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Este es un lindo comienzo. No dejaré que nada lo empañe. Las dificultades no moverán mi espíritu.

Era agradable viajar en el metro. BaekHyun recordaba todos los viajes que hizo con YulRi, lo divertido que era conversar con ella, la calidez de su cuerpo cuando recargaba la cabeza en su hombro, completamente exhausta por los tratamientos. Su mamá siempre tuvo una buena actitud, era digna de toda la admiración del mundo. Definitivamente, BaekHyun debía aprender a vivir siguiendo ese ejemplo.

Ahora, ChanYeol estaba frente a él, muy cerca, sonriéndole. El vagón iba tan lleno, que no tuvieron más remedio que viajar de pie. La expresión en el rostro del más alto era juguetona y coqueta, lo que ocasionó que BaekHyun se sonrojara. Era bueno verlo contento, porque había pasado todo el rato de mal humor.

BaekHyun quería saber qué pasaba, pero debía esperar hasta llegar a casa para preguntar. Mientras tanto, disfrutaba tremendamente la cercanía. Nunca imaginó que viajaría en el metro de la gran ciudad, con el chico de sus sueños. Y lo mejor era, que se dirigían al mismo lugar, donde pasarían el resto del día juntos. Su corazón palpitó emocionado.

—Te ves tan lindo hoy —ChanYeol se inclinó para hablarle en secreto, cerca de su oreja.

BaekHyun sonrió tímido y bajó la mirada, sintiendo un escalofrío recorrer todo su cuerpo. Era ridículo que ChanYeol tuviera tal poder sobre él, después de todo ese tiempo. El adolescente dentro de él, se retorcía emocionado. Por un momento, sintió que regresaba a la preparatoria.

—Estabas tan nervioso, moría de ganas de entrar a esa oficina y abrazarte. Perdóname por dejarte solo.

—No —BaekHyun negó despacio con la cabeza—. Debo hacer estas cosas solo. Gracias por acompañarme. Sé que no te sentías muy bien.

La sonrisa de ChanYeol se volvió triste. Palmeó suavemente el brazo de su novio, para indicarle que bajarían en la próxima estación.

—HaeRi estaba muy afectada —los dedos de ChanYeol se movían inquietos. Quería tomar la mano de BaekHyun, pero ahora salían de la estación y caminaban por las calles llenas de gente. Decidió guardar sus manos en los bolsillos de su abrigo.

—Me imagino —BaekHyun hizo lo mismo—. ¿Qué pasará con el bebé? No piensas dejar de verlo, ¿verdad? A pesar de todo, él necesita a su padre.... ¿Qué pasa?

BaekHyun miró preocupado a ChanYeol, quien se había detenido de pronto y lo observaba sorprendido.

—Tú... ¿de verdad estás de acuerdo con que siga viendo al bebé? —preguntó con incredulidad.

—¡Claro! —BaekHyun rodó los ojos y tomó el brazo del más alto, para forzarlo a seguir caminando—. Sí, me pongo celoso de HaeRi, pero eso ha sido así desde la preparatoria —confesó.

—No tienes razón para estarlo.

—¿No? Te casaste con ella, ChanYeol. No importa bajo qué circunstancias. Sin embargo, no soy un necio, entiendo que el bebé no tiene la culpa. Él nació con un padre y una madre, no entiende las circunstancias reales. Además, tú lo amas, ¿no es así?

ChanYeol asintió, una sonrisa discreta se formó en sus labios.

—No sé qué nos depare el destino, pero quiero quedarme contigo. Y, obviamente, yo no puedo darte un bebé, así que es algo bueno que ya tengas uno —la sonrisa de BaekHyun fue tan bonita, que ChanYeol tuvo que usar todas sus fuerzas para no besarlo en medio de la calle. Sin embargo, apresuró el paso, quería llegar a casa ya.

***

BaekHyun soltó una carcajada, cuando su novio lo levantó en brazos y lo llevó hasta la cama.

Diario de un observador Where stories live. Discover now