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Repito el recuerdo de aquel momento en mi cabeza, una y otra vez. Busco pistas, detalles que me ayuden a descifrar el misterio. Aunque, nada de eso importa ya. Estoy en un barco nuevo, hacia un destino desconocido. Siento el mismo temor, pero algo dentro de mí se ha endurecido. Como si Medusa me hubiera mirado a los ojos, mi corazón se está petrificando.

Era el primer beso de BaekHyun. En sus adentros, agradeció la ternura con la que el hombre extraño lo había hecho. Sin lascivia, ni necesidad. Fue un beso tierno y lento.

Cuando las manos curiosas del hombre comenzaron a desabrochar su pantalón, BaekHyun tembló. La situación lo sobrepasaba por mucho, sin importar cuánto tratara de mantener la cabeza fría, todo le daba vueltas.

—No puedo hacer esto... —dijo el hombre, en aquel susurro peculiar que utilizaba para comunicarse y no ser reconocido.

Cuando estaba a punto de levantarse de la cama, el chico lo tomó del brazo.

—¡No!... Espera... Si no eres tú, será cualquier otro —BaekHyun lo sostenía con fuerza—. Por favor...

El hombre suspiró. BaekHyun pudo sentir la tensión en el ambiente. Ambos estaban tomando una decisión importante, una que podría cambiar sus vidas. En un acto dulce o amargo, según como se lo quiera ver, estaban contenidos sus futuros. Muchas cosas cambiarían después de eso. BaekHyun sabía bien, que entraría a un mundo del que no podría salir con facilidad. Y el desconocido estaba renunciando a una parte de sí mismo, a algo que no podría recuperar jamás.

El hombre no respondió. Después de soltar un pesado suspiro, se inclinó de nuevo sobre el cuerpo semi desnudo del muchacho. Tomó sus labios otra vez, con un beso igual de tierno, pero más intenso. BaekHyun liberó un pequeño gemido, cuando sintió la punta de la lengua del extraño, recorriendo su labio inferior. No era desagradable. Debía admitir eso. Sus dedos tocaron el rostro del hombre, en busca de la barba crecida, de una cicatriz, de algo que lo ayudara a dibujar una imagen en su cabeza. No encontró nada. La piel era suave, recién afeitada, no había marcas. Sus dedos subieron un poco más, enredándose en el cabello, que parecía rizado. Mientras intentaba corresponder al beso torpemente, comenzó a temblar otra vez.

***

BaekHyun estaba desnudo sobre la cama. Solamente la tela negra cubría sus ojos. Podía escuchar ruidos leves aquí y allá. El hombre no decía nada. De pronto, sintió una mano sobre su muslo, los dedos del extraño comenzaron a rozar su piel.

—Si hago algo que no te guste, dímelo. Si sientes dolor, dímelo —susurró.

BaekHyun asintió. Estaba tan nervioso, que las palabras se negaban a salir de sus labios. Hasta ahora, el extraño había sido tierno y cuidadoso con él, pero eso no borraba el posible peligro en la situación.

Sin previo aviso, sintió algo húmedo tocando su miembro medio dormido. Pronto comprendió que era la lengua del hombre, que paseaba cuidadosamente alrededor de la suave piel. Un calor húmedo lo rodeo, también sintió la molestia de los dientes rozándolo. Por un momento, pensó en la inexperiencia del extraño. No, no podía ser. Un hombre que paga para tener sexo con otro, no puede ser inexperto en el tema. Aunque, las palabras de KyungSoo se repetían en su cabeza, mientras su desconocido amante chupaba su pene sin vergüenza: No uses los dientes.

Después de unos minutos, aún con la incomodidad, BaekHyun no podía controlar el rápido flujo de sangre en sus venas, así que su erección se hizo presente. El hombre se alejó.

—Ahora... voy a prepararte —anunció con su característico susurro.

Por unos segundos, el desconocido no hizo nada. Se limitó a observar el cuerpo del chico sobre la cama. A sus diecinueve años, BaekHyun ya lucía como todo un hombre. Había un vello fino en sus pantorrillas, y en un camino desaliñado desde su ombligo, hasta su sexo. A pesar de que había bajado unos kilos, sus muslos aún lucían algo rollizos. En su piel clara, se dibujaban los relieves de algunos músculos firmes.

Diario de un observador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora