Amarillo

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Era fuego.

Me acogía en mis inviernos,
e iluminaba mis noches.

Me enseñó que la verdad
arde y quema,
pero las mentiras se acumulan
y forman un río
que desemboca en nuestros oídos
y termina con nuestras sonrisas.

Era fuego
pero un día me atreví a llevarla a casa...
y desde entonces sólo quedan cenizas.

Bogotá sin dañoWhere stories live. Discover now