Capítulo 2: Alguien la espera en su mundo virtual

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Son las 3: a.m., no ha podido dormir, tal vez porque se encuentra en uno de esos momentos en los que lo único que quiere es un abrazo cálido, un regazo en el cual recostarse, una persona a quien compartirle cómo se siente y concebir por fin esa paz que el mundo en este momento no le puede dar.

Se encontraba revisando Facebook en su J2, mirando las publicaciones de sus amigos, cuando, inesperadamente llegó un mensaje a Messenger, se llevó la sorpresa de la noche cuando vio el mensaje, era Leo...

- Hola, sí. ¿Qué pasó?

- Hola Eli, ¿Sigues despierta hasta estas horas? 

Admite que le cambió la noche, el instante, la vida, aunque piensa que solo la busca por pasar tiempo hasta que amaneciera. Quería muy en el fondo de su corazón entender por qué después de tanto hoy regresó...

- No puedo dormir, ¿Cómo estás?

No sabe que otra excusa inventar, desde que lo conoce, lo que siempre ha sabido decirle es que nació con sueño, no puede mentirle que no puede dormir cuando en realidad lo único que sabe hacer mejor es eso, tal vez es la bella durmiente, pero, en una versión masculina o la encarnación de un oso perezoso en él... pensamientos absurdos que pasan por la mente de Eliana accidentalmente a altas horas de la madrugada.

Así pasaron las horas, entre bromas, recuerdos y temas que tanto a Eliana como a él les gustaba, cosas de ellos los chicos incomprendidos, jóvenes que buscan escapar de su realidad a través de cuestiones paranormales, especímenes mitológicos, seres siderales, magia y un mundo de sueños que probablemente juntos compartían en algún sentido o, aunque uno de ellos lo quería ocultar.

Amaneció, sin darse cuenta, por un instante de su vida Eliana sabía que estaba feliz, nada le podría cambiar el día, al menos no ahora, no hoy que acaba de recibir un mensaje inesperado de la persona que desde que conoce le ha cambiado la vida...

Es lunes, como siempre la formación en el patio del colegio para cantar el Himno Nacional, él está ahí, siempre al inicio de la fila de su paralelo, sonriendo de una manera que nadie jamás le sonreirá en la vida y con esa mirada seductora.

Termina el evento y cada quien debe irse a su aula, de pronto escucha su nombre, alguien la llama, sí, era ese blando tono de voz de siempre...

- ¡¡Eliana!! ¡¡Eliana!!... - Le estaba gritando desde el otro extremo del patio, se le notaba jadeante.

Había corrido para alcanzarla desde el otro patio del colegio, tal vez para darle solo los buenos días o a pedir algún favor, algo que siempre pasa con las personas que la buscan hasta ahora.

- He, hola Leo, Buenos días, ¿Pasa algo? ¿Necesitas algo? -Se la ve asombrada y a la vez algo nerviosa, a tal punto de tartamudear.

No es fácil mirarle a los ojos al chico que le ha gustado desde tiempo. Aun peor es que la busque sin haber empezado el día, ilusiones quizá de una joven vehemente con un sinfín de tornillos faltantes en su cabeza y mayormente en sus pensamientos, pero no, algo llevaba en sus manos...

- No, solo quería regalarte este submarino... -Un pastelillo de chocolate relleno con crema de mora, su favorito, solo le quedaba dar las gracias, pero no tuvo la oportunidad de hacerlo Leonel salió corriendo de vuelta a su aula.

Siempre lo miraba con uno de esos pasteles en las manos, aunque esta vez fue extraño que tuviera tales atenciones con Eliana, siempre ha sido tímido, posiblemente esta vez venció sus miedos, de todas formas, era la tercera vez en su corta vida que él volvía, no le hace nada nuevo que después de esto vuelva a desaparecer de su vida, siempre ha sido así y volverá a pasar...

Las cuatro primeras horas de clase pasaron volando, Eliana aguardaba ansiosa por que llegara el recreo, lo vería por ahí y eso era más que suficiente para ser un instante de su vida feliz...

Y sí, lo miró por ahí rondando los corredores con su mejor amigo, ¿De qué hablaban?... Cosas de chicos decía Mabellyne, siempre con esa ironía en su mirada y sus palabras, algo se guardaba para sí misma... nunca se lo ha dicho, será tal vez porque solo se lo esté imaginando Eliana o es que no tenía la confianza necesaria para ser sincera con ella y decirle aquello que se lo ha guardado siempre.

Así terminó el día, fue a casa muy rápido porque sabía que alguien la esperaba detrás de esa pantalla.

Al llegar estaba Angélica sentada en el banco de madera que queda a la entrada de la cocina, esperando a que llegara Santiago del colegio, pues había quedado en llegar temprano y Eliana por ningún lado lo halló, mientras regresaba por la carretera fue extraño no encontrarlo ya que era común tropezar con su hermano de regreso.

Santiago es ya todo un joven, que a sus diez y siete años ya piensa con la mente de un hombre sensato y con los pies sobre la tierra, por lo que supone que no tardará mucho en dar un vuelco a su vida, pronto acabará el colegio y Angélica aún no le ha dejado hacer algo con rebeldía, aunque eso no parezca molestarle a Santiago en lo más mínimo.

- La bendición mamá, buenas tardes...

- Hola Eli, que Dios te bendiga... - La miraba angustiada... - ¿Has visto a tu hermano?, Aún no llega, no me ha dicho a donde iría...

- No mamá, se supone que debió llegar ya o por lo menos avisar a donde iba... – Santiago iba en segundo de bachillerato y probablemente tuvo algo importante que hacer, aunque eso no justifica que no se haya reportado con Angélica...

Era justo que estuviera preocupada, Santiago nunca ha llegado tarde o siempre que se iba a quedar a hacer tareas o con sus amigos le informaba por un SMS, pero, esta vez no aparecía por ninguna parte.

Unos minutos más tarde llegó con el pretexto de que se debía quedar tiempo extra en el aula recibiendo la recuperación de no sé qué asignatura...

- ¡¿Dónde estabas Santiago?!... –Angélica muy enojada le reclama...

- Perdón mamá, tenía que recuperar mi calificación en Biología, además necesitaba reforzar el tema de la clase anterior, a la que no asistí por salir a la campaña de las candidaturas al consejo estudiantil y mi celular no tenía batería. –Parecía decir la verdad, aunque su voz lo reflejaba nervioso

- Y claro, para que te comprometes a ayudar en algo que no te conviene –Aún más enojada Angélica...

- No volverá a pasar mamá. Te lo aseguro... -Quería sonar convincente, pero a Angélica nada la serenaba aún...

Estaba molesta, pero, tal vez Santiago tenía razón, es una tarea complicada el encontrarse en las candidaturas para el concejo estudiantil, las campañas, letreros, un sinfín de logos para identificar la una lista de la otra, sin contar con los caramelos para los niños pequeños de la escuela, realizar las propuestas para el presente año (lo que ninguno cumple a cabalidad, pero se esmera por ganar); entre otras actividades extras que se tienen que hacer.

Es mucha la responsabilidad a enfrentar, al menos encontrarse al frente de más de mil estudiantes y, sobre eso aportar a los trabajos comunitarios que se debe organizar como parte del consejo estudiantil, programas y días festivos que cumplan las propuestas planteadas.

Por otra parte, sabe que él es la principal inspiración de su hermana menor por sobresalir, Eliana lo ama demasiado, estaría dispuesta a dar la vida por él y así mismo Santiago, es su ejemplo de ser, sabe cuándo tomar las decisiones y así mismo dedicarse completamente a lo que ama, pronto ingresará a la Universidad y quiere especializarse en Medicina Forense, muy contrario a Eliana que ni siquiera ha pensado en lo que quiere para su vida....

De vuelta luego a su mundo virtual.

Alguien aguardaba porEliana detrás de una pantalla...

LIMERENCIAWhere stories live. Discover now