CAPÍTULO 1. ¿¡QUE SOY QUÉ!? ¡LA NUEVA ASIA ARGENTO!

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Holas, aquí Yue con una nueva historia de High School DxD. Como saben, éste universo no me pertenece. Recomiendo leer mi nota al final. ¡Comenzamos!

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Negro, así estaba todo, pero. ¿Cómo llegué a ésta situación? Recapitulemos

Amanecía en cierta provincia de España, conocida como La Costa del Sol. El astro rey, como siempre, con sus rayos amargaba el sueño de las personas y hoy no iba a ser una excepción, despertandome de mi letargo. Me levanté antes de que sonara el despertador, me duche y fui a hacerme el desayuno. Mi rutina era siempre la misma: Levantarme, ducharme, desayunar, ir a clases, volver a casa, ver animes, estudiar, jugar a videojuegos, seguir viendo animes y dormir a las 23:00. Cierto, no me he presentado. Me llamo María, mi apellido me la suda, tengo el cabello rubio, muy largo, tan largo que me llega a los tobillos. Es recto, generalmente me lo peino con una cola de caballo, dejandome una corona alrededor. Desde que vi el peinado de Asuna pensé en que me quedaría bien y no me equivoqué. Mis ojos son verde-azulados, y tengo un lunar bajo el ojo izquierdo.

¿Mi cuerpo? Pues soy de altura media y bastante delgada, mi piel es pálida, siendo un poquito más clara de la normal, aunque tampoco para camuflarme en las paredes. ¿Mi edad? Podría decirla, aunque nadie me creería debido al tamaño de mis pechos que me da un aspecto mayor de lo que soy, aunque no me acompleja.

Recientemente he subido a segundo de la ESO, algo que en Latinoamérica no tengo ni idea de cómo se llama, pero abarca la edad de entre 13 y 14 años, entrando algunos aún con 12 años si cumplen en la segunda mitad del año, es decir, entre julio y diciembre. Ésto es debido a que el curso comienza en septiembre, por lo que los que cumplen a finales de año, el primer trimestre lo pasan a los 12 años y luego cumplen los 13. Imaginad el que cumple en diciembre y el que cumple en enero, aunque hayan nacido en el mismo año, el de enero le saca casi un año al de diciembre, pero imagino que éso pasará en todos lados, bueno, éso no es tan importante ahora mismo. Me gustan los dulces, los pasteles, los helados, el anime, los videojuegos y la llamada comida 'basura'. Mi personaje favorito es Asia Argento, aunque a muchos se le hace pesada y la odian, a mí me parece tierna y, en cierta forma siento empatía con ella, yo también fui abandonada en una iglesia, no tengo padres y por ende no tengo familia que me cuide. Odio los engreídos, los que presumen de lo que no tienen, los violadores, los emos vengadores, los creídos, los insectos, me aterran las serpientes y las arañas.

No me gusta definirme como persona, no me considero especial, ni mejor ni peor, pero creo que si me defino como tal estaría presumiendo, lo que me convertiría en lo que odio. Bueno, me despido por ahora. He llegado a clases, en otro día aburrido. Nada más entrar escuchaba los murmullos de los chicos, y los de las chicas, destacando frases como: 'ya está aquí la tetona' o 'Cogía a María y la metía en un cuarto oscuro hasta...'

Lo normal de cada día, con un suspiro abrí la puerta y nada más hacerlo esquivé el puño de una chica castaña, haciendo que ella cayera al suelo. Me agaché y la ayudé a levantarse. Ésta chica era alta y con cuerpo bien entrenado. Era la capitana de kárate de las actividades extraescolares, y si bien es cinturón negro, una vez que te golpea un par de veces ya sabes lo que debes hacer para esquivarla. Desde primero venía haciendolo, así que una se acostumbra. No podría decir que ella fuera mi amiga, porque amigos no tengo, simplemente es una conocida con quien comparto hobbies, ella me da información sobre los videojuegos más recientes y yo sobre los mejores animes, pero lejos de éso no tenemos relación ninguna. Dios, nunca tuve que haberle recomendado Bleach, se ve que le gustaron Isshin y Keigo Asano.

Tras las clases, tuve que ir al banco. Era principio de mes y hoy recibía algo de dinero de parte de alguien que desconozco. Desde hace tiempo me ingresa dinero a mi cuenta y gracias a éso sobrevivo, imagino que es el párroco que me cuidó de pequeña. Estaba esperando la cola, habían bastantes personas, sin contar las que estaban sentadas. Al cabo de una media hora entraron tres encapuchados con pistolas. De un disparo hirieron al guardia de seguridad y con la culata le dejaron inconsciente, estaba asustada, no, aterrada. Antes de darme cuenta estaba amarrada junto con los demás clientes, excepto un niño pequeño que estaba escondido hábilmente. Cerré los ojos rezando porque el niño consiguiera escapar, pero hubo algo que me extrañó, mientras que dos de ellos vaciaban la caja fuerte, el encapuchado restante se dirigió al niño. Éste había estado en un ángulo de visión imposible para que le viera, lo cual hizo que abriera los ojos y me diera cuenta de algo: ¡Entre los rehenes había un complice!

Reencarnando en Asia Argento Where stories live. Discover now