y observaba con atención la portada decorada. Traté de no mirar sus ojos debido a la vergüenza que me provocaba, pero la curiosidad me ganó y pude contemplas esos dichosas piedras de ámbar que había dibujado con anterioridad.

Acordándome de ello le arrebaté el cuaderno de las manos con rapidez y ver la desilusión en su cara tras mi acción, pero lo peor fue sentirla bajo mi piel.

—Lo siento, no quería...

Lo corte en ese instante.

— ¿Por qué?

Parecía confundido por la mera pregunta y sus cejas lo reflejaron, tomo asiento frente a mí —con una delicadeza demasiado extrema para cualquiera— y me miró.

—Tendrás que concretar más—. Fue lo único que me respondió, mientras se aguantaba lo que parecía ser una sonrisa.

—No me hace ninguna gracia—. Estaba siendo demasiado brusca, pero no podía callarme una vez empezado— Me ignoras, me hablas, luego me vuelves a ignorar y luego actuas como si no hubieras visto aquello...

Mi voz fue bajando conforme las palabras salían de mi boca, no entendía cómo podía estar delante mía sin temer por su vida, yo era una bestia. Era completamente salvaje.

—Me he cansado de tratar de poner barreras y con respecto a lo otro, pensé que sería más fácil para ti si —, parecía que intentaba buscar la palabra exacta— obviaba.

—Pero parecías tan...— Lo cierto es que no sabía ni describirlo, era demasiado confuso. Dolor, tristeza, miedo, era un remolino demasiado amargo.

—Estaba abrumado, nunca había sentido tal cantidad de emociones a la vez. Era como si un huracán arrasara con todo.

—Sí, supongo que soy un maldito huracán—. Bajé la mirada y traté de que no se notara mi disgusto, pero para mí desconcierto el solo se rio, y cuando lo observe no pude hacer otra cosa que maravillarme.

Cuando se habla de la belleza se toma como un concepto totalmente abstracto, algo intangible que es subjetivo para cada uno. Pero cuando miraba aquello que tenía ante mis ojos supe que había estado engañada todo este tiempo, la belleza era algo físico, era algo que estaba unos palmos de mí, ansiando ser tocada. La belleza era Jasper Hale cuando reía.

Supe que no era la única que pensaba aquello, pues las mesas de nuestro alrededor parecían haberse girado nada más oír esa melodía y yo los comprendí. Pues qué pueden hacer los simples mortales ante los dioses que no sea otra cosa que admirarlos.

—Yo te digo que siento las emociones y tú pareces insensible a ese hecho pero no al de tener muchas emociones.

—Me causaría sorpresa si yo tampoco las sintiera—. Su boca pareció a punto de abrirse para preguntar y me adelanté por ello— Solo me pasa cuando estas a mi alrededor, todo parece intensificarse...

—Entonces no solo tú eres un huracán —concluyó él. Y no sabía cuan equivocado estaba.

—En eso te equivocas, tú no eres el huracán. Eres la calma.

Te necesito Enya— Me sobresalté al oir a Sam en mi cabeza, nunca podía acostumbrarme a esto.

¿Qué ocurre? —La comunicación mental había sido un susto demasiado grande cuando ocurrió, pero más tarde el consejo resolvió nuestras dudas. Era la primera beta de Sam, y parecía que esto nos otorgaba esa extraña conexión, aunque solo cuando Sam entraba en fase.

Hay un chico, necesito que me ayudes.

Y supe lo que esto significaba nada más oírlo, me levante a toda prisa mientras recogía y murmuraba un adiós a Jasper. No quería dejar la conversación pero Sam y un muchacho que seguro estaba asustado también.

Llegué al bosque de la reserva corriendo y a medio transformar. Era algo que iba llevando mejor, aunque aún me descontrolaba bastante en la luna llena, como en la anterior.

Allí estaba en gran lobo negro que conocía, Sam y junto a él uno más pequeño, amarronado. Traté de concentrarme y transfórmame. Según sabía al ser mordida solo podía alcanzar una forma hibrida, aquella que pugnaba por salir en luna llena.

Sentí como la cara comenzó a metamorfosearse a la par que garras sustituían las uñas. El pelo crecía en diferentes lugares y supuse que mis ojos habían adquirido ese color amarillo brillante. En ese momento tuve línea directa con los pensamientos del nuevo integrante de la manada.

Costo un poco que Jared pudiera volver a su forma natural, pero Sam lo logró. Era un gran alfa. El chico era bastante joven ya que aún iba al instituto. Aquello me alegró, ya que no sería la más pequeña.

Tan solo pasaron unas semanas antes de que otro muchacho de la reserva siguiera a este. Paul fue mucho más difícil de ayudar, era temperamental y entraba en fase demasiado brusco, pero aun así Sam consiguió ayudarle.

𝖜𝖎𝖑𝖉𝖊𝖘𝖙 ━━ 𝐓𝐖𝐈𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓Where stories live. Discover now