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Se me hace dificil porque no sé por dónde empezar; quizás por un "me odio" y espero poder llegar a terminar la historia con un "me quiero".
Sí, me odio. No sé cuando ni cómo empecé a hacerlo, puede que todo empezara cuando por ciertos motivos que no tengo porqué contar, engordé. En ese momento empecé a sentir que vivía en un infierno; la gente no dejaba de repetirme lo gorda que era (o soy) y lo horrible que llego a ser. Han habido veces en las que me he podido tirar más de diez minutos mirándome en el espejo y he acabado llorando porque no encontraba absolutamente nada de mi que me gustase. He llegado a llorar, he llegado a odiar el salir de casa sabiendo que la gente no dejaría de mirarme, temiendo cuántos "gorda" recibiría ésta vez. Preguntándome si ese día podría soportar el ser fuerte hasta llegar a mi habitación.

He pasado días por no decir semanas fingiendo comer cuando no lo hacía, llegué hasta tal punto de desplomarme en el suelo por carecer de fuerzas por culpa de palabras que dolían más que los golpes. He llegado incluso a agacharme frente al lavabo; mirarlo fijamente y segundos antes de querer echar toda la comida, me he puesto a llorar como una tonta porque era incapaz de hacerlo, estaba a un paso de convertirme en aquello que me prometí no ser y, no quería, no podía permitirme el no ser fuerte ante algo cuando hasta ahora lo había sido. He llegado a levantarme del suelo aún teniendo en frente una de las posibles soluciones de ese problema, he mirado fijamente al retrete para después mirarme en el espejo, secarme las lágrimas y repetirme "hoy nos vamos a querer, ¿ok?"

Esos gorda me llevaron a tal punto de pensar que si sentía dolor físico, el dolor que tendría dentro se haría más llevadero. He sido tan tonta incluso como para acercarme algo cortante en la muñeca lo suficientemente cerca como para doler y lo he hecho, odiándome y diciéndome "esto no es lo que tú quieres"; no he tenido la fuerza de voluntad de hacer cosas que me habrían dejado marca de por vida. A día de hoy me miro las muñecas con solo unas marcas de muchas que tuve y me digo "Deberías estar orgullosa de lo que eres y de lo que vas a seguir siendo".

En esos momentos me afectaban (y afectan) todas y cada una de las palabras que podían llegar a decirme; me dolían y otras me animaban. Recuerdo que había gente que me decía "se nota que has perdido peso, estás preciosa" y eso me animaba a no comer, me animaba a seguir pero hubo un día en el que me volví a mirar en el espejo y no me reconocí,podía estar mejorando físicamente pero por dentro estaba hecha mierda, estaba muerta por no ser lo que la gente quería que fuese y en ese momento aprendí que iba a estar más preciosa con un cuerpo delgado, en ese momento entendí que como no estaba bonita era con una sonrisa en la cara y, metida en este mundo de mierda no había rastro de ella. Y a partir de ahí no dejaron de darme igual los comentarios de la gente, me importaban cada vez más los "gorda" que recibía por esa gente que no conocía mi historia, no conocía quién era yo. Desde entonces hasta el día de hoy intento que los números de la báscula ya no me duelan aunque hay días que todavía lo hacen pero, quiero volver a ser yo. Volver a ser la chica que se ríe, esa que intenta ser feliz a su manera, la chica con mil imperfecciones pero que ahora se pone frente al espejo y al menos ve una cosa que le gusta, quizás dos: la primera la sonrisa y la segunda, el volver a ser yo por dentro. Y sé que llegará el día en que me ponga frente al espejo, me mire sin rastro de lágrimas en los ojos y con una sonrisa en la cara podré decir "Hoy es sólo el primer día del resto de mi vida en el que me quiero" y sonreír, salir ahí fuera sin importarme lo que digan porque las palabras te hacen daño si te detienes a escucharlas y yo prefiero oír los te quiero de la gente que se queda y no los "gorda" de la gente que viene y va. Y no es poca la gente que me quiere y yo poco a poco intento quererme con la misma intensidad con la que ellos lo hacen y, no sé si lo haré.

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