Capitulo 11

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Comenzaba a amanecer, Emilio salió por la ventana como todos los días y una vez logrado el escape nadó casi llegando a la orilla.
-¿Estás seguro Emilio?- preguntó una vez más Sirius.
-Completamente, solo quiero que mi padre comprenda lo que realmente siento- dijo Emilio.
-Cuidate mucho amigo.
-Igual tú, prometo verte pronto.
Se dieron un último abrazo para finalmente separarse, mientras Emilio estuviera fuera le había pedido a Sirius que huyera a algún lugar por si a su padre se le ocurría mandar a buscarlo y el principal en preguntarle sería él. Una vez asegurándose que no hubiera nadie cerca salió del agua para arrastrarse por la arena y a los pocos segundos tuvo sus piernas, al menos volver a verlas le sacó una sonrisa.
-¡Emilio!- gritó esa persona que hacía latir su corazón.
-Hola Joaquín- lo saludó con una sonrisa en cuanto lo tuvo cerca-. ¿Cómo supiste que era yo?
-Vi las pequeñas luces cuando desapareció tu aleta, así que me vine prevenido y te traje ropa.
Nuevamente con ayuda de Joaquín se puso aquellas prendas y ponerse de pie, le agradaba su estilo.
-Gracias Joaco- dijo con una sonrisa-. ¿Si te puedo llamar así?
-Claro, me llaman más por Joaco que Joaquín- dijo sonriendo-. Me sorprende que hoy llegaras más pronto que yo.
Emilio comenzó a recordar la discusión que tuvo con sus padres, no pudo evitarlo, se arrojó en brazos de Joaquín y comenzó a llorar.
-¿Qué pasa Emilio?- preguntó su amigo preocupado.
-Ay Joaco, de verdad que ya no aguantaba estar en casa, mis padres solo quieren que lleve mi vida como ellos quieren.
Le contó todo lo que había discutido con sus padres omitiendo que estaba enamorado de él.
-Ay Emilio, verás que tarde o temprano te comprenderán- dijo Joaquín mirándolo a los ojos-. Pero Sirius también tiene razón tú tienes todo el derecho de ser libre y feliz, pero nunca dejes que nadie lleve tu vida porque solo tú sabrás cómo manejarla.
-Gracias Joaco, espero que realmente lo hagan- dijo Emilio volviendo a abrazarlo-. Por lo pronto no quiero volver a casa, solo quiero que pasé un poco la situación.
-Si gustas, puedes quedarte en mi casa el tiempo que necesites, tenemos espacio para uno más.
Se regalaron una sonrisa y se dirigieron a la casa de Joaquín, ambos no decían nada, solo disfrutaban de su compañía.
-Vaya Emilio- dijo Joaquín mirándolo.
-¿Qué pasa?
-Mientras más se te va secando el cabello más rizo se va haciendo igual que el mío.
-Nunca llegué a imaginarme cómo sería mi cabello ya que siempre he estado bajo el agua.
-Ahora ya lo sabes. Oye, el tiempo que estés aquí te enseñaré todo lo que debes saber sobre humanos.
-Pues ya me enseñaste a caminar y correr, aprenderé con facilidad todo.
-Eso espero.
No pasó mucho cuando ambos jóvenes llegaron a la casa de Joaquín.
-¡Wow! ¿Este es tu palacio?- preguntó Emilio observando.
-Algo así, solo que más pequeño- dijo Joaquín riendo por la pregunta de su amigo-. Entremos.
Joaquín abrió la puerta para entrar, Emilio miraba detalladamente lo que había en casa de su amigo hasta que una foto de una pareja con dos niños llamó su atención.
-¿Quiénes son Joaquín?- preguntó con curiosidad.
-Los adultos son mis padres Uberto y Elizabeth, la niña es mi hermana Renata y el niño soy yo- dijo Joaquín sonriendo-. Esa fue nuestra primer foto en la playa cuando nos mudamos, tengo tantos recuerdos. Las personas nos preguntan si Renata y yo somos mellizos ya que nos parecemos mucho.
-Ahora comprendo de dónde viene un chico tan lindo como tú.
Un leve sonrojo apareció en Joaquín, nunca nadie le había dicho eso y agradecía haber conocido a Emilio.

Amor bajo el marWhere stories live. Discover now