•°~°Capítulo 37°~°•

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La mañana fría vuelve a presentarse, el rígido estupor del ambiente en la habitación hacía a dos cuerpos cálidos juntarse y arrimarse entre si. Sólo podían oírse las respiraciones tranquilas de ambos, como se removían a veces buscando calor y haciendo sonar la cama en el proceso. Se entregaban una temperatura mutua e inconcientemente las caricias no faltaban, cuando ambos pechos desnudos chocaban y sus piernas se entrelazan de vez en cuando. Estaba tan calmo y fresco, se estaba a gusto y con comodidad que, ni uno de los dos dormidos estaba para pensar entre sueños en qué iba a pasar, qué harían o dirían al momento de despertar en éstas condiciones, con los obvios recuerdos nítidos que la poca sobriedad de la noche les había dejado frescos aún hasta la mañana.

Bennett de pronto tuvo un rápido despertar, observando el cuerpo y la mañana reluciendo en el sector. Aún cegado por la luz natural colándose en sus ojos, suelta un largo bostezo, estaba cansado y adormilado tras despertarse de golpe sin razón. Miró a los lados, sus sábanas algo desordenadas y noto que se había dormido sobre la cama, casi nunca lo hacía, por lo que luego de que su vista cobrara un mayor enfoque pudo notar una mano morena rozando cerca de su cintura, apoyada sobre esta, abrazándolo. Oh, ahora estaba entendiendo.

Sudo frío y se sobresaltó de pronto, pasó a creer que la mañana normal ajena a cualquier situación indecorosa se distorcionaba, de un segundo a otro recordaba todo y su cara no evitaba ponerse roja de la vergüenza adoptando cada centímetro de su cuerpo. Su temperatura subió y se le aceleró el corazón de sólo sentir el calor ajeno a un lado suyo. Fue subiendo su mano por aquel brazo, girándose mientras observaba la piel desnuda de la parte inferior de Ben, fue allí, cuando al llegar a su rostro se perdió en sus facciones calmadas, sus cejas fruncidas y su boca torcida, sus ojos verdes tan lindos, viéndose demasiado bien poniendo muecas amargadas mientras lo miraba tan...

Oh esperen, estaba... ¡se acaba de dar cuenta de que él estaba despierto!

¡Qué puta vergüenza! Estaba que se moría de la pena poniendo una distancia considerable entre ambos, por poco terminando de caerse de la cama a otro sitio, ah, encima había caído sobre uno de los dolorosos zapatos del pelicalipso ¿en qué momento se habían quitado los zapatos siquiera? Cuando se miró y sólo usaba calcetas y su pantalón. Se sentó a un lado en el suelo observando ahora a Bon sentado en la cama arreglándose el pelo y mirándolo como si fuera un bicho raro, mientras torcía la boca de una forma tan atractiva a su parecer.

— Buenos... buenos días. —dijo, entre pequeños balbuceos con la voz temblorosa, reincorporándose para levantarse y ponerse cerca de la pared, como soporte.

— ¿Qué tienen de buenos? —contestó de forma amarga, tirándose para atrás apoyando su espalda en la cabecera de la cama.

— ¿Y ahora qué tienes?

Inquirió, algo asustado de una reacción explosiva que, de algún modo, le extrañaba no haber visto al primer momento. Andaba algo tembloroso y embriagado, oliendo el aroma a limpio de los aires se la mañana y sintiendo el calor apresar su estómago por las constantes preocupaciones y emociones algo revueltas intentando traer sus recuerdos de la noche hasta este momento.

— ¿Cómo es que preguntas eso? —le dijo, esta vez, relajándose, de a poco en poco, mientras suspiraba y dirigía su vista al techo, pasando su palma por su rostro cansado y rígido.

Bonnie pareció pensarlo unos breves momentos, y al notar su cama levemente deshecha, la camisa de Ben en el suelo y sus zapatos, supo que, era estúpido siquiera preguntar. No evitaba que al mirar sus manos, su ropa superior tirada o la distintiva melena del moreno los recuerdos de anoche llegaran a su cabeza, si bien, había sido algo peor que cualquier cosa, tenía sentimientos encontrados de sólo pensar en ello.

ツ.*•゚『Detrás De Cámaras』.*•゚ 彡[BonxBonnie]∇.*•゚°◇ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora