capítulo 58.

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(Esta historia es solo una adaptación, la autora es @AllysonDeVil)

Billie Eilish jamás había estado tan nerviosa.

No sabía si era por lo que se celebraría aquel día, o porque no había podido desearle un feliz cumpleaños a su novia al despertar, pero el punto era que verdaderamente lo estaba.

-Tienes que quedarte tranquila, hija.--susurró Maggie sujetando sus manos, intentando que sus dedos dejaran de chasquear. Pero Maggie O'Connell no era ______ Gallagher y no iba a conseguirlo.

-No puedo estar tranquila, mamá.--dijo Billie nerviosamente moviéndose de un lado a otro por su habitación, la cual ahora se veía más pequeña que nunca.

-¡Adivinen quiénes llegaron!.--se escuchó exclamar a una voz que Billie siempre reconocería.

Clairo iba de la mano con el pequeño Diego, ahora de cuatro años. La chica llevaba un sencillo vestido rosa y Diego un trajecito hecho a la medida que le quedaba realmente muy bien.

-¡Tía!.--gritó Diego al verla, corriendo de inmediato para ser alzado entre sus brazos.

-Estás pesado, Diego...--dijo Billie con dificultad.

-Lo sé.--sonrió.--Mami dice que es tu culpa.

-Y de James.--agregó Clairo antes de sujetar a su hijo en brazos, evitando de esta forma que sus zapatos ensuciaran el blanco vestido de Billie. James y Clairo habían comenzado a salir tan solo un par de meses atrás y el hombre se había encariñado bastante con el pequeño, al punto de querer cumplir todos sus caprichos.--Ese estúpido no deja de darle chocolate.

-¡Chocolate!.--exclamó Diego entusiasmado, elevando sus brazos en el aire.

-No, Diego. Nada de chocolate para ti. Te daré un jugo de manzana y lo tomarás sentado en la cama de Billie ¿Bien?.--el pequeño asintió mirándola fijamente a los ojos.--Ahora ve... ¡Y no ensucies tu traje!

-Sí, mamá...

Para ser solo un niño el pequeño Diego era bastante obediente.

-¿Cómo estas O'Connell?.--preguntó Clairo acercándosele, de inmediato ayudando a Maggie a arreglar el hermoso vestido blanco que cubría la piel de Billie.

-Nerviosa, supongo.--contestó.

-Todo saldrá bien, O'Connell.--la tranquilizó Clairo acariciando su brazo.--Danielle y Noah la ayudaron a comprarse unos zapatos lo suficientemente estables como para que no caiga y no la han dejado beber nada para que no se haga pis encima.

-¿Y si soy yo quien se hace pis encima?.--preguntó Billie con miedo.

-Vamos O'Connell, tienes veintidós años, estoy segura de que ya no necesitas pañal...

-Yo ya no uso pañales.--dijo Diego contento agitando sus pequeños pies en el borde de la cama, tomando su jugo lentamente y mirando a su madre con una enorme sonrisa, orgulloso de su logro.

-Lo sabemos, mi amor.--contestó su Clairo.

-¿Y si dice que no? ¿Y si sale corriendo o...?

-Eso no pasará jamás, O'Connell. Apuesto mi vida.--interrumpió Clairo.

-No puedes apostar tu...

-Si puedo. Soy Clairo Cottrill, puedo hacer todo lo que yo quiera.--insistió cruzada de brazos, mirándola fijamente, retocando el maquillaje de su amiga.--Si Dios me lo permite, claro está.--agregó.

-Necesito hablar con ella... Yo necesito... Necesito calmarme... Siento que voy a tener un ataque ahora mismo.--dijo Billie.

-No vas a tener un ataque si estoy acá para impedirlo, Billie.--dijo Camila acariciando su hombro, hablando por primera vez desde que había entrado junto a su madre horas atrás.

la chica de la ventanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora