¡No lo podía creer! Reía mientras escondía mi cara entre mis pequeñas manos, tratando de esconder mi vergüenza al notar la mirada intensa de Jungkook. —¡Oh, vamos, Jimin! —Exclamó el chico adelante de mi antes de agarrar mis manos para apartarlas de mi cara.
—¿En serio nunca lo has hecho? —Susurró y yo negué mientras sentía como mi cara se ponía roja carmín. El volvió reír recibiendo un golpe de mi parte.
—Yaya gruñon—Dejo un casto en mi mejilla para arrastrarme otra vez a la rueda de gente que estaba formada en la avenida principal de la ciudad de Corea.
Estabamos bailando. Bailando mientras reíamos del uno del otro. Felices pero muriendo de verguenza.