Capítulo 15: "Un amor que crece más"

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Un par de pelinegros dormían profundamente mientras estaban abrazados cubiertos por unas mantas sus cuerpos desnudos, tras una dulce entrega.

Tras algunos minutos uno de ellos despertó y poso su mirada con dulzura en la persona que tenía entre sus brazos.

Mi angelito bello, ya somos uno, ahora nadie podrá separarnos, nadie, ya somos una verdadera pareja, yo confío en que nuestro amor sea tan grande que te proteja siempre, que nunca te haga daño, decía Gokú con dulzura y lágrimas en los ojos, mientras acariciaba con una de sus manos el rostro de la joven.

¡Gokú¡ decía con dulzura una pelinegra mientras se aferraba más al cuerpo de su amado, al tiempo que abría lentamente sus ojos.

Angelito bello, ¡buenos días¡ decía Gokú con ternura, posando sus labios sobre su frente, al tiempo que la pelinegra sentía una ola de frio recorrer su cuerpo.

¡Buenos días¡ respondió Milk, un tanto ruborizada.

Creo que ya estamos en otro día, decía Gokú dulcemente sonriendo.

Si, acoto Milk.

Bueno, abra que ir por algo para desayunar, dijo Gokú mirando el rostro de su amada.

Si, vamos por algo, respondió la pelinegra, sentándose con cuidado sobre la cama, al tiempo que cubría su cuerpo con una de las sábanas, haciendo una pausa para decir al notar que estas estaban manchadas de sangre: Aprovechare también para lavarla de una vez.

Gokú sonrió con calidez, al tiempo que acercaba su rostro al de su amada para posar sus labios sobre los de ella, y darle un dulce beso.

¡Gracias por permitirme ser tu pareja de verdad¡ dijo Gokú con ternura al romper el beso.

No gracias a ti por elegirme, aún si ser de tu fraternidad, respondió la pelinegra con la misma dulzura.

Bueno, vamos a cambiarnos, para ir por nuestro desayuno angelito bello, decía Gokú.

Si, respondió Milk.

Ah, las sabanas puedes dejarla en remojo en el lavadero de la habitación angelito bello, acoto Gokú.

Bien, dijo Milk, mientras tomaba sus prendas para vestirse al igual que su pareja.

Minutos después:

El par de pelinegros tomados de la mano salieron de la habitación y caminaron por un pasillo hacia la cocina de la casona.

Hijo, dijo una mujer de cabello corto, al ver al apuesto vampirito después de varios días de no saber de él.

Madre, ¿cómo estás?, respondió Gokú deteniendo sus pasos, junto a su amada, al tiempo que su madre los miraba a ambos como inspeccionándolos.

Bien, ¿y tú cómo estás?, dijo Gine con calma.

Bien mamá, muy bien y muy feliz, respondió Gokú.

Si, la felicidad es algo que es muy notorio en los dos, traen un brillito muy especial en sus ojos, supongo que ya consolidaron su emparejamiento, dijo Gine sonriendo.

Mamá, decía el apuesto vampirito de cabello alborotado sonrojándose al igual que la pelinegra.

No dije nada malo hijo, yo soy tú madre, te conozco muy bien, tal vez los demás pudieron creerse el cuento de que eran una pareja, pero yo no, a mí no podían engañarme, apenas acaban de concretar su emparejamiento y no sabes lo feliz que me pone el saberlo, pues ahora si puedo estar tranquila, ya que está niña no te abandonara, ya está ligada a ti, decía Gine feliz.

"LA MORDIDITA DEL AMOR: LA HISTORIA"Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora