El comienzo

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Nos acostamos en la cama. El chico estaba tímido y nervioso. Yo soltada. Me sentía en la mía. No hablaba. Le comencé a hacer preguntas sobre su vida. Charlamos y charlamos. Nos decimos besos y arrumacos. Estábamos vestidos para su comodidad. Tal vez era virgen y nunca había estado con una mujer. Me insistió en realizar sexo oral sin condón y le dije que no. Yo tenía una alarma en el teléfono para saber cuándo pasaba una hora. No quería regalar mi tiempo. Jugamos y nos divertimos.

-¿Cómo se te ocurrió hacer esto?-preguntó.

-Curiosidad. Además, siempre había querido hacerlo.

-Eso es raro.

-Para mí no ¿Y tú qué haces de tu vida?

-Soy estudiante-respondió.

-¿Ya habías pagado?

-No. Es mi primera vez.

-También la mía cobrando. Eres el primero.

Salimos de la habitación antes de que terminara la hora. Sólo le practiqué sexo oral y nos besamos. No hubo sexo. Fuimos al Starbucks de Galerías Pacífico y charlamos. Empecé a gritar y hablar fuerte. El chico se asustó. Pero Jazmín cuando está feliz vocifera sus opiniones y sentimientos, no para de hablar. Nos despedimos y me volví a casa. Llamé a mi amigo para avisarle que estaba bien.

-Felicitaciones, perra-respondió mi amigo.

Volví a casa con un nuevo problema: ahora tenía un secreto. Para mí aún todo era inocente y divertido. Pero más adelante comenzaría a conocer la problemática de llevar una vida secreta como escort. Algo que jamás hubiese pensado en mi vida que pasaría. Sorpresa. Nada es fácil. Comencé a revisar los múltiples mensajes que tenía de potenciales clientes. Era un mundo nuevo y tenebroso para mí. No sabía lo que estaba haciendo, pero quería más. El encuentro con el chico me hizo sentir plena y llena. Era una nueva persona. A partir de ese día, no sabía que había modificado mi vida. Adentré en un camino de estigma y clandestinidad, en el que tendría que luchar por mis convicciones. No era fácil. Pensé que lo era. Mi inocencia me hizo olvidar lo difícil que era tener un secreto. Llegué a casa con un poco de culpa, pero satisfecha. Más adelante, me haría adicta a esa sensación. Se convertiría en el pan de cada día.

Todo cambió a partir de ese frío día de abril en el que comencé a ejercer la prostitución. Con el tiempo desarrollé un instituto de culpa de aversión y miedo a mi misma por llevar una mentira. Tenía una doble vida. Un celular aparte para las citas con un número telefónico anónimo. Un nombre aparte y un sitio web sin mostrar la cara en mis fotos. Llamaba la atención lo nuevo, la diversión y la perversión. Sin embargo, esto se convirtió en un problema que desencadenó mi desequilibrio mental. Llevar un secreto te vuelve loca. Vives con miedo de que te descubran, pensando distintos escenarios posibles. Te preguntas cuál de ellos se cumplirá. Por ejemplo, pensé qué podría pasar si un cliente encontraba el número de alguno de mis padres y llamaba para delatarme. Nunca pasó, pero me lo pregunté. O si encontraban mi otro teléfono. O si mi padre buscaba escorts y me contrataba a mí de casualidad. Uno nunca sabe.

Me convertí en una persona con una carga. Perdí mi inocencia. Pero no por la prostitución, sino que por la mentira. Comencé a sentir culpa y llorar por las noches, preguntándome por qué tenía que mentir tan seguido. No quería hacerlo más, pero era la única forma de continuar con mi actividad. Era así: la mentira era por sobrevivencia.

No tenía mucho que ocultar. Mis excusas eran que tenía una reunión de estudio, me encontraba con amigos del liberalismo o simplemente había salido sola. Pero en mi cabeza una voz me hacía sentir la culpa por mentirle a mi padre. Cuando comencé con esto, vivía con él en una acogedor departamento. Es la persona de la familia que más aprecio y quiero. No sé qué sería de mí sin él. Y mentirle a la persona que más querés, genera una carga de conciencia inexplicable. A veces maldigo el día en el que descubrí esta actividad ¿Por qué no podía ser normal? Y trabajar atendiendo un local de ropa. Estoy escribiendo esto para descargarme. Porque llevar una mentira es difícil.

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⏰ Last updated: Feb 02, 2020 ⏰

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Crónica de una putaWhere stories live. Discover now