CAPÍTULO 4: Juicio

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Luna y yo fuimos llevadas a la estación de policía más cercana, claro que al llegar yo fui a parar a una celda y a ella la llevaron a otro sitio el cual desconocía.

Sabía que podía meterme en problemas por esto, que acoger a Luna fue mala idea desde el principio, pero que la policía diera conmigo de forma tan rápida como si en serio hubiese secuestrado a la niña, me levantaba cientos de sospechas negativas.

Exigí mi derecho de llamar a una persona y de no decir ni una palabra hasta que llegara mi abogada, si mis sospechas no estaban erradas, mi situación empeoraría considerablemente en caso de que dijera lo que no tenía que decir. Llamé a Allison, mi amiga de toda la vida y dicho sea de paso, una de las mejores abogadas de Nueva York.

Mientras esperaba a que mi abogada apareciera, me llevaron a un cuarto pequeño y oscuro únicamente amueblado con una mesa con su respectivo par de sillas para interrogarme. Un robusto oficial de policía se encargó de hacerme todo tipo de preguntas, desde cómo supuestamente secuestré a Luna hasta si pretendía huir con ella antes de que me arrestaran, pero me abstuve de hablar hasta que llegara mi amiga; por suerte no tardó mucho en hacerlo.

—Allison Bennet, abogada de la Srta. Gina Parker. Me gustaría hablar con mi cliente a solas —le informó al oficial que se encontraba conmigo y este salió de la habitación luego de echarme un vistazo de desconfianza.

—Gina, ¿pero qué fue lo que pasó? No te arrestaban desde las fiestas cuando estábamos en High School y nunca lo hicieron por secuestro
—prácticamente me regañó, sentándose en el lugar que ocupaba el oficial, o sea, frente a mí.

Suspiré cansada.

—Pasó que ''recogí'', por así decirlo, a una pequeña que llegó a mi casa ayer. Estaba sola, mojada por la lluvia y con frío. Además, me explicó que sus padres de acogida la maltrataban y por ello estaba hullendo de ellos.

—¿Y te pareció buena idea meterla a tu casa como si nada? —me reprendió—. ¿Eres consciente de que existen pandillas y criminales de poca monta que usan a niños de esta forma para robar y extorcionar? ¿Que en cuanto consiga sacarte de aquí tratarán sacarte dinero de alguna forma? ¿¡En qué estabas pensando!?

—¿¡Qué querías que hiciera!? ¿Que dejara a una pequeña que tiene la misma edad que tendría mi hija abandonada a su suerte? —alcé la voz, un poco llorosa, salió a la luz mi lado sentimental. Su mirada se suavisó y casi vi un atisbo de culpa cruzando sus ojos verdes.

Ally era la única, a excepción de mis padres y de Derek, que sabía que estaba embarazada y fue mi mayor apoyo cuando mi prometido y mi hija murieron. Sabía que los niños eran mi punto débil y lo difícil que era para mí hablar del tema, así que solo se limitó a decir:

—Lo siento, Gin. Sé lo duro que es esto. Cuéntame qué pasó. ¿Qué te dijo la pequeña? —preguntó más relajada y compasiva.

—Es huérfana, tiene 7 años y estaba escapando de sus padres de acogida que la estaban maltratando. Cuando la encontré, estaba sucia y algo lastimada, supongo que de caer al correr. Estaba muy callada y no quería hablarme mucho así que no la presioné. Le di de cenar y a juzgar por la desesperación con la que comía y el peso que tiene, me atrevo a especular que está casi desnutrida. Estaba totalmente en contra de la idea de que la devolviese al orfanato o con sus padres sustitutos, pero cuando le propuse venir a entregarla a la estación de policía con la condición que me ofrecería voluntaria para ser su madre sustituta, aceptó sin dudar. Creamos...una especie de conexión.

—¿En menos de un día? —enarcó una ceja, incrédula—. Gin, ¿no estarás reflejando tu vacío materno con esa niña?

—Puede ser, pero... —apoyé mis antebrazos sobre la pequeña mesa— ella tiene algo especial. Y créeme, necesita mucho amor. No creo que yendo de hogar sustituto en hogar sustituto lo reciba.

Por siempre, mi LunaWhere stories live. Discover now