Capitulo 19

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Emilio y Joaquín regresaron a casa, sus manos estaban entrelazadas y en sus rostros se reflejaban unas enormes sonrisas.
-Gracias por esta hermosa sorpresa Emilio- dijo Joaquín sonriendo mientras recargaba su cabeza sobre el hombro de este.
-Gracias a ti por hacerme tan feliz- dijo Emilio dándole un beso en la frente.
Con toda esa alegría que sentían llegaron a casa, Jackie y Renata en el momento que los vieron atravesar la puerta se levantaron del sillon.
-¿Y bien?- preguntaron conteniendo la emoción.
-¡Ya somos novios!- dijeron ambos mostrando sus manos entrelazadas.
Ambas chicas abrazaron con mucha alegría a la nueva pareja, estaban felices por la relación que llevarían.
-Muchas felicidades chicos, espero que esta felicidad que hoy sienten duré por muchos años- dijo Jackie.
-Cuida muy bien a mi hermano cuñado, pobre de ti si le llegas a romper el corazón- dijo Renata.
-No te preocupes cuñada, ya te dije que haré muy feliz a tu hermano- dijo Emilio mirando a Joaquín con amor.
-Bueno, ha sido un largo día lleno de mucho trabajo y amor, así que ya es hora de irnos a descansar.
Todos se dieron las buenas noches y fueron a sus respectivas habitaciones, la pareja ya se había puesto su pijama y uno de los jóvenes tenía su mirada sobre el otro.
-¿Por qué me miras así?- dijo Joaquín y en un momento sintió a Emilio abalanzarse sobre él cayendo en la cama.
-No me cansaré nunca de decirte que te amo y...- el rizado dejó de hablar para darle un beso en los labios-. Te voy a besar siempre porque tus labios se han vuelto mi perdición. Una vez más, te amo Joaquín.
-Yo también te amo.
Se dieron un último beso para levantarse y terminar de prepararse para ir a dormir, Emilio estaba por acomodar el colchón en el suelo cuando Joaquín lo detuvo.
-¿Qué pasa?- preguntó Emilio.
-Ya no quiero que duermas en el suelo, duerme conmigo- dijo Joaquín haciendo puchero.
-¿Seguro? No quiero que te sientas incómodo.
-Oye, ya somos pareja y por supuesto que no me sentiría incómodo. ¿Duermes conmigo?
-De acuerdo, lo haré porque no puedo resistirme a ese pucherito que me dan ganas de besarlo.
Le dio otro beso y se acomodaron entre las cobijas, Joaquín apagó la luz para al fin poner su cabeza sobre la almohada y mirar se frente a su novio.
-Nunca me había podido acercar a ti y ver lo lindos que son tus ojos- dijo Joaquín.
-Los tuyos también son hermosos, amor- dijo Emilio.
-¿Cómo me dijiste?
-Amor, ¿por qué? ¿Tiene algo de malo?
-Por supuesto que no, es solo que se escuchó muy lindo. ¿Dónde escuchaste eso?
-Cuando era niño escuchaba a mis padres decirse así, también así nos llamaba mi mamá a mis hermanos y a mí. Si no nos decía “amor” nos llamaba “pecesitos” o incluso “cangrejitos”.
-Me lo imagino, mi mamá solía llamarme “bebé” y mi papá “cachorro”.
Ambos rieron al recordar aquellos ápodos, pero la sonrisa de Joaquín se borró al mismo tiempo que una lágrima rodaba por su mejilla, su ahora novio lo notó y comprendió la situación.
-¿Los extrañas mucho?- preguntó.
-Demasiado, ¿tú no extrañas a tus padres?
-La verdad si, pero aun no quiero volver ya que seguramente seguirán con el plan de la boda. Pero mira, con o sin nuestros padres, te prometo siempre estar a tu lado y nunca dejarte.
-¿Lo prometes?
-Desde el fondo de mi corazón.
Con esa promesa sellada los chicos calleron en un profundo sueño sin soltarse y felices de comenzar una nueva etapa en sus vidas.

Amor bajo el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora