¿Prólogo?

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"El amor es pesado y ligero, brillante y oscuro, caliente y frío, enfermo y saludable, dormido y despierto, ¡es todo menos lo que es!"

Un suspiro cansado salió de aquellos finos labios. Sus ojos como zafiros se iban apagando al sonar de la tortuosa melodia de las amenazas del público. Su mirada se enfocaba en el chico frente a él y su mente divagaba en el bate que yacía con fuerza en sus manos.

- ¿Qué pasa gallina? No dejas de temblar- y una vez más un suspiro salió de su garganta al escuchar a su contrincante burlarse de sus ya estrepitosos movimientos -menudo marica estás hecho, esto será muy facil-

Apretó nuevamente su agarre. Quería dejar todo, Quería irse de aquel lugar, él solo quería llorar. Era el tiro final, lo que decidiría si el equipo pasaba a las regionales o no.. Entonces, ¿Por que dejar algo tan importante en sus manos?

Su rival no dudó ni un segundo y lanzó con furia aquella pequeña pelota, que supuestamente él debía ser capaz de golpear. Pero no lo logró.

-Strike!- gritó el hombre a sus espaldas -primer strike!-

La presión se apoderaba de todo su cuerpo, no podía mover ningún musculo. Las voces que le gritaban 'perdedor' y los gritos de "aliento" de sus compañeros se volvían poco a poco un ruido sordo que no podía ser captado por sus pequeños oídos. Su mente se nublaba, en cualquier momento perdería el conocimiento.

El chico delante suyo se preparó para lanzar, una vez más. Su cuerpo no reaccionó, y la bola cruzo todo el camino hasta el guante de uno de sus compañeros de clase.

-Strike!!- gritó nuevamente -segundo strike!-

Los abucheos aumentaron y sus rubios cabellos se mecían por los temblores inconscientes que su cuerpo algunas veces experimentaba. La tercera bola estaba a punto de ser lanzada, pero sus manos ya no encontraron fuerzas para sostener aquel bate de madera.

-mierda, ¿Tweek a qué rayos estas jugando?!- desde el otro lado del campo un chico de ojos adornados con esmeraldas gritó llamando la atención del nervioso rubio -se que puedes hacerlo..- y la pelota fue lanzada -eres capaz de más de lo que crees!-

Y como una gota de agua cayendo en los labios de un hombre perdido en el desierto, esas palabras dieron vida nuevamente a esos zafiros perdidos. Sus manos agarraron con fuerza el bate antes de que este cayera de estas y sucedió. Dobló su cuerpo, estirando cada músculo anteriormente contraído y nervioso, y de un rápido movimiento, en el último segundo, golpeo aquella bola rápida.

El campo quedó en silencio. El publico y los jugadores observaban como la pelota abandonaba los limites de aquel estadio, y tan pronto como todos reaccionaron un grito victorioso se escucho al unisono en todo el lugar.

No era la primera vez que esas palabras son dichas por aquel pelinegro de mirada esmeralda, esas palabras que le hacían sacar fuerzas que él mismo desconocía, haciéndolo reflexionar sobre la influencia que suponía tener cerca al mayor.

Craig era el típico lobo solitario, aunque Tweek le haya explicado cientos de veces que estos siempre van en manada, al que le fascinaba alejarse lo más posible de los problemas o personas lo suficientemente irritantes como para arruinar su tranquilidad. Claro que habían excepciones, como Clyde, el chico más entusiasta de la escuela y que lo considera su mejor amigo a pesar de que el ojiesmeralda le haya recalcado que lo golpearía la próxima vez que le abrazara por la espalda. Clyde recibió varios golpes a lo largo de su amistad.

Romeo and Juliet || CreekWhere stories live. Discover now