01.

474 32 15
                                    

¿A alguien que le guste madrugar e ir a la escuela? ¿Nadie? Lo sabía. La vida que llevo no es de Dios.

Hoy es lunes, por lo que es un día en el que suelo estar de muy mal humor. No desayuno y simplemente me arreglo para ir a clases. Si no llevo el uniforme bien puesto pueden castigarme y no me arriesgaré a que el señor Park esté de guardia y me mantenga con los brazos en alto frente a todos, pasando vergüenza. Tampoco sería la primera vez que eso me sucede, mi mala suerte me precede. No, no quiero que vuelva a pasar así que arréglate Minho, péinate bien.

El trayecto hasta el instituto no es especialmente largo y como siempre voy con los audífonos puestos se hace corto. Sin quitar el hecho de que Seungmin, mi mejor amigo me acompaña medio camino hasta que él se desvía para llegar a su escuela. Podría ir con otros amigos pero esos no serían amigos, solo son gente a la que le interesa acercarse a mí. Ya sea por mi "popularidad" indeseada o porque son mujeres y quieren una oportunidad.

Antes, tanta atención femenina, me resultaba halagador pero, como todas las cosas en esta vida, acabé por cansarme de tanto "oppa por aquí, oppa por allá". Soy un amargado y por mucho que muestre mi peor cara, ellas... ¡ah! solo siguen ahí. No me malentiendan, sigue siendo halagador.

Llegué a clases con el ritmo de Skrillex resonando a mi cabeza. No es que sea fan de ese género, solo que he comenzado a tener una leve obsesión por una canción en particular. En mi aula, como siempre, los simios se muestran salvajes. Faltaban los árboles para ver a alguno que otro balanceándose sobre las ramas aunque, claro, había uno subido encima de la mesa del profesor. ¿Qué diferencia hay entre esta imagen y los documentales de National Geographic?

Gritaban, reían, se maquillaban, veían vídeos de sus grupos idols o jugaban videojuegos mientras esperaban a que la clase diera comienzo y yo simplemente me fui a sentar a mi mesa al fondo de la clase. Apoyé mi cabeza en mi mano derecha, cerré los ojos e intenté descansar un poco, recuperar aunque sea segundos de sueño...no, parece que no me dejarán tranquilo.

—Buenos días, Minho...ten —Dijo la chica que había tocado mi hombro.

Me quité unos segundos mis audífonos para poder escucharla mientras tomaba entre mis manos el pequeño paquetito que Hye Min, la niña "bonita" de mi clase, me entregaba. Bien decorado en tonos pastel. Y digo bonita entre comillas porque la belleza es subjetiva y bueno, las había visto mejores. Ella destacaba entre la masa por sus notas y una personalidad... ¿burbujeante? No sabría explicarlo, pero conseguía llevarse bien con todos y ella era amable con los demás.

A veces pienso que se esfuerza demasiado para que la quieran. ¿Es motivo para que me caiga mal? No, pero me cae mal. Lo siento.

—Son galletas...uhm, espero que las disfrutes.

Y, sin esperar ninguna respuesta de mi parte, se fue. No dejó ni que un gracias saliera de mis labios o tal vez ella pensó que lo rechazaría... ¡Ay! Tampoco soy tan cruel como para deshacerme de algo en lo que ha puesto esfuerzo, aunque no sea la primera vez que rechazo algún regalo. No por el hecho de que sea ella u otra persona, es solo demasiado ir aceptando ese tipo de cosas.

Dejé las galletas sobre mi mesa con la intención de comérmelas en el receso mientras el profesor de filosofía hacía acto de presencia, acompañado de otro chico. Por el uniforme y por cómo se colocó frente a toda la clase, que por cierto ya se habían calmado y estaban todos en silencio y en su sitio, supuse que sería nuevo.

Mientras el profesor le daba palabras de aliento y ánimos, el nuevo se presentó pero dejé de prestarle atención. Si iba a estar en esta clase, significaba que tendría que sentarse a mi lado. Soy el único sin compañero, y a mí me gusta estar solo. Seguro es un simio más... ¡Nooo! Ya estaba poniendo malas caras incluso antes de que nadie dijera algo.

Orgullo vs Orgullo. ✧ Minsung -αdαpтαcιóɴOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz