Capítulo 2

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Al día siguiente

Mayte despertó y observó su móvil, ella esperaba encontrar en él un mensaje del amor de su vida, digo, de Manuel; lo tomó y vio que tenía dos mensajes:

"May, te estoy esperando para el ensayo"
Isabel.

Mayte vio la hora y efectivamente iba tarde, ya eran las 8:15am y ella aún estaba con el pijama puesto; aun así la rubia no se paró de la cama y continuó para leer el otro mensaje, ella se encontraba ávida "Ojalá sea de Manuel" pensó.

"Oye güera ¡Ya ni te acuerdas de uno! Comunícate. Te quiero"
Adal.

A Mayte le agradó recibir ese mensaje, ya que era lindo saber que su gran amigo se acordaba de ella, pero no era exactamente lo que ella con tantas ansias esperaba encontrar. Afligida decide pararse de la cama y darse una ducha. Cuando sale de la ducha recibe otro mensaje, "Ha de ser Isabel desesperada porque no he llegado" pensó May, por lo que decidió no revisar el móvil.

En el ensayo

¡Justicia! Hasta que llegaste hermana, te estábamos esperando- dijo Isabel -Aja- respondió Mayte con soberbia.

Isabel: Aparte de que llegas tarde, llegas de mal humor.

Mayte: Ay ya ¿si? Se me pegaron un poco las sabanas, perdón.

¿Un poco?- dijo Isabel con tono de broma.

Mayte: Si Isabel, un poco, pero ya estoy aquí y eso es lo importante ¿No? - Isabel encogió los hombros.

¿Fernanda ya llegó?- preguntó Mayte -No, aún no ha llegado- contestó Isabel.

A ella sí no la bombardeas con mensajes por llegar tarde, pero a mí si- reclamó Mayte.

Ay niña, deja el drama, sólo te envié un mensaje, no veo por qué tanto reclamo- dijo Isabel en su defensa.

Pe... pero a mí me llego...- la rubia recordó que en su móvil tenía un mensaje sin revisar -Pérame gorda, dame un momento-.

Mayte empezó a registrar su bolsa con el fin de encontrar su móvil y lo logró; de inmediato revisó el mensaje:

"María Teresa Lascurain, todos los gurús espirituales, los maestros de educación emocional, los psicólogos que hablan de no anclarse a nadie, los místicos que promulgan el camino de la auto-sanación , aquellos que miran tu crecimiento personal, los expertos en autoestima, los que recomiendan ser fuerte y depender sólo de uno mismo, tenían razón, pero yo sólo era feliz cuando estaba a tu lado"
Anónimo.

Una expresión de asombro y confusión se plantó en la cara de Mayte en ese momento ¿A caso era ese el mensaje que ella esperaba? ¿Manuel escribió eso? ¿Qué le pasa a Manuel? ¿Qué le pasa a ella, esas y más preguntas se hizo la hermosa rubia en ese instante.

May, no es por ser entrometida pero ¿Qué decía ese mensaje que te dejó tan estupefacta?- preguntó Isabel confundida. Mayte no respondió, seguía mirando aquel mensaje tan raramente hermoso -¡MAYTE!- le gritó Isabel.

Ah?- intentando acordarse de qué había sido lo que le preguntó su hermana -Ah, sí. El mensaje, el mensaje ¿qué paso con el mensaje? ¡Ah ya! No es nada gordita, no te preocupes-. Isabel frunció el ceño, pues ella no estaba muy convencida de la respuesta de Mayte.

Hola- dijo Fernanda con su buen humor característico.

Hola negrita bella- Mayte con una sonrisa muy amplia dándole un beso en la mejilla y abrazándola con mucha felicidad. Isabel se dio cuenta del cambio repentino de la actitud de Mayte después de recibir lo que para ella era un misterioso mensaje.

Oye ¿Y a que se debe ese tan buen humor de Mayte?- cuestiona Fernanda dirigiéndose a Isabel y soltando una carcajada.

No lo sé, primero llegó con un humor de perros y ahora está súper feliz- respondió Isabel.

Ay ya, vamos a ensañar que el tiempo es oro- recomendó Mayte sonriendo.

Así pasaron todo el ensayo, Mayte con una sonrisa de oreja a oreja y Fernanda e Isabel preguntándose a qué se debía ese cambio tan repentino de humor. Ya eran las 6pm y después de un arduo día de ensayo todos decidieron retirarse para sus respectivos hogares.

Casa de Mayte

Mayte llego a su casa cansadísima, abrió la puerta, se quito los botines y los dejó tirados en la sala, luego de eso se dirigió a su cuarto y tomó su móvil para volver a leer aquel mensaje tan hermoso que suponía ser de Manuel. En ese instante decidió llamar a Manuel, claro ella no pretendía mencionar el mensaje que "él le había enviado" pues le daba un poco de pena, es que con sólo recordar aquel mensaje sus mejillas se pintaban de rosa.

Manuel: ¡Hola chaparrita! ¿Cómo estás?
Mayte: ¡Hola gordo! Muy bien ¿Y tú? ¿Cómo estuvo tu día?
Manuel: Excelente chaparrita, aunque un poco ajetreado apenas ahorita estoy llegando a casa ni tiempo de revisar el móvil he tenido, menos mal me llamaste justo a tiempo.

"¡Que mentiroso! Y que no ha tenido tiempo de tomar el móvil, pero si tuvo tiempo para escribir ese largo y hermoso mensaje" pensó May.

Mayte: ¿No has tenido tiempo de nada? Yo tampoco, también acabo de llegar a mi casa y ni he revisado mi móvil hasta ahorita que se me ocurrió llamarte- mintió.
Manuel: Ay chaparrita que te puedo decir, así es el trabajo. Oye, ¿Qué harás mañana? ¿Quieres ir a almorzar?
Mayte: Tengo ensayo en la mañana en casa de Isa, pero si, si puedo ir a almorzar contigo.
Manuel: Ok, entonces te paso buscando.
Mayte: Ok, ¡Que pases buenas noches gordito!
Manuel: Tú igual, adiós.
Adiós, te quiero- susurró Mayte después de que Manuel colgara.

HUBO UNA VEZWhere stories live. Discover now