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Dicen que los ojos son las ventanas del alma...

¡Por Dios! Que alma tan bella haz de tener.
-Yenifer García


Parte de lo malo de aceptar un papel en una franquicia que se dedica a hacer cine de "otro tipo", es lo que tienes que vivir.

Una de esas cosas era ponerse el traje de Mysterio. No era tan pesado, de hecho era más estorboso que pesado. Pero no podía renunciar, ni siquiera decir que no: ya había firmado el contrato; aparte de que quería vivir nuevas experiencias, especialmente con cierto castaño.

Así que dejó ponerse lo que restaba del traje y caminó hasta llegar a donde se tenía que grabar.

Cuando salió lo vio: era muy bello. Dejando de lado lo que su sexualidad le dijera, era como ver a un pequeño ángel acostumbrado a vivir en un mundo de mortales.

Y eso les pasó factura.

Tom estaba hipnotizado. Jake lo hipnotizo. Es que nadie lo podía culpar.

Sus ojos parecían el mar, profundo, que junto con sus olas te llevan hasta adentro y te dejan ahí, perdido.

–¡Tom!– gritó Watts desde lejos – tienes que saludarlo, lo sabes. De nuevo por favor.

Sonrieron apenados, porque Jake también estaba perdido en Tom, no sólo en sus ojos, también en su sonrisa y gestos.

Y como su cuerpo se veía perfecto en ese traje de Spiderman.

Hacía ya tiempo que estaban intentando grabar esa escena, la del saludo. Solo una escena saludandose. Ver esos ojos azules te hacen perder tu profesionalismo, y también mirar los ojos cafés.

Volvieron a acercarse, entonces Jake no pude evitar reírse. Tom lo miró confundido y volteó a todas partes sin evitar sonreir.

Jon se llevó unas hojas al rostro, porque en vez de enojarse, se reía, que era un poco peor. No podían enojarse con ninguno de los dos.

Era como ver a dos estrellas brillar en una noche oscura y solitaria, de esas estrellas que te dan esperanza.

–¡Sandía!– gritó el joven cuando vio que llevaban y notó como todos le observaban, así que se sonrojó.

Tomó un pedazo, pero antes de que pudiera darle un mordisco el de ojos azules lo detuvo. Cruzó sus brazos como en un brindis de bodas, y entonces mordieron la fruta mirándose a los ojos.

Zendaya y Jacob se habían colado en la grabación. Miraban atentamente csda movimiento que ambos hacían, cómo movían sus manos, su lenguaje corporal, sus gestos y el cambio de las miradas.

Ahí había algo.

Esa era su primera vez grabando juntos, pero ya antes habían ensayado, y una de esas tantas veces estuvieron a punto de besarse.

También esa extraña vez donde descubrieron que leían sus guiones y compartían opiniones sobre estos. Ambos tenían las manos casi juntas, pero al escuchar que alguien estaba cerca se alejaron.

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