03

4K 444 318
                                    

Ophra:

Caminaba junto a Cole. Había decidido irme con él para que así me diera las partituras. Mientras tanto íbamos hablando sobre arte, tanto musical como en pinturas.

─Estuve trabajando en un nuevo dibujo─ decía─. Es un retrato. Estoy probando cosas nuevas, como técnicas, y la verdad no me va mal.

─Me alegro por ti, ¿algún día podrás enseñarme algo?─ pregunté.

─Claro que si, cuando quieras pero solo si me enseñas a tocar el piano.

─Por supuesto─ sonreímos.

Llegamos a su casa. No era grande, pero se veía acogedora. Su madre, una señora muy parecida a Cole, nos recibió. Él me llevó hasta su habitación donde habían un montón de hojas con dibujos hermosos, y sobre su cama estaban las partituras.

─Muchas gracias─ las agarré─. Te las devolveré lo más pronto posible.

─No es necesario, puedes quedártelas hasta toda la vida... Solo si me enseñas─ reímos.

─Bien, ven el domingo a casa─ asintió sonriente─. Hasta mañana, Cole.

─Hasta mañana, Ophy.

Reí por el apodo. Salí de su habitación y luego de despedirme de la señora Mackenzie me fui rumbo a mi casa. En el camino logré ver una casa pequeña de madera, sonreí al recordar que ahí era donde Cole y Anne me habían dicho que pasaban el tiempo.

─Miren, la pelirroja, pero hablo de la linda.

Rodé mis ojos al escuchar esa voz. Me giré viendo al rubio con una sonrisa arrogante.

─Hola, Billy─ saludé sin ganas.

Hasta su postura decía a gritos su personalidad: egocéntrico, narcisista, arrogante e idiota. Además de eso, sin dignidad, porque aún seguía detrás de mi cuando le había dejado bien claro de que no entraba en mis gustos amorosos, ni siquiera amistosos. Lo quería lejos.

─Tranquila, no vengo a molestarte─ me encogí de hombros, no me importaba a qué venía─. Solo te vi sola y quise acompañarte.

─Oh, genial, tengo a la copia de Josie Pye versión masculina acompañándome─ fingí emoción.

─Yo soy mejor.

─Eres un imbécil que se aprovecha de las chicas.

─Ellas se lo buscan─ se encogió de hombros.

Qué comentario tan... ¡Lo odio!

─Yo no te busco, ni siquiera quiero ser tu amiga, puedes irte─ lo miré molesta─. Es más, con esa personalidad tan idiota no vas a conseguir nada ni a nadie, y si lo haces, pues esa chica sera igual o incluso más idiota que tu.

─Vaya, gracias, lástima que no me importa, me conseguiré una esposa que me obedezca y no me contradiga.

─Pues conmigo tienes todas las de perder, no pienso obedecer a un hombre como tu.

─Entonces te quedarás solterona, sin nadie que te mantenga─ reí sarcásticamente.

─No sabes como deseo eso, vivir solo conmigo sin tener que aguantar a un idiota como tu, un sueño hecho realidad─ admití sonriendo─. Además no es tu problema.

─Vete al carajo─ me empujo haciéndome caer y empezó a caminar en dirección contraria.

─Si no vas tu, con mucho gusto─ grité divertida.

Billy se había ganado un buen piñazo por ese empujón. Me levanté sacudiendo mi vestido, junté mis partituras que habían caído y retomé mi camino hacia casa.

─Ophra─ me llamó la menor de mis hermanos, Anabelle─. Que bien que llegaste, quería que me mostraras dónde esta el Do en el piano.

─Seguro, déjame que me ponga algo cómodo─ ella asintió sonriente.

Una vez que ya traía puesto mi camisón, bajé para ayudar a mi hermana. Coloqué papeles en cada tecla del piano, y en cada uno le escribí su respectiva nota musical.

─Listo, así sabrás dónde está cada nota─ hablé dejándola sentarse en el taburete─. Luego ni siquiera necesitarás mirar el piano.

─Gracias, Phri─ sonrió dejando notar sus dos huecos donde antes estaban sus dientes.

─De nada, Anie.

Subí a mi habitación, acomodé las partituras sobre mi propio piano. Mis padres siempre hicieron que cada hermano tocara un instrumento diferente, pero como Anie era muy apegada a mi no hubo forma de hacer que cambiara el piano por violín, por lo que le contaron uno para ella sola.

Me puse a hacer la tarea. Se escuchaba desde aquí los intentos de Anie y las quejas de Valerie, la segunda menor de mis hermanos.

Mi familia era grande, siempre fuimos conocidos por la cantidad de integrantes. Lo diré en orden: estaban Calum y Elizabeth de veinte, Ulises de dieciocho, luego yo de trece, Valerie de once y Anabelle de siete. Aunque no voy a mentir, antiguamente éramos siete hermanos, pero el pequeño Anthony enfermó con tan solo tres meses de una fiebre muy fuerte, hoy en día tendria tres años. Por suerte todos logramos sobrellevarlo y salir adelante, aunque todos sabíamos que ese niño nunca podría ser reemplazado por más de que corrieran rumores de un nuevo integrante en la familia.

Me desvié mucho pensando en mi familia. No es importante, nunca lo fue, pero por más excluida que me sienta a veces no la cambiaría por nada, y ahora que tenía dos amigos me sentía mas completa que nunca. Tener personas que te entiendan es algo que te hace sentir bien en todos los sentidos. Cole me entendía más que nadie, Anne también.

Anne, con esa personalidad tan diferente, tan soñadora y fuerte. Todo pega con ella, hasta su cabello pelirrojo trenzado, que es un tono diferente al mío, sus ojos celestes llenos de expresiones y sus pecas que hacen resaltar su sonrisa. Nunca había visto a una persona tan única y hermosa en todas sus maneras.

¿Pero qué carajos estoy diciendo? No, no empieces Ophra.

OPRAH | awae ✔Where stories live. Discover now