seis.

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DARK PAST.
Los nervios consumen las entrañas del joven de ojos verdes. Sakata, algo asombrado ante la situación, se sienta en el borde del colchón, tratando de verse tranquilo y calmado. Ha esperado tanto por este momento, no quiere hacer a Urata arrepentirse.

—T-tú... solamente no te burles de mí. He tomado el afecto necesario en tí, y creo que puedo confiarte esto —dijo, sentándose junto al de ojos rojos.

—Oh Uratan, confía en mí. Amigos son amigos para siempre y por siempre —rió. El menor sonrió tímido.

A cada lado de la cama había una mesita con cajones y encima, una tenía una lámpara, y algunos cuadernos y hojas sueltas. De esa mesa, el más pequeño buscó entre las hojas una fotografía, en la que aparecía él con su antigua pareja. Al encontrarla, no dejó que inmediatamente Sakata la viera, sino que antes, la puso sobre sus piernas, volteada de espaldas.

—Anteriormente fui víctima de una relación tóxica —soltó —. En la academia de danza me enamoré, y esa persona jugó conmigo.

—¿Puedo preguntar si era chico o chica?

—Era chico. Tal vez por eso fue que salió mal —comentó, dejando escapar una risa sarcástica.

—Uratan, eso no tiene nada qué ver. Lo que importa es que se amen, y ese tipo seguramente no lo hacía como tú a él.

—No Sakata-san, no lo entiendes. Mira, te contaré la historia a detalle. Cuando entré a la academia yo tenía 13 años, y la dejé como a los 15 o 16. Recuerdo que cuando fui el nuevo, hubo un chico que me trataba muy bien. Antes yo era totalmente diferente a como ahora, tipo, hablaba frente a multitudes y bailaba, y socializaba sin dificultad alguna. Bueno, ese chico, fue el primero con el que bailé públicamente en pareja. Íbamos a convenciones y exposiciones a dar presentaciones juntos, y nuestra relación se hizo muy fuerte, incluso llegamos a armar coreografías entre los dos. Salíamos a comer después de los ensayos, y nos divertíamos. Una vez, cuando seguíamos en la academia practicando, el me invitó a bailar vals, nosotros solos. A pesar de que bailábamos juntos tantas veces, cuando él tomaba la iniciativa, yo no podía resistir. Ahí, se me confesó. Le dije que yo también sentía lo mismo, y nos hicimos pareja. Las cosas iban de maravilla los primeros tres meses, y luego todo empezó a ir raro.

⊱☹⊰

—¿Ah? —dijo extrañado el menor, sacando de su mochila una hoja doblada, con un mensaje en ella. Al abrirla y leerla, sus cejas se arquearon hacia arriba y en su boca se formó una pequeña "o".

"Estoy más cerca de tí que nadie más".

La ignoró y la hizo bolita, y la botó en el basurero. Salió de la academia y fue con su novio, que lo esperaba en la puerta.

Días después, siguió encontrando mensajes así entre sus cosas, y cada vez empeoraban.

"Eres un inútil".

"Deja de sentirte la gran cosa por salir con el más lindo y talentoso de aquí".

"No llores. Sólo los débiles como tú lo hacen".

"Sé todos tus secretos. Si hablas de esto con alguien, no dudaré en decirlos".

Le aterraba. Su respiración empezaba a cortarse y sus manos se ponían frías de repente. No sabía a quién acudir. Temía hablar con alguien y resultar más afectado, y no sólo él, sino también quienes se involucraran. ¿Por qué de repente había empezado a recibir esa clase de mensajes?

Últimamente estaba raro, y su novio lo notaba. Olvidaba pasos simples que anteriormente enseñaba a los nuevos, y se aislaba en todas las prácticas. El miedo era notorio en sus ojos, y lucía hasta más delgado y pálido de lo usual.

i don't care ー urasaka Where stories live. Discover now