Capítulo 24

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Adrien


Todo estaba completamente silencioso. No se escuchaba ni una mísera alma; solo el latir de nuestros corazones sincronizados al mismo tiempo.

Las gotas de agua se resbalan por la fuente en forma de Buda que tenía el maestro Fu en una de las habitaciones que nos había prestado para poder descansar sin la necesidad de escuchar sermones a estas horas.

No podía dormir. Mi conciencia no estaba tranquila, y aquello me estaba llevando a la completa locura. Chloé, en un intento de ayudarme, se quedó dormida con su cabeza apoyada en mi hombro. Nos encontrábamos en un pequeño sofá, mientras que Nino y Alya dormían juntos, en una de las camas que nos habían prestado.

Suspiré, a la vez que llevaba mis manos temblorosas a mi pelo. Levanté un poco la vista para poder observar la hora; 3:30 de la madrugada.

Las horas que me había pedido anteriormente Fu, ya habían pasado. Sin ningún problema podría ir allí, para ver como está Marinette, y aunque sea, poder quedarme un poco más tranquilo.

Por un lado, estaba tentado en ir, pero por otro, lo pensaba con más profundidad y reculaba. Es decir, ir implicaba a lo mejor que el efecto de la medicina pasara, y por mi culpa hubiera algo peor.

Cosa que parece hasta probable con toda la locura que había sucedido.

Sólo de pensar que todo esto ha sido por mi estúpida culpa, hacia que las lágrimas volvieran a fluir por mis mejillas. Mis párpados estaban cansado, y mi cabeza dolía de tanto pensar y llorar.

Cerré los ojos para poder serenarme un poco. Unos ojos verde esmeralda volaron a mi mente. No tenía la necesidad de mirar el rostro de la persona para saber de quién eran. La tristeza terminó completamente de invadir mi cuerpo.

Debes escuchar a los demás antes de actuar... —los vagos recuerdos de mamá invadieron en mi mente.

Encima, con este tipo de comentarios. Tragué saliva, y quité las lágrimas de mis mejillas. Rebatí la idea de ir; conflictos entre la conciencia y los sentimientos, hacer caso a la conciencia. Las clases de filosofía ayudaban en este tipo de cosas, y la cosa era que mi conciencia me suplicaba que no fuera allí, pero mis sentimientos y mi maldito corazón me pedía a gritos que fuera, y me cerciorara de que estaba bien.

De qué ella por fin estaba bien.

Suspiré, y está vez, con toda la delicadeza que pude, me levanté dejando a Chloé con cuidado. Mordí mi labio, mientras veía a mis amigos ahí, con sus respiraciones tranquilas. Empecé a caminar con sutileza hasta la puerta, y salí lo más rápido que pudo, dejando que la serenidad estuviera en mi cuerpo.

El corazón me iba a mil; mis dedos temblaban, y ya ni hablar de mis piernas. Miré a los lados, intentando encontrar algún indicio de que el maestro estuviera despierto, pero nada de eso sucedió.

Tragué saliva, y fui a la habitación en la que se encontraba Marinette. Estiré la mano para ponerla encima del pomo, y la deje ahí, durante unos segundos. Me estaba intentando mentalizar de que lo que yo había hecho, no fuera a arruinarle la vida a la azabache.

Porque ella no se lo merece en ninguno de los aspectos. El que se lo merece soy yo.

Solo yo y mi estupidez.

Abrí la puerta, ateniéndome a las consecuencias. Adentré mi cuerpo con miedo, y analicé la habitación con cautela. Finalmente, mis ojos pararon en Marinette, quien dormía plácidamente en la esterilla donde solía sentarse el maestro Fu.

No había nada que iluminara la habitación, y por muy habitual que eso suene, la luz de la luna era la que se incrustaba por la ventana, y dejaba ver el rostro de Marinette; relajado y pacífico. Estaba tapaba con una pequeña manta, y su pelo estaba suelto, sin las coletas que siempre adornaban su cabeza.

Cerré la puerta, y entré. ¿Puedes creer que entré con miedo? Pues si, ante estas situaciones nunca he sabido cómo comportarme. Lo único que hice, fue sentarme cerca de la esterilla, y verla respirar con tranquilidad.

Si alguien entrará en esta habitación y me viera ahora mismo, diría que soy un maldito acosador, pero es que ya no era que pudiera controlar, además sabiendo que es mi culpa.

Puse mi mano en una de sus mejillas, y la acaricié con delicadeza. Su piel tibia era suave, y sus pómulos llenos de pecas me daban ganas de darles besos sin parar.

Me acerqué más a ella, y me acoste a su lado, poniendo mi cabeza en mi brazo. Era como la típica pose que ponías en la playa cuando estabas de lado, para ganar la atención de alguien, pero yo ahora mismo, no quería la atención de nadie.

Volví a pasar mi mano por si mejilla, y la escuché respirar profundamente. Aleje mi mano con miedo a que la haya despertado, pero el que ella siguiera con sus ojos cerrados, me dio a entender de que seguía en los brazos del morfeo.

Sonreí y volví a mi antigua posición.

—¿Sabía yo lo que es amor? —dije con tanto sentimiento, que hasta los vellos de mis brazos se erizaron. —Ojos, jurad que no. —puse mi frente cabeza en el hombro de Marinette. —Porque nunca había visto una belleza así. —cerré mis ojos, acariciando el brazo de la azabache, y finalmente, después de estar un montón de horas despierto, bajo presión, pude caer ante la inconsciencia.



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Hola hola! Lo siento por no actualizar y eso, pero es que estaba mal porque mi crush me ha rechazado 💔

Si, penoso 🤦‍♀️😂

Y pues, no estaba con ánimos, pero bueno, que yo os voy a hacer una mini maratón para no dejaros con tanta intriga :V.

Lo prometo que ahora os subo otro cap!

Madre de dios, por favor, tened mucho cuidado y no salgáis de vuestras casas. Esto de la pandemia no es un juego, y aunque parece una película de terror, es preferible quedarnos en casa a que se alargue.

Hacedlo aparte de por vosotros, por los demás.

Y bueno, yo me despido.

Muchísimas gracias por todo el apoyo que le estáis dando! No pensé que esto fuera para tanto 🤪

Bueno, y ahora si.

Au revoir 🌙❤️

one last time ✔Where stories live. Discover now